Que una periodista le meta las cabras al corral al PP y VOX día sí y día también, no dice nada bueno de la clase política. La representante del PP bien podía salir de un after a las 7 de la mañana porque se comporta igual. Que pena y que asco de gentuza.
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El panorama de la justicia española es absolutamente desolador. Un erial de honestidad y ética, además de una abyecta cueva de prevaricadores.
No exagero. SÓLO EN ESTA NOTICIA están implicados 4 presuntos delincuentes. Veamos:
1. El juez corrupto Salvador Alba, delincuente reconocido por la justicia, que fue vocal del CGPJ y presidente del Tribunal Superior de Justicia de Canarias. Íntimo de uno de los mayores despojos humanos que han pasado por la política, el megacorrupto en grado extremo, José Manuel Soria, exministro de Fomento.
2. El fiscal jefe de Las Palmas, Guillermo García-Panasco, abriendo diligencias sin tener que hacerlo por venganza hacia Rosell por haber abierto diligencias por los delitos de corrupción que cometió su mujer. Una delincuente de manual, como muchas de las que engrosan esa organización delictiva que es el PP.
3. La fiscal de Delitos Económicos, Evangelina Ríos que conspiró contra Victoria Rosell en connivencia con Salvador Alba en claro uso del perjuicio de una encausada en un evidente delito de prevaricación.
4. El juez de la Sala Segunda de la Audiencia Nacional, Manuel Marchena que taimadamente no cerraba el caso contra Victoria Rosell en espera de que se volviera a activar si se presentaba como candidata por Podemos. Operación frustrada tras publicarse la escandalosa grabación del juez Salvador Alba fabricando pruebas contra Victoria Rosell. Este degenerado judicial era además el que iba a presidir el CGPJ. Maniobra que se fue al carajo por el bocazas de Cosidó, que se le fue la pinza por whatsapp largando aquello de controlaremos la sala segunda del supremo por detrás que es, precisamente, donde está ahora mismo se encuentra este “presunto delincuente de prevaricación”.
La conclusión es obvia. No hay mayor proporción de soplones, espías, prevaricadores, delincuentes, conspiradores, delatores, instigadores, golpistas, ultraderechistas, amotinados, informadores, totalitarios, sediciosos, sublevados e incluso criminales en ninguna otra profesión de este país que la observada en la justicia.