ALMERIA NO ES ANDALUCÍA!!!! El día que algún movimiento recoja este sentir que la mayoría de almerienses compartimos (venid y preguntad, venid), a la Junta se le cerrará el grifo de dinero que son los invernaderos y la bio-industria almeriense (que es una barbaridad del PIB andaluz).
También os invito a buscar en google "Andalucía Oriental" y ya veréis la sorpresa... Sevilla nos la jugó pero bien a las provincias orientales, y 40 años después lo pagamos caro.
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Francamente, lo único que percibo en esta entrada es parte de ese odio visceral que se le tiene a la izquierda. No consigo atisbar, no obstante, si en algún momento su autor se sintió de "izquierdas" y se decepcionó, o si directamente odia a al izquierda por las razones x, z o y.
En cualquiera de los casos, me gustaría matizar dos cosas:
1.- Balones fuera (o por qué se tiende a decir que "la culpa es de otros"). Supongamos -e insisto: supongamos- que realmente existe un conglomerado poderes del estado/económicos/sociales que tienen por objetivo anular cualquier atisbo de oposición a lo que son sus ideas y su hegemonía actual (plasmadas perectamente en PP/C´s y PSOE en alta medida). Supongamos, de igual modo, que controlan los medios de comunicación escritos y televisivos. Si yo tuviera todo ese poder, y quisiera usarlo, teniendo en cuenta la época en la que vivimos, la mejor manera que tendría de desacreditar a mis rivales sería poniéndolos a la defensiva. Ya está, tan simple como eso.
Mediante la propagación de una idea continua, unánima, proveniente incluso de fuentes "progresistas" (aka La Sexta), yo puedo hacer que mis rivales deban gastar la mayor parte de su tiempo en defensa y autojustificación que en programa y actividad pura. Es una técnica de márketing muy vieja, y funciona. No hay nada que fastidie más al ciudadano común, en el 5 de posición ideológica del CIS que ver a un grupo de políticos diciendo "mira que malos son ellos que os intentan manipular diciéndoos mentiras sobre mí, que lo hago bien en realidad" y etc. etc.
Eso me cabrea incluso a mí, que narices.
A eso le sumas (suponiendo siempre, claro) la ocultación y minimización de los pufo propios, consigues el efecto contrario: la no-victimización, no-acusación y el todo-funciona-bien, que gusta, auqnue sea por no causar disgusto. Es sencillo.
2.- El valor del contexto cultural (o por qué vivimos en una sociedad posmoderna, nos guste o no). El hecho de que continuamente se haga crítica a Garzón, Iglesias, Errejón o quienquiera que haga una crítica al sistema, porque "se van a categorías abstractas que no existen en realidad y así normal que no les voten" es que no ha hecho la más ínfima lectura crítica de sociología, psicología, ciencia política etc. De nuevo, simple y directo. El contexto lo define TODO, aunque este autor no tiene problema en reconocerlo en la época de post-guerra y URSS pero lo desprecia radicalmente para el presente.
Recomendaría a este respecto una interesante lectura acerca del "Fin de la Historia" de Francis Fukuyama, y sobre todo de la gran literatura que a la postre ha dado lugar. Y recomiendo todavía más el tema de la fobia a la ideología que existe en nuestra sociedad occiental. Por aplicar al tema que nos trae entre manos: el discurso de Garzón molesta porque habla de "clase social", "lucha de clases", "relatividades, identidades abstractas" y "sentimientos". Y eso es ideología (marxista para ser exactos). Lo que molesta no es que la izquierda realice análisis falsos y autocomplacientes, es que, sencillamente, realice análisis en otros términos no dominantes. SI Garzón diera (hipotéticamente hablando) con la teoría definitia socio-política y con las soluciones perfectas a todos los problemas, os lanzaríais a su yugular por fantasma, atrevido, fanfarrón y clasista antes que parar a analizarla críticamente, preguntar de dónde priviene, cómo ha surgido, etc. etc. etc.
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Afortunadamente, la condición 1 no se da en nuestro país (sic), la prensa es libre, no favorece a ningún partido naranja, y convivimos sumergidos en un ecosistema mediático plural en continua competencia (igual que en el sector eléctrico), y en general se suele despreciar a las personas tipo 2 en todo bar que se precie, porque amamos los análisis sosegados, heterodoxos y contextualizados en este país nuestro.
Lanzar balones fuera es una solución cómoda y muy fácilmente impugnable, pero primero habría que preuntarse:
1.- ¿existen las condiciones para una información sana y no manifiestamente sesgada?
2.- ¿Existe la posibilidad real de una debate social acerca de según qué medidas en el que puedan primar las propuestas e ideas a la burda propaganda y desacreditación?
3.- ¿queremos que todo partido de izquierda se vuelva un PSOE mas, o estamos dispuestos a confrontar nuestros prejuicios e ideas inculcadas a fuego por nuestro contexto sociocultural?