#26 ¿Quién asegura que esas canciones que interpretas y que dices que son tuyas son, efectivamente, tuyas? ¿Las has registrado legalmente? ¿Tú has compuesto letra, música y arreglos? ¿Has determinado el porcentaje que corresponde a cada cual en el caso de que seáis varios los titulares? ¿Has indicado si tú mismo vas a ejecutar los derechos de tus obras?
A ver si el que no lo entiendes eres tú...
#24 Muy poquito. Anualmente, y depende del año, ingreso en derechos de autor unos 2.000€ (hago pocos bolos, ya me gustaría hacer más...). Esos ingresos se registran como rendimientos del trabajo y tributan a Hacienda.
#23 Son dos conceptos distintos: caché y derechos de autor. Taylor Swift tiene un caché de X euros (eso es algo fijo que paga el promotor o quien la contrate). Después, por la interpretación de canciones (propiedad intelectual, mercancía capitalista, patentes...) a los titulares de la autoría de la canción les corresponde un porcentaje sobre la recaudación total (las entradas). Las entidades de gestión de derechos suelen proponer un porcentaje (en España, el 10%), pero el artista podría exigir más (o menos). Probablemente Taylor Swift no sea la única titular de los derechos de todas las canciones que interpreta en directo (composición, arreglos...). La SGAE (o la entidad que sea) se encarga de repartir los derechos económicos entre todos los titulares.
No falla. Noticia sobre SGAE y la gente a ladridos sin aparentemente tener ni idea... A ver, así rápido, el derecho a la propiedad intelectual y a su explotación económica es un derecho que recoge nuestra legislación (RD 1/1996) y la SGAE es una entidad que actúa en nombre de sus socios para gestionar el cobro de esos derechos económicos derivados de la explotación comercial.
Como cualquier mercancía, el artista pone precio a su creación y el mercado (que se regula solo o eso me han dicho) determinará si es un precio adecuado. De nuevo, la SGAE se limita a gestionar lo que por ley le corresponde al creador, como un producto capitalista más, como una patente.
La SGAE reclama en nombre de Taylor Swift porque la SGAE es socia de otras entidades de gestión de derechos de autor de otros países (por cierto, hasta hace poco la SGAE ha estado apestada del concierto internacional de entidades de gestión por el pasado turbulento..., pero esa es otra historia). Que Taylor Swift no necesite esos dos millones no significa que sean menos suyos. Decía Saramago que él renunciaría a los derechos de autor cuando el panadero le diera el pan gratis todas las mañanas...
Pero está mucho más guay decir SGAE es mala, es la inquisición, e ir de progre porque tienes el spotify pirata, descargas los libros de epublibre e instalas stremio para ver pelis. #1#3#15 y otros.
#61 El musical es fantástico, pero una patada a la historia (cosa muy legítima). El problema viene, en mi opinión, cuando se confunde una obra artística con una fuente historiográfica. Lo puedes ver si te apetece en Disney Plás.
#12 Pero aquí vemos el musical "Hamilton", donde no hay mención alguna a la intervención española en la independencia de Estados Unidos -y eso que está escrita por un boricua-, y nos creemos que es una clase de historia.
#3#2 A mí no me gustó demasiado la historia, pero su prosa, la forma precisa de juntar palabras en español, me pareció -y me sigue pareciendo- brillante y única.
#33 Si España fuera un Donut, Madrid no existiría y Albacete tendría una playaaaaaa...
(Es la letra de una canción que me has recordado con tu comentario).
#15 Si catalogas a la Xbox 360 -por la mención al error del Red Ring of Death- como moderna, es que tienes ya una edad, querido meneante...
PD. A mí me salió ese error dos veces. Las dos veces Microsoft me envió otra.
#50 En efecto. ¿Por qué no va a poder reorganizarse el estado? Habrá a quienes el desarrollo de las autonomías les parecerá fantástico, a otros (entre quienes me incluyo) no tanto.
Ahora no están en condiciones de plantear una reorganización del estado de ese calado, pero quizá sí que puedan plantearlo (y conseguirlo) en un futuro.
#34 Muchas gracias. Tiene pinta de que con un B2 de competencia digital no voy a ser capaz de sacarlo... Exploraré otras alternativas para intentar no depender de Google Docs.
Justo ayer estuve explorando la opción de adaptar Libreoffice al trabajo en línea colaborativo. La propia página de The Document Foundation indica que puede hacerse, aunque no estén involucrados en su desarrollo ni ofrezcan apoyo alguno. ¿Algún meneante que lo haya probado y comparta su experiencia? ¿Es factible hacerlo para alguien con una competencia digital equivalente, más o menos, a un B2 de idiomas?
#13 Uy, uy, qué blasfemia... El penúltimo disco de Bowie, The Next Day, es un discazo absoluto y Blackstar, el último y grabado ya enfermo, no es un mal disco tampoco.
(Evidentemente esto va por gustos, filias y fobias personales).
#3 Pero ¿quién necesita leer el artículo en Menéame? Con un titular sensacionalista, una entradilla en sintonía y un primer comentario marcando el "La" para la orquesta es más que suficiente.
Leer el artículo... Habrase visto...
(Conste que no la he votado sensacionalista. No suelo usar ese voto).
Espero que esta persona no pierda su trabajo por publicar en redes sociales lo que le da la gana. ¿Reparte octavillas de FEJONS y Vox junto a la entrada al museo? No lo hace. Que diga en sus redes sociales lo que le dé la gana y defienda lo que le dé la gana. ¿Por qué no iba a hacerlo?
Claro que es chocante la contigüidad y el contraste entre lo que defiende y donde trabaja, pero no por ello debiera ser despedido.
Meneo, sí, pero por un momento, tras leer el titular, me he emocionado al pensar que se refería la confección de un calendario escolar -esto es, la determinación de días lectivos y de descanso- de forma científica, preocupándose por los tiempos de esfuerzo y descanso de los estudiantes y sin atender a fiestas religiosas que, a menudo, entorpecen el calendario científico.
#37 Con dos paquetes de gofio te basta y te sobra para otra pandemia y dos guerras mundiales más.
(Sí, odio el gofio porque de pequeño me obligaron a ponérselo a las lentejas, ¡a las lentejas, por Dios!).
A ver si el que no lo entiendes eres tú...