Una sola pregunta envenenada planteo: ¿Por qué Oiza y otros tantos arquitectos del MoMo jamás vivieron en esos "maravillosos" edificios que "vendían" como "obras maestras"?
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El artículo es sencillamente genial, salvo que seas una de esas personas que aún viven bajo el yugo de lo políticamente correcto y siguen pensando que los arquitectos y urbanistas son una especie de benefactores de la humanidad cuando la inmensa mayoría (no digo que no sean azuzados por promotores y políticos sin escrúpulos) no son sino una especie de superegos superreconcentrados que diseñan para sentirse bien sin importarle un carajo la miseria que esa mierda de arquitectura y esa mierda de urbanismo provocan en las vidas de millones de personas.
Por otra parte, me he reído mucho viendo tanta necedad reconcentrada en algunos comentaristas que creen que si alguien critica el comunismo dictatorial es porque está defendiendo el fascismo-capitalismo por ejemplo de la España del sádico Franco.
En suma, que no puedo decir ya más que ¡SATÁN ES MI SEÑOR! (Y Le Corbusier su profeta)