#14 Hola, soy la autora del artículo. Este cuadro (que a algunos sorprende por su pequeño tamaño) estaba destinado al disfrute exclusivo de su dueño e invitados a su casa. Por eso las tablas no eran muy grandes, se colocaban en alguna estancia a la vista y accesibles para poder ser contempladas de cerca en un espacio doméstico. Bastaba con que el código de colores fuese el acordado entre pintor y cliente, aunque en este caso, además, ambos eran amigos y personas cultas conocedoras de la simbología de su tiempo y la clásica (es muy probable que la cita de Ovidio estuviese ya en el marco original, era costumbre de Van Eyck hacer ese tipo de cosas).
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#18 Huy El Bosco. Si sólo fuese la lechuza.. Su odio visceral a la música (o a los músicos) es causa de mucho entretenimiento admirando (y mirando) sus cuadros. Lo maravilloso de los Primitivos Flamencos es que fueron una generación de transición, aparentemente cercana por ser renacentistas, pero envueltos aún en el misticismo y el alma medieval.