Los trampantonis se quieren sacar una propina de fin de temporada de la clienta honesta a la que quisieron estafar. Estos trincaninis van siempre con el mismo patrón: publicidad cansina, parafernalia innecesaria, mucha palabrería pseudo servicial, productos reguleros con presentación recargada y control férreo de las redes sociales. Pero llega un cliente y les da con todo lo gordo en medio del moñeco de internetini. Del mercado al principio de Vara de Rey apenas hay una docena de negocios que se han mantenido en el tiempo año tras año, el resto son trincalapastaycorre de libro. Mucho está durando este chino con ínfulas en el callejón del pis. Si queréis vivir tranquilos no les reseñéis que os cobran catorce veces el precio del agua respecto al chino que tienen a cien metros.
Los italianos en Ibiza y Formentera son una puta plaga, entre los atracatori como este payaso, los blanqueatori de la mafia, los charlabarati para ambientar a sus nativos y los chiclomotori haciendo el gilipollas por las carreteras, degradan la calidad de vida y seguridad pública de las islas hasta un límite inaguantable.
Como sigan los incendios sin apagarse solos, al final van a obligarles a subir el sueldo y contratar más asesores, gran ponpols y policías rurales, para meter en cintura a tanto protestón.
Bendodo, el violador irresponsable de la prosa Al mezclar la acepción delincuente, Bendodo busca difamar, escandalizar y desviar la atención de los hechos, culpabilizando a terceros.
Un ventorrero acusando y difamando a los que salvan a la gente que ellos condenan. Tiene que estar muy afectada personalmente está mujer para prácticamente decir que: además de inútiles, hijos de puta.
Si necesitas que te arranquen una muela y te llenen el hueco con otra sacada de una bolsa tras ser donada por algún paciente anterior o por una cabra o un asno, sí, puede ser interesante.