#0 ¡Gracias! Me lo apunto para verlo cuando tenga tiempo.
Me parece oportuno recordar que esta gente llenaba estadios (en este caso la plaza de toros de las ventas) durante los años 80, mientras que los grupillos de la movida, como Alaska y compañía, apenas reunían a unas 300 personas en una sala. Esto lo escuché decir a Juan Herrera, el de Humor Amarillo.
Es curioso cómo la crítica musical ha intentado siempre reescribir la historia basándose en prejuicios y afinidades personales. Me recuerda también a cuando se puso de moda el trap como “la nueva música de los chavales”, y luego una encuesta en institutos reveló que la mayoría de los adolescentes ni siquiera sabían qué era eso del trap.
Conviene no olvidar que la mayoría de los críticos musicales pertenecen a una clase media-alta y rondan la mediana edad.
"Lo verdadero es el todo. Pero el todo es solamente la esencia que se completa mediante su desarrollo. De lo absoluto hay que decir que es esencialmente resultado, que sólo al final es lo que es en verdad, y en ello estriba precisamente su naturaleza, que es la de ser real, sujeto o devenir de sí mismo. [...]"
No recuerdo dónde lo leí, pero alguien comparaba la búsqueda de la felicidad con la del sueño para un insomne: cuanto más desesperadamente intentas alcanzarlo, más se aleja. Hasta que llega ese punto en que ya te da todo igual, son las seis de la mañana, el cuerpo está rendido, la mente en blanco y justo entonces, cinco minutos antes de que suene el despertador, te quedas dormido.
#3 Es que imagino a los historiadores del futuro, si es que hay futuro, viendo mierdas como esta y pensando: "pero qué cojones les pasaba por la cabeza??"
Hagamos de este un mundo mejor: guillotina para todos ellos.
No en serio, yo pienso que a partir de cierta cantidad, pongamos que un millón de euros, el deseo de tener más debería considerarse patológico. Que necesidad??
#19 Que no le ves ninguna ventaja?? Para empezar carecen de la ansiedad de pensar en algo que aun no ha sucedido. No tienen miedo a ser castigados por entidades invisibles: espiritus, dioses o instituciones financieras. No saben lo que son los números por lo que no se pueden endeudar, ni tener hipoteca...para mi todo son ventajas!
#31 Supongo que la habrás visto para decir qué es y qué no es. Espero que no seas de esos bocazas que hablan a partir de lo que han leido o escuchado de otros y que te hayas formado una opinión a partir de tu propia experiencia y no de la de los demás.
#23 Efectivamente. No creo que sea una película para un público que busca solo entretenimiento y en ese sentido está más cerca de Parásitos o de No mires para arriba que de los Vengadores.
Yo la vi y me gustó. Está hecha para cabrear a cierto público y parece que lo ha conseguido. Se mete con los que tomaron el capitolio y con cierta derecha que se sintió identificada con el personaje. Es de esas pelis que te deja reflexionando.
#2 A mi me caía mal hasta que lo vi en el programa de Nacho Vigalondo de los felices veinte y descubrí que el Albert Serra que conocemos todos es en realidad un personaje que él mismo se ha montado para cachondearse de todo y de todos, incluyendo a sí mismo. Para quien no haya visto el programa: www.youtube.com/watch?v=vwKJyyGBWWo&ab_channel=LosFelicesVeinteenO
#1 A ver, el fundó la banda, le puso el nombre, buscó al resto de miembros y fue el principal compositor de los primeros dicos. Sobrevalorado, sobrevalorado...no lo veo eh.
Me parece oportuno recordar que esta gente llenaba estadios (en este caso la plaza de toros de las ventas) durante los años 80, mientras que los grupillos de la movida, como Alaska y compañía, apenas reunían a unas 300 personas en una sala. Esto lo escuché decir a Juan Herrera, el de Humor Amarillo.
Es curioso cómo la crítica musical ha intentado siempre reescribir la historia basándose en prejuicios y afinidades personales. Me recuerda también a cuando se puso de moda el trap como “la nueva música de los chavales”, y luego una encuesta en institutos reveló que la mayoría de los adolescentes ni siquiera sabían qué era eso del trap.
Conviene no olvidar que la mayoría de los críticos musicales pertenecen a una clase media-alta y rondan la mediana edad.