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A estas alturas para poca gente es desconocido el hecho de que Extremadura es un destino de primer orden para practicar el birding, con una proyección internacionalque ha dejado de ser un viejo potencial anhelado para convertirse en una realidad incontrovertible. La diversidad de hábitats y el excelente estado de conservación de gran parte de su territorio permite la observación de una asombrosa variedad y cantidad de aves, entre las que encontramos algunos de los últimos reductos europeos de águila imperial ibérica, buitre negro o cigüeña negra. Además, la presencia masiva de invernantes como la grulla (más de 120.000 en el último censo regional), la asombrosa comunidad de aves esteparias como avutardas, sisones y gangas, la sorpresa de las diecinueve ZEPA urbanas declaradas por la presencia de cernícalo primilla, y la no menos sorprendente diversidad de aves acuáticas en las cuencas del Tajo y el Guadiana con especies tan escasas como avetoros y avetorillos, calamones o charrancitos, componen junto a la impresionante biodiversidad de la dehesa, eje vertebral de nuestros biotopos, un crisol avifáunico difícilmente igualable en el viejo continente.Por eso hemos pensado que recopilar un puñado de puntos de observación a lo largo y ancho del territorio extremeño que recojan esa variedad de posibilidades era una buena idea, una forma de explicar que al margen de la meca del birding que resulta ser nuestro parque nacional de Monfragüe hay múltiples opciones para disfrutar de esta actividad. Desde luego no están todos los que son, pero damos fe de que los que están no decepcionan y para demostrarlo ofrecemos toda la información necesaria para acceder hasta ellos junto a las especies potencialmente avistables en los mismos; esperamos de veras que sea de vuestro interés y, sobre todo, que lo disfrutéis. Extremadura, birding at its best! 01 Embalse de BorbollónDormidero en invierno de cormorán grande, gaviota reidora y sombría, grullas, ánsares y variedad de anátidas. Colonias de cría de garcillas bueyeras, garza real y cigüeña blanca. Recorrido a pie por la orilla desde el punto recomendado.02 Mirador del chorro de los ÁngelesColonia de buitre leonado y muladar cercano. En cimas, bosque y matorral carbonero garrapinos, collalba gris, escribano hortelano, bisbita campestre, acentor común y currucas. También aguililla calzada, gavilán y azor. Acceso por pista forestal desde carretera de Ovejuela.03 El AnilloA orillas del embalse de Gabriel y Galán, excelente para observar grullas y gaviotas entrando a sus dormideros, gansos, anátidas, cormorán grande y águila pescadora en periodo invernal. Colonia de buitre negro al norte del embalse. Acceso por pista asfaltada.04 Puerto de HondurasPunto de observación óptimo para especies en migración por su altitud y situación. Además águila real, roquero rojo y solitario, pechiazul, colirrojo tizón… y durante la subida aves forestales en castañares y robledares. Acceso por la CC-102 desde Hervás.05 Mirador del chorrero de la VirgenEn la reserva natural Garganta de los Infiernos, enclave idóneo para observar buitre leonado, águila real y halcón abejero. También aves forestales como azor, arrendajo, oropéndola, pito real... y en las aguas mirlo acuático. Acceso a pie desde centro de interpretación....→ Descargar folleto turístico y puntos de información
El origen de las dehesas se remonta probablemente a entre cuatro y cinco mil años, en los periodos Neolítico y Calcolítico, cuando el territorio hoy conformado por este hábitat estuvo ocupado por hombres y mujeres dedicados a labores agrícolas y ganaderas, coincidiendo también con el desarrollo del fenómeno megalítico y la aparición de menhires y dólmenes.
