Hace justo ocho años, en el verano de 2017, una convocatoria de la extrema derecha estadounidense en la localidad de Charlottesville, Virginia, se convertía en una batalla campal entre grupos neonazis y manifestantes antirracistas. Bajo el lema ‘Unir a la derecha’ (Unite the Right), los supremacistas blancos pretendían demostrar su capacidad organizativa en las calles, y lanzar un pulso a los movimientos antifascistas, muy activos ante la nueva oleada ultraderechista que había llevado a Donald Trump a la Casa Blanca. Las protestas se saldaron..