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Muchos alimentos han sido injustamente demonizados en las últimas décadas. De todos, el huevo se ha llevado la peor parte. Pocos preguntan cuántos cereales son admisibles. A pesar de que el huevo es claramente superior a los cereales, por muy integrales que sean. Desayunar Kellogg’s o galletas cada mañana nos parece normal, pero un revuelto de huevos diario se percibe como una amenaza para el corazón. Nada como buen marketing para no ver lo evidente.
El azúcar es un buen negocio. Las grandes empresas que controlan la industria alimentaria dependen del azúcar para aumentar sus beneficios. Saben que más azúcar en sus productos genera más dinero en sus bolsillos. En un artículo reciente en La Razón, una “experta” habla de las bondades del azúcar, y nos regala joyas informativas como estas: “el azúcar tiene importantes propiedades“, “es imprescindible para el desarrollo de las funciones cognitivas y la actividad física”. Veamos ahora lo que dice la ciencia de verdad.
La FESNAD (Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética) publicó recientemente su nuevo consenso sobre las grasas y aceites (documento). Hablé de ellos en otras ocasiones, y entiendo que no debe ser fácil ofrecer una visión objetiva de la alimentación cuando tu financiamiento depende de patrocinadores como estos. Concretamente, esta publicación sobre grasas y aceites está financiada por Unilever, el principal productor mundial de margarina, y se nota.
La idea de que perder peso rápido genera un terrible efecto rebote es la principal excusa que muchos nutricionistas argumentan contra la pérdida rápida de peso, pero ¿es cierto? Estudios, revisiones y metaanálisis indican que una pérdida rápida inicial está asociada a mejores resultados a largo plazo. El efecto rebote es real y se origina por la respuesta de los sistemas de regulación del peso corporal, pero no aumenta por usar un enfoque más agresivo al principio de la pérdida de peso. La clave: el aporte correcto de nutrientes esenciales.
Quizá el mejor ejemplo de inteligencia nutricional innata viene de un antiguo estudio con niños que acababan de dejar la leche materna. Durante 6 años se les dejó comer lo que quisieran, en cualquier cantidad. Nunca habían estado expuestos a comidas procesadas ni habían visto comer a los adultos, para evitar comportamientos por imitación. Podían elegir entre 34 alimentos. Después de 6 años comiendo libremente, su salud era excelente. Todos crecieron adecuadamente y no había ningún caso de sobrepeso.
Estamos cableados para prestar más atención a lo negativo que a lo positivo. Cuando vivíamos en un mundo salvaje, esta estrategia tiene sentido. En el mundo actual, es una fuente de problemas y ansiedad. Los medios explotan nuestro sesgo negativo. Las noticias que alertan de catástrofes captan nuestra atención más que las noticias positivas. Ninguna ONG ha recaudado mucho dinero mostrando que las cosas están mejorando. Durante siglos, los pesimistas han acaparado los titulares, a pesar de que los optimistas han acertado con más frecuencia.
Estos artículos son interesados. Claro, hablan sobre comer comida de verdad, sin aditivos, sin azúcares, sin conservantes, minimizando hidratos que, como demuestran los últimos estudios, son los responsables de enfermedades como diabetes y problemas cardíacos... Pues sí, son interesados, al menos en mejorar la salud de las personas a coste cero, porque comer bien no cuesta mucha más que comer mal.