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¿Por qué me pasa esto a mi?

¿Por qué?

Porque eres hijo de la resignación y nieto de la envidia, porque no había más remedio, porque no somos nada, porque qué le vamos a hacer.

Porque no hay rencor de clase como el rencor a la clase propia, porque te azora tu infancia, te avergüenza tu padre y te abochorna tu abuelo, porque saliste de la nada para acabar en la nada, pasando por la nada y aspirando a la nada.

Porque fuiste vicedelegado del parvulario, vicedefensa central del equipo de tu barrio, vicesecretario de la comunidad de vecinos y serás vicemuerto.

Porque nunca te llega el día de mañana, porque piensas en futuro y obras en pasado, porque hipotecaste el presente al 14% y tienes dos avisos de embargo.

Porque eres solidario, interactivo, versátil, multimedia y funcional, porque te han impactado, porque lees con prisa y bebes sin pausa, porque las únicas letras que tienes son las que debes, porque te manifiestas pero no te pronuncias, porque las cosas son como son.

Porque eres feo y colaboras, porque tienes cara de que no, porque te tratan de usted los niños y de tú hasta los ujieres, porque tienes tanta mano izquierda que tienes dos.

Porque eres progresista en la calle, conservador en casa y franquista en la cama, porque tienes el título enmarcado, la póliza enmarcada, el contrato enmarcado, la polla enmarcada.

Porque si tú supieras, porque lo oíste por ahí, porque dijo el otro, porque pensó el otro, porque al final tuvo que hacerlo el otro, porque no te comprenden, porque no te apoyan, porque no te valoran, porque hay que ver.

Porque el que tiene, tiene, porque la ley es para todos, porque ser rico no es malo si se sabe repartir, porque ser pobre no es malo si se lleva con dignidad, porque eres pobre como el que es rubio, pobre como el que es negro, pobre como el que es tonto y plastifica el diploma.

Porque tu bandera es la miseria, tu himno la desidia, tu pendón el abandono, tu estandarte la decadencia, porque eres como los pozos, que a más te quitan más grande eres, porque tu orgullo es tu vida, porque tu vida está en venta y aún tiene el cuajo de maldecir al que la compra.

Porque esto no tiene arreglo, porque éramos pocos y parió la abuela, porque este año tampoco juegas la promoción, porque cogiste la sífilis en un water, porque haber jugado un décimo.

Porque hoy por ti y mañana por mí, porque arriero eres, porque siempre son los mismos, porque todos los tontos tienen suerte, porque tú lo merecías más, porque si tuvieras dos tetas.

Porque resulta que entonces, porque no te lo vas a creer, porque efectivamente no te lo crees, porque así está montada la cosa, porque es otro el que la monta. 

Porque aguantas hasta siete y sin sacarla, porque ella no lo sabe y otra no hay, porque sales derrapando del garaje, porque no ves con las gafas pero te quedan muy bien.

Porque a Brahms le falta ritmo, porque lo dijo la ONU, porque te hiciste insumiso y no te hicieron un héroe, porque te hiciste la mili y no te hicieron un hombre, porque te hiciste objetor y no te hicieron ni caso.

Porque piensas globalmente y no actúas puntualmente, porque por una vez no pasa nada, porque pasaste de largo, porque pasaste de todo, porque pasó lo que tenía que pasar.

Porque mañana mismo empiezas, porque cuando tengas tiempo, porque de este año no pasa, porque en cuanto te jubiles, porque pudiste haber hecho, porque pudiste haber sido, porque crees que estás de vuelta cuanto sólo estas devuelto, porque si llegas a saberlo, porque manda cojones, porque vaya por Dios.

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The Wire: la importancia del gris

The Wire: la importancia del gris

"La belleza es blanca y la mentira es negra, pero ni la primera puede hallarse, ni la segunda puede combatirse si uno no está dispuesto a sumergirse con honestidad en los grises".

Así definía David Simon, creador de The Wire, la obra magna de la HBO.

Con The Wire descubres que se puede hacer una serie en el que uno empatiza con los personajes de una forma innegociablemente progresiva y entiendes que esa es la única forma honesta de crear conexiones profundas entre el espectador y la trama.

Te sumerges en un mundo donde no hay ni un resquicio de negror o blancura. Hay miles de tonos en la trama, pero todos son grises.

Es una serie compleja, en la que cuesta entrar, pero eso, precisamente, es lo que la hace única. Acostumbrados a productos televisivos que te enganchan de forma inmediata, David Simon exige al espectador un esfuerzo profundamente honesto; el de estrechar lazos con los personajes como se estrechan con los amigos en la vida: "Uno jamás confía en una persona que acaba de conocer, ¿por qué debe hacerlo con un personaje?", esa es la máxima que Simon ha mostrado en Treme. The Wire o Generation Kill. La de tratar al espectador con un respeto reverencial. Y eso es lo que hace que McNulty u Omar se queden contigo para siempre.

The Wire no es solo la serie que cambió para siempre las series, es un universo atemporal, lleno de violencia y odio en el que uno puede encontrar, de forma tan inexplicable como lógica, una enorme placidez y comprensión.

En un mundo cada vez más burdo y homogenizador, donde la inmediatez está acabando con la verdad, pocas cosas son más necesarias que regresar a la obra cumbre de la HBO.

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MALEMÁTICAS LIV: cuando el verificador no verifica nada

MALEMÁTICAS LIV: cuando el verificador no verifica nada

Publica Newtral un artículo sobre la marcha en bolsa de las principales tecnológicas donde, un medio que se publicita como verificador de informaciones, come un error garrafal, al indicar que la cotización de Facebook ha caído ¡más de un 200%!. El error me imagino que ha ocurrido al confundir la cantidad final como la inicial y calcular los descensos como si fueran un aumento. Yo he obtenido los datos de cotizaciones con la función HISTORIALCOTIZACIONES de Excel e incluso así no me cuadra el dato de Amazon. Lo cual me indica que puede que el error de cálculo no haya sido para todas las compañías.

El gráfico correcto sería:

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El jefe intervencionista

El jefe intervencionista

Llevo desde los 25 años trabajando en todo tipo de empresas. Siempre, