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La Casa Real tiene un amplio control sobre múltiples actividades de este país. Pero existe una cosa que no logran controlar: el nombre de las cosas. Sobre todo cuando se trata de bautizar barcos. Que Juan Carlos sea el patrón de un velero llamado "Bribón", pues no me parece demasiado apropiado. Pero resulta que su hijo Felipe patronea una embarcación llamado "Aifos", que al parecer es Sofía escrito al revés, pero que coincide con el nombre de una de las principales empresas implicadas en el escándalo de corrupción de Marbella.
Deja en evidencia, de manera sorprendente, las declaraciones politizadas de un príncipe de la Iglesia.