Pensando incluso desde una perspectiva egoísta y cortoplacista, quienes promueven o toleran recortes en servicios públicos esenciales —como la sanidad, la educación o las prestaciones sociales— no se dan cuenta de que están minando las bases del propio sistema económico del que se benefician. Al aumentar la desigualdad, están reduciendo el número de personas con capacidad real de consumo, es decir, de clientes potenciales.
#9 En el caso de trenes de eso sé bastante. Si que hay caos vivido en la red AVE —trenes bloqueados durante horas, pasajeros atrapados sin aire acondicionado y estaciones colapsadas— pero no es fruto del azar, sino la consecuencia directa de una política ferroviaria mal planificada durante más de una década, y eso no es solo de este gobierno, este está recogiendo los frutos.
Entre 2010 y 2018, bajo los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE, hasta 2011) y Mariano Rajoy (PP, 2011–2018), se priorizó la construcción de nuevas líneas de AVE como símbolo de modernidad, pero se descuidaron gravemente el mantenimiento y la modernización de infraestructuras críticas como catenarias, enclavamientos y subestaciones. La gestión del mantenimiento se fue externalizando, y se recortaron plantillas operativas de Adif, mientras se seguía inaugurando AVE a ciudades cada vez más pequeñas. Casos como el ave de Santiago, con prisas por inaugurar sin implementar las medidas de seguridad necesarias son el máximo exponente.
A partir de 2018, con la llegada del gobierno de Pedro Sánchez (PSOE), comenzó una etapa de mayor inversión en corredores estratégicos (Mediterráneo y Atlántico), y entre 2022 y 2025 se licitaron contratos por miles de millones de euros para renovar sistemas eléctricos, reforzar la seguridad y adaptar la red a la liberalización ferroviaria. Todos estos datos se pueden consultar en las licitaciones que son públicas.
Pero estas inversiones, aunque importantes, llegan tarde: las infraestructuras clave han estado años al límite, sin atención, y hoy colapsan cuando se exige más de ellas, especialmente con la entrada de nuevos operadores como Ouigo e Iryo.
Mientras Renfe, Ouigo, Adif y el Gobierno cruzan acusaciones, la responsabilidad de fondo es estructural: es Adif, como gestor de la infraestructura, y el Ministerio de Transportes (bajo los gobiernos de PP y PSOE), quienes debieron anticipar este escenario con una política de inversiones sostenida, equilibrada y técnica, no basada en gestos políticos o competencia sin preparación. El gobierno actúal ha sacado las licitaciones pero estás tardan en adjudicarse, por los tiempos necesarios, y tardan años en realizarse porque suelen ser obras de gran calado. Lo que está claro es que están invirtiendo en el bien común, no recortando.
Si el dinero deja de fluir tan fácilmente hacia los activos estadounidenses (bonos del Tesoro, bolsa, tech…), lo buscará en otros refugios confiables: Europa, Canadá, Japón o incluso India podrían captar más inversión internacional. También países del Sudeste Asiático o América Latina con estabilidad relativa y estructuras legales abiertas. Igual que tras el Brexit hubo ganadores inesperados en la UE (Irlanda, paises Bajos y Francia ganaron inversión y empleo gracias al traslado de muchas empresas financieras) y tras los aranceles de Trump hubo un desvío de fábricas a Vietnam o México, ahora podríamos ver una reconfiguración del mapa financiero global. El capital no desaparece: simplemente busca otras puertas abiertas.
#275 Que haya corrupción en España, nadie lo niega. De hecho, se debe combatir con firmeza, porque las cifras —aunque variables— apuntan a un coste estructural significativo. Ahora bien, usar esto como excusa para justificar o minimizar las exigencias de Trump en política europea es caer en una falacia de distracción.
La corrupción en España debe abordarse desde dentro, mediante reformas institucionales, transparencia y rendición de cuentas. Pero lo que plantea Trump —exigir un 5% del PIB en gasto militar— tiene una intención política clara: presionar a Europa a reorientar sus prioridades geoestratégicas y, de paso, beneficiar su industria armamentística. Es una jugada de política exterior, no un consejo de buena gestión presupuestaria.
Además, Trump no es precisamente un modelo de lucha contra la corrupción o de respeto democrático. Su acercamiento reciente a ciertos partidos europeos y su intento de influir en la política interna de la UE muestra que hay una estrategia de penetración ideológica que nada tiene que ver con mejorar la eficiencia del gasto público en España.
