Los tres últimos años de Aznar confirmaron lo que venía viéndose en los anteriores pero no podía hacer. Fue una dictadura enmascarada bajo el "ordeno y mando" que supone una mayoría absoluta (mala para cualquiera). En esos tres años, Aznar se dedicó a hacer que todo su partido votase como él quería cada una de las decisiones que había que tomar en el parlamento (y si no era así se imponían sanciones al diputado o incluso podían llegar a expulsarle), sin escuchar absolutamente a nadie. Hoy, el expresidente se dedica a hacer lo mismo: Decir lo que le da la gana (lo que retrata su verdadera forma de pensar) sin escuchar a nadie, e intentar influir en distintos gobiernos por encima de sus competencias y de las leyes (véase el caso de México, en el que apoyó abiertamente la candidatura de Calderón). Parece ser un hombre con demasiada necesidad de poder.
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Los tres últimos años de Aznar confirmaron lo que venía viéndose en los anteriores pero no podía hacer. Fue una dictadura enmascarada bajo el "ordeno y mando" que supone una mayoría absoluta (mala para cualquiera). En esos tres años, Aznar se dedicó a hacer que todo su partido votase como él quería cada una de las decisiones que había que tomar en el parlamento (y si no era así se imponían sanciones al diputado o incluso podían llegar a expulsarle), sin escuchar absolutamente a nadie. Hoy, el expresidente se dedica a hacer lo mismo: Decir lo que le da la gana (lo que retrata su verdadera forma de pensar) sin escuchar a nadie, e intentar influir en distintos gobiernos por encima de sus competencias y de las leyes (véase el caso de México, en el que apoyó abiertamente la candidatura de Calderón). Parece ser un hombre con demasiada necesidad de poder.