Cuando nace una niña en la India, la alegría no siempre reina en el hogar. Algunas sufren el rechazo de la familia, e incluso, esta falta de apoyo se extiende a las madres, a quienes se culpa del nacimiento de las pequeñas. Ser niña se entiende como una carga económica para los padres, que han de pagar una dote elevada cuando se casan, "pese a que la legislación prohíbe la dote desde el año 1961", recuerda la Fundación Vicente Ferrer (FVF). En un país donde más del 34% de los habitantes -unos 349 millones de personas de un total de 1.028- vive con menos de 0,80 euros al día, las familias intentan casar a sus hijas cuando aún son niñas. El papel de la mujer india en la sociedad se relega así a un segundo plano, supeditado a la voluntad del hombre: primero, del padre y los hermanos; luego, del marido.
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KANTHAMMA está casada con su primo. Tiene tres hijas (la mayor está casada) y un hijo. Su marido enfermó y ella se encarga de sacar adelante a la familia, gracias al cultivo de arroz, cacahuetes y árboles frutales. La Fundación Vicente Ferrer le ayudó a adquirir una vaca, "que le ha proporcionado una fuente de alimentación y de ingresos". Vende la leche de la vaca y aprovecha los excrementos del animal para producir biogás o adobo para los campos de cultivo, que también vende, indica la organización.