Si hay algo que se tiene que saber de mí es, que pienso que la hamburguesa es la piedra angular de todo nutritivo desayuno y que he perfeccionado tanto mi técnica de masajes en los pies, que apenas hago cosquillas.
En menéame desde junio de 2018
menéame
Empecemos, ah,!el viejo truco de confundir la crítica del contexto con la condena del acto. Nadie niega que un bully se ría. Lo que se discute es si la risa, esa que nace del ingenio, del absurdo o incluso de la tragedia, debe pasar por aduanas morales antes de ver la luz, como si el humor fuera una sustancia controlada.
Hablas de matices, pero a cada paso colocas al humor en el banquillo, exigiendo definiciones que no le pides ni al amor ni al miedo. Qué es humor?, preguntas. Y qué es una familia funcional? Qué es educación pública sin ideología? Y qué coño significa "hacer las cosas bien" en una sociedad sin consenso ni centro de gravedad?
La alusión a Goebbels es reveladora, porque demuestra que incluso la maldad necesita la risa para no atragantarse con su propio vómito. Pero si partimos de que todo lo que se ha usado mal merece sospecha, deberíamos quemar la imprenta, demoler los teatros y volver a la edad del garrote. Los cuchillos también cortan el pan.
No se trata de negar consecuencias. Se trata de asumir que la risa no es un dogma ni un tótem, sino una chispa. A veces alumbra, a veces prende fuego. Pero no me pidas que la someta a un comité de ética antes de soltarla, porque entonces ya no es risa: es pedagogía vestida de payaso.
Y eso, francamente, no hace reír ni a los burócratas