Yo añadiría la T2 de Barcelona. Desde que se construyó la T1 (3.000 millones, aquí ya hablamos de dinero de verdad) la T2 se ha convertido en fantasma, las tiendas y cafeterías han cerrado,...
y lo peor de todo, tenía capacidad de sobra para todos los vuelos que pasan por Barcelona.
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Una de las explicaciones podría venir de que el presidente de AENA , Juan Ignacio Lema, compatibilizó durante meses la presidencia de AENA con un puesto en el consejo de una constructora (San José) a la que se concedieron obras millonarias en esta ampliación (durante esos meses en que simultaneó cargos).