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La tensión en la central nuclear de Fukushima no agota la imaginación de los científicos. El problema siguen siendo los reactores nucleares que, aunque parados, no se enfrían ni a tiros. Agua marina, nitrógeno líquido... Nada sirve para bajarles los humos y evitar la tan temida fusión. Por eso los técnicos japoneses han decidido recurrir al armamento pesado: refrigerarán el núcleo exponiéndolo a la glacial presencia de... ¡las dependientas del Zara!