Aqui en Chile los españoles la tuvieron pesada, el pueblo araucano o mapuche ofreció resistencia sin fin, el libro español La Araucana da cuenta, en formato épico, las avatares de las innumerables batallas q enfrentaron a ambos pueblos guerreros.
Los mapuches no tenían un inka, un cabeza central, para eventos de amenaza colectiva elegían un Toqui o cacique que lideraba las batallas.
Las estrategias de guerra de Lautaro, un toqui mapuche, son estudiadas en academias de guerra alrededor del mundo. De ellos viene el grito de guerra "Marichiweu" ó "un hombre muere diez se levantan".
Pero además de fieros y libres tenían un concepto extraño del guerrero, casi antropológico, durante la batalla existía el grito o casi invocación al propio espíritu "E inche kaiché" ó "Hombre permaneceré !!!" en oposición a los tótems o dioses animales de diversos pueblos nativos del mundo.
Gracias a los españoles que permitieron a mi pueblo originario llevarse al ejercicio espiritual cúlmine de la guerra.
Portada
mis comunidades
otras secciones
#56 ,de hecho se calcula que el grueso de la población chilea tiene solo un 40% de sangre americana, eso lo tengo clarísimo.
Se dice que a Chile llegaba (quizá los priomeros 100 años) no el comerciante ni el letrado, sino el soldado o el de caracter marcial, precisamente a buscar la aventura de la batalla. Pronto araucanos adoptaron el caballo y se habrán hecho de armas de fuego en el camino. No estoy defendiendo la paridad de éstas batallas, solo digo que hay todo un cuento épico, al menos así se enseña en las escuelas.
Quizá es en el fondo para reafirmar la identidad nacional, pero debe haber sido muy emocionante con los acentos graves de guerra q debe haber tenido por supuesto.
Hay muchos relatos, como cuando Pedro de Valdivia fue finalmente apresado por los araucanos en el sur de Chile, fue apresado en un bosque después de días de persecución y estrategia, los mapuches (araucanos) comieron el corazón de Valdivia, honrando de alguna forma la gallardía que veían en su enemigo.
O cuando una india, Fresia, arrojó a los pies de un cacique vencido y empalado, el hijo mutuo, reprochándolo por haber sido vencido, eran bravas éstas indias.
Eso es lo que quise rescatar, no hacer un análisis técnico de la disparidad de fuerzas ni los motivos éticos o no éticos. Debe haber habido momentos de gran entusiasmo, emoción y esfuerzos sobrehumanos en esas batallas.