Arrrghhhh!
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"La letra con sangre entra" parece ser el mantra de las ingenierías y es llevado desde la dificultad inherente a algunos conceptos técnicos hasta el absurdo de las cuotas de aprobados como indicador de calidad.
En mi caso, con los años y la distancia, he hecho las paces con Industriales. Comparto muchos de los males que se comentan por aquí y en su día generé litros de bilis. Sin embargo, la enseñanza que más profundo arraigo es la siguiente: Hay conceptos (durante la carrera y luego durante la vida) que están por encima de mi capacidad. Simple y llano. No soy lo suficiente (inserte aquí su adjetivo) para hacer ciertas tareas.
No se entienda esto como pensamiento fatalista ni de rendición, más bien como honestidad para con uno mismo que implica replantear la situación a fondo. Subir, si es posible, al siguiente nivel de super saiyan y volverlo a intentar.
Para mi yo estudiante post-adolescente esta realidad fue un mazazo que a punto estuvo de dar al traste con mi autoestima. Sin embargo, con los años me ha ahorrado muchos tropiezos siendo honesto con mis capacidades.