Más allá del drama personal de las vidas que destruye, resulta que además las casas de apuestas tienen a su alrededor un aura desagradable. En mi barrio hay una en la avenida principal y generalmente presenta mal aspecto, más suciedad en la puerta que los locales aledaños, gente con malas pintas sentados en el banquillo de justo enfrente, a veces vociferando y de mal humor, un despliegue de pantallas con vídeos llamativos que por la noche molestan la vista. En fin.
Más allá del drama personal de las vidas que destruye, resulta que además las casas de apuestas tienen a su alrededor un aura desagradable. En mi barrio hay una en la avenida principal y generalmente presenta mal aspecto, más suciedad en la puerta que los locales aledaños, gente con malas pintas sentados en el banquillo de justo enfrente, a veces vociferando y de mal humor, un despliegue de pantallas con vídeos llamativos que por la noche molestan la vista. En fin.