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Uno de los temas que más duelen a la corporatocracia, porque les da en uno de sus pilares y sustentos más potentes, el monopolio de nuestra energía. Ya está bien de que nos tengan esclavizados, reteniendo estas patentes y eliminando los pocas webs o vídeos explicativos sobre la construcción de estos dispositivos. A pesar de que hay mucho bulo y muchos científicos ponen el grito en el cielo con las leyes de la termodinámica, os aseguramos que la energía libre no es ficción, y si no tiempo al tiempo. La información y el amor se abren camino…
A pesar de la que hay montada en el mundo y de toda la parafernalia que cada día más acelerada y descaradamente sigue perpetrando la élite para seguir con sus planes parece que nos cuesta salir del letargo y enterarnos de lo peligrosa que es la obediencia ciega. El Juego de la Muerte es un documental impactante que sigue a 80 personas que se presentan voluntarias para participar en el piloto de un nuevo concurso de televisión y que, sin saberlo, están participando en un experimento similar a los que Stanley Milgram realizó en Yale.
Uno de los temas que más duelen a la corporatocracia, porque les da en uno de sus pilares y sustentos más potentes, el monopolio de nuestra energía. Ya está bien de que nos tengan esclavizados, reteniendo estas patentes y eliminando los pocas webs o vídeos explicativos sobre la construcción de estos dispositivos. A pesar de que hay mucho bulo y muchos científicos ponen el grito en el cielo con las leyes de la termodinámica, os aseguramos que la energía libre no es ficción, y si no tiempo al tiempo. La información y el amor se abren camino…
A pesar de la que hay montada en el mundo y de toda la parafernalia que cada día más acelerada y descaradamente sigue perpetrando la élite para seguir con sus planes parece que nos cuesta salir del letargo y enterarnos de lo peligrosa que es la obediencia ciega. El Juego de la Muerte es un documental impactante que sigue a 80 personas que se presentan voluntarias para participar en el piloto de un nuevo concurso de televisión y que, sin saberlo, están participando en un experimento similar a los que Stanley Milgram realizó en Yale.