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A Fabiola no le ha ocurrido ni una, ni dos, ni tres veces. Le han escrito proponiéndole tríos, orgías, ir a clubs liberales, fiestas privadas en barcos y “otras historias para no dormir”. “Cuando dices que no una y otra vez, argumentando que tienes pareja o que no es eso lo que buscas, siempre intentas ser cordial porque no sabes hasta que punto esas personas pueden ejercer influencia sobre otras personas, lo cual al final puede repercutir en tu proyecto. Como yo, me imagino que muchas han estado o están en ese punto”, supone.
“Los inversores específicamente, y muchos otros en general, ven a las personas mayores como si estuvieran limitadas, incapacitadas o simplemente no estuvieran a la altura de la tarea. Nada podría estar más lejos de la realidad”. “Se nos ha hecho creer que los emprendedores senior no van a tener éxito, que solo tienen ideas y estrategias anticuadas. Eso es idiota”, critica el CEO de PulpWorks, de 66 años de edad. Asegura que las personas mayores se han convertido en “’el daño colateral’ de nuestra cultura juvenil y eso es muy desafortunado”.
A Fabiola no le ha ocurrido ni una, ni dos, ni tres veces. Le han escrito proponiéndole tríos, orgías, ir a clubs liberales, fiestas privadas en barcos y “otras historias para no dormir”. “Cuando dices que no una y otra vez, argumentando que tienes pareja o que no es eso lo que buscas, siempre intentas ser cordial porque no sabes hasta que punto esas personas pueden ejercer influencia sobre otras personas, lo cual al final puede repercutir en tu proyecto. Como yo, me imagino que muchas han estado o están en ese punto”, supone.
“Los inversores específicamente, y muchos otros en general, ven a las personas mayores como si estuvieran limitadas, incapacitadas o simplemente no estuvieran a la altura de la tarea. Nada podría estar más lejos de la realidad”. “Se nos ha hecho creer que los emprendedores senior no van a tener éxito, que solo tienen ideas y estrategias anticuadas. Eso es idiota”, critica el CEO de PulpWorks, de 66 años de edad. Asegura que las personas mayores se han convertido en “’el daño colateral’ de nuestra cultura juvenil y eso es muy desafortunado”.