Resumiendo, sí a combatir la corrupción. No a comprar sin crítica el discurso geopolítico de un líder extranjero que tiene su propia agenda. Una cosa no quita la otra
El PIB de España en 2024 ronda los 1,5 billones de euros (1.500.000 millones). Por tanto, el 5% del PIB serían unos 75.000 millones de euros al año. Actualmente, España destina alrededor del 1,3% del PIB a defensa, es decir: Gasto actual: ~20.000 millones € Aumento necesario para llegar al 5%: +55.000 millones €. para conseguir 55.000 millones extra habría que hacer algo como:
- Subir impuestos masivamente: IRPF, IVA, Sociedades, etc.
- Recortar varias partidas a la vez, lo que generaría conflictos sociales.
- Endeudarse aún más, algo difícil bajo las reglas europeas.
- Eliminar subsidios, ayudas, y congelar salarios públicos.
Eso si que es hacerlo pagar
#47 parece más una propuesta improvisada sobre la marcha. Los porcentajes y límites pueden ajustarse, pero la progresividad del impuesto ha demostrado ser efectiva. Realizar un recorte fiscal tan agresivo conllevaría una caída tan drástica de los ingresos públicos que podría desencadenar una crisis económica profunda, incluso un colapso financiero del país. Esto ya sucedió con la ex primera ministra británica Liz Truss cuando anunció recortes fiscales combinados con un aumento del gasto público, lo que provocó una fuerte inestabilidad en los mercados y su dimisión. Propuestas que suenan bonito, pero que no están estudiadas a fondo, y no se piensan las consecuencias.
#43 pues lo que no entiendo es porqué se le baja millones de euros a los que mas ganan, esa propuesta no tienen sentido. . A los asalariados se les baja unos cuantos euros y a los millonarios miles y miles de euros. Luego sanidad privada y educación privada.
#37 Durante la Transición (1975–1982), murieron entre 500 y 700 personas por causas relacionadas con la violencia política y se calcula que hubo más de 30.000 huelgas entre 1975 y 1980. No fue una guerra, pero sí un periodo con terrorismo, represión y extrema tensión social. No solo fue una cuestión de política internacional.
#19 Parece una simplificación justa, pero en realidad es una rebaja fiscal para los ricos, un recorte encubierto al Estado del Bienestar y una forma de hacer que la clase trabajadora pague más por otros medios.
#7 Un veterano lo decía claro: cada generación tiene que pelear por sus derechos. Hoy muchos jóvenes no son conscientes de que si no se movilizan, perderán lo que otros consiguieron con esfuerzo: condiciones laborales dignas, jubilaciones justas, protección frente al despido… Nada de eso es eterno. Ahí están los jubilados, que han estado saliendo a la calle a defender sus pensiones, luchan por sus derechos desde hace años y aún continúan.
Una barbaridad. Subir el mínimo de 50 a 250 trabajadores para tener comité de empresa es dejar sin representación a la mayoría de las plantillas en este país. Sin comité no hay defensa colectiva, ni negociación de condiciones, ni apoyo frente a despidos o abusos. Esto es recortar derechos laborales en toda regla para facilitar que las empresas hagan y deshagan sin oposición. Un paso atrás de décadas. Pero bueno, es la libertaz que la gente quiere.
El asesinato de Isaac Rabin no solo fue un crimen político, sino una advertencia trágica del peligro que suponen los fanatismos y los pensamientos únicos. Rabin, que había pasado de ser un líder militar a un defensor del diálogo con los palestinos, representaba una oportunidad real de paz. Su muerte a manos de un extremista judío opuesto a cualquier concesión, demostró que los extremismos —como los del fascismo o cualquier forma de intolerancia ideológica— no construyen, solo destruyen. Cuando se impone la idea de que solo hay una verdad, un camino, una patria sin el otro, el desenlace es siempre el mismo: el enfrentamiento. La historia nos lo recuerda una y otra vez.
#86 Alicante siempre ha sido una tierra donde se ha hablado valenciano. Históricamente, el valenciano ha sido la lengua propia del territorio, especialmente en la ciudad antigua y en las comarcas del entorno. Sin embargo, a partir de los años 60, con la fuerte inmigración llegada de otras partes de España, el castellano ganó presencia en la ciudad.
