El panorama es desolador: las elites árabes, en vez de intentar un arreglo justo o al menos estable para Palestina, minan la estabilidad de Oriente Medio. Ciertos países árabes no ahorran esfuerzos para respaldar la estrategia militar de Israel. Especialmente gravosa es la postura de Egipto: no hace nada por negociar ni abrir, por razón humanitaria, el paso de Rafah, cuya competencia tiene. Decadencia ideológica, moral y cultural que excede, ya es decir, la penosa degradación de autoritarismo, subdesarrollo económico y oscurantismo intelectual.