By LaruinagraficaEl origen de las dehesas se remonta probablemente a entre cuatro y cinco mil años, en los periodos Neolítico y Calcolítico, cuando el territorio hoy conformado por este hábitat estuvo ocupado por hombres y mujeres dedicados a labores agrícolas y ganaderas, coincidiendo también con el desarrollo del fenómeno megalítico y la aparición de menhires y dólmenes. Precisamente en uno de estos conjuntos de dólmenes, el de Lagunita en Santiago de Alcántara, provincia de Cáceres, se encontró durante una excavación fermento de cebada, lo que nos invita a pensar no solo que ya fabricaban cerveza sino que probablemente para hacerlo cultivaban buenas extensiones de este cereal. Para ello debieron clarear el bosque mediterráneo original, lo que probablemente se vería favorecido además por las incipientes prácticas ganaderas de aquellos embrionarios modelos de organización social.Las dehesas son por lo tanto un tipo de hábitat antrópico, originado y mantenido durante milenios por la acción del ser humano con el fin de favorecer la producción de pasto y bellotas para su aprovechamiento agrícola y ganadero, además de madera, corcho, leña, carbón, caza, setas y otros productos silvestres como espárragos trigueros, cardillos, aromáticas, etc., siendo probablemente el modelo más antiguo de gestión forestal sostenible que conocemos. Tienen una densidad de árboles muy variable compuesta de quercíneas como encina (Quercus ilex subsp. ballota), alcornoque (Quercus suber), roble (Quercus pyrenaica) y quejigo (Quercus faginea) o por una mezcla de ellas, aunque en Extremadura las más habituales son las dos primeras, especialmente las de encina. Dispersos entre ellas aparecen piruétanos (Pyrus bourgaeana), majuelos(Crataegus monogyna) y un mosaico de matorrales de especies del género Cistus, Genista, Cytisus o Retama, pastos y zonas de labor, complementado con regatos estacionales y charcas ganaderas o pequeños embalses que generan una gran biodiversidad.En cuanto a la fauna que albergan, se mezclan en ellas especies presentes en áreas abiertas con medios forestales, zonas húmedas, afloramientos rocosos o matorral: rapaces como el milano real (Milvus milvus), milano negro (Milvus migrans), águila calzada (Aquila pennata), culebrera europea (Circaetus gallicus) o búho real (Bubo bubo) entre muchas otras y la destacable presencia de invernantes como la grulla (Grus grus). Entre los paseriformes la alondra totovía (Lullula arbórea), cogujada montesina (Galerida theklae), alcaudón común (Lanius senator), currucas (Sylvia spp.) o rabilargo (Cyanopica cyanus) y mamíferos como el turón (Mustela putorius), la gineta (Genetta genetta) y el conejo (Oryctolagus cuniculus). También anfibios y reptiles como la rana común (Pelophylax perezi), el lagarto ocelado (Timon lepidus), la lagartija ibérica (Podarcis hispanicus) o la culebra lisa meridional (Coronella girondica) y un sinfín de especies de insectos.Sin embargo este paraíso medioambiental que ha sido además un modelo de sostenibilidad de rotundo éxito a lo largo de los siglos está actualmente en peligro: la enfermedad conocida como la “seca” que mata miles de árboles centenarios cada año es la punta del iceberg que amenaza a este hábitat de alto valor natural y a sus habitantes. En efecto, el patógeno Phytophthora cinnamomi, un Oomycetes o pseudohongo causante de la llamada podredumbre radical, es uno de los principales responsables de la seca de los árboles en la dehesa; el mismo patógeno que causa la tinta del castaño y puede infectar hasta mil especies vegetales distintas. Pero lo cierto es que hay mucho más, puesto que para mantener una dehesa en buen estado deben controlarse también su carga ganadera y sus pastos, mantener la rotación tradicional de los animales, practicar podas no agresivas y principalmente prestar atención el regenerado de los árboles que mueren -lo que se hace en muy pocos casos-, en definitiva, una gestión cotidiana que indudablemente supone gastos. El debate se establece ahora en su rentabilidad, que muchos defienden que es nula ante la subida de estos gastos mientras el precio del ganado y de otros de sus productos se mantiene o incluso baja, aunque hay numerosos casos conocidos que demuestran lo contrario con dehesas bien gestionadas, sostenibles y perfectamente rentables. Lo cierto es que se necesita un buen número de hectáreas de dehesa para que su explotación sea viable y aquí entramos en el problema de la distribución de la tierra, que en aquellos casos en los que recae sobre manos privadas, la mayoría en realidad y con grandes extensiones, depende de la sensibilidad o intereses de cada propietario, mientras que en los que lo hace en modo comunal como las dehesas boyales, son los ayuntamientos y sus propios administrados quienes deciden qué modelo de gestión aplicar, y desgraciadamente no siempre están de acuerdo en cuál es el idóneo.Seguir leyendo
Hoy os recomendamos nuestra ruta circular para visitar todos los conjuntos históricos de la provincia de Badajoz en coche o moto: track con puntos de interés, material gráfico descargable y muchos kilómetros de diversión. Fortalezas, palacios, iglesias, conventos, museos y plazas con sabor popular... Las doce localidades declaradas Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico son las niñas bonitas de la provincia. Doce conjuntos históricos donde lo tienes todo, un verdadero mosaico patrimonial y vital para viajeros astutos.
El origen de las dehesas se remonta probablemente a entre cuatro y cinco mil años, en los periodos Neolítico y Calcolítico, cuando el territorio hoy conformado por este hábitat estuvo ocupado por hombres y mujeres dedicados a labores agrícolas y ganaderas, coincidiendo también con el desarrollo del fenómeno megalítico y la aparición de menhires y dólmenes.
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