Hoy en día, Alicante es una ciudad bilingüe, donde conviven el valenciano y el castellano. Aunque es cierto que el uso social del valenciano no es mayoritario en todos los barrios, basta con acercarse a los barrios tradicionales o al entorno rural para escuchar cómo aún se mantiene viva la lengua. Además, elementos culturales profundamente ligados a la identidad alicantina —como el himno regional, canciones populares como “La manta al coll”, o celebraciones como les Fogueres— son en valenciano. Y eso no es casualidad, sino reflejo de una raíz lingüística y cultural clara.
Alicante no es una ciudad "castellana" en sentido lingüístico exclusivo; es una ciudad valenciana y bilingüe. Negar esa realidad es simplificar su historia y diversidad. Ver y respetar ambas lenguas es tener una mirada amplia y fiel a lo que realmente es Alicante.
Ahora en Fogueres de San Joan en Alicante pasaremos de cantar
La manta al coll i el cabasset
mos n’anirem al Postiguet
La manta al coll i el cabasset
mos n’anirem, mos n’anirem al Postiguet
Arreando xim‑pam‑pum.
Arreando xim‑pam‑pum.
A cantarla asi,
La manta al cuello y el cestito
nos iremos al Postiguito
La manta al cuello y el cestito
nos iremos, nos iremos al Postiguito
¡Arreando, tiri-tri-tram!
¡Arreando, tiri-tri-tram!
Porque de toda la vida Alicante ha sido castellana.
En España llevamos años sin una política de vivienda pública. La construcción de VPO prácticamente ha desaparecido, y buena parte del parque público se ha vendido a fondos privados o ha pasado al mercado libre. Con sueldos bajos y alquileres desorbitados no hay manera de emanciparse ni acceder a una vivienda digna.
Aunque las competencias en materia de vivienda son autonómicas, muchas comunidades no están actuando con la urgencia ni la ambición necesarias. La falta de coordinación nacional agrava aún más el problema. Mientras tanto, el mercado está completamente privatizado y dominado por la especulación, lo que impide cualquier estabilización de precios.
Otros países europeos han demostrado que tener un parque público amplio y estable sí funciona. En Austria o los Países Bajos, el 20% de las viviendas son públicas o sociales, lo que permite controlar los precios y garantizar el acceso. España apenas supera el 2%.
En España, la gestión de los grandes problemas como la vivienda, la educación y la sanidad está en manos de las Comunidades Autónomas, mientras que el Gobierno central establece la normativa básica que deben seguir. Cuando gobierne la derecha en España, veremos la nueva normativa básica y los posibles cambios que adopten las autonomías, especialmente teniendo en cuenta que la mayoría están también en manos de la derecha. Ya hemos visto el camino que marcan: que los problemas se regulen solos, con sanidad privada, colegios y formación profesional privados, y sin regular nada la vivienda.
#137 Ximo gestionó medianamente bien, el mayor desafío que tuvo fue el Covid y fue de las gestiones autonómicas mas valoradas por la ciudadanía. Pero el voto en clave nacional que habia en ese momento y el descontento con uno de sus socios, compromis, en zonas de habla Castellana, consiguió que cayera por muy poco. La mayor caída que tuvo fue en la provincia de Alicante, a pesar de ser la Generalitat que mas dinero trajo del presupuesto, que siempre se queda en Valencia.
El cambio de gobierno en la Generalitat Valenciana, con la salida de Ximo Puig y la llegada de Carlos Mazón, ha sido un auténtico desastre. La gestión de Mazón está encontrando un rechazo generalizado en toda la Comunitat, y parece que no hay rumbo ni proyecto claro para sacar adelante nuestra tierra. Lo preocupante es que este cambio en la Comunitat Valenciana suele anticipar lo que pasa a nivel nacional, como un espejo de la política de España. Si Feijóo llega a la Moncloa sin un programa electoral sólido y con la misma falta de ideas que demuestra Mazón aquí, no nos espera nada bueno. Valencia va siempre un paso por delante, y ojalá sirva de aviso de lo que puede pasar con Feijóo y compañía. Después de la DANA, la gente en la Comunitat tiene más claro que nunca que quiere volver a una política donde se trabaje y no donde se grite