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Un grupo de jóvenes procedentes de seis países europeos lleva meses devanándose los sesos para localizar al menos el destello verde que indica la ubicación de la salida de emergencia, y parece que, al fin, se les ha escuchado gritar “¡Eureka!”.
Pfff, creía que había resucitado.
En Huelva teníamos a un músico mítico llamado Macaco, el hijo de la Macaca, propietaria del kiosco en la puerta de las Teresianas. Murió a mediados de los 90, el mismo día que otro artista, el Tari de Huelva.
El Macaco de ahora no les llega ni a los tobillos a estos grandes músicos, precursores de los grupos perroflautas en los 80 y enormes gritadores contra los fosfoyesos en la primera fiesta ecologista de Huelva allá por los 80.
Todo se repite. No se si eso es malo o bueno.