Todos hemos visto historias de espías en las películas, pero casi nadie las ha vivido. Hace un par de años llegó un aviso generalizado a nuestra universidad advirtiendo del creciente problema del espionaje chino en los laboratorios de investigación. Desde entonces yo no he encontrado ningún problema de ese tipo, pero este verano mi amiga Bea me contó un caso que había pasado en su propio laboratorio, así que le pedí el favor de que escribiera una entrada para el blog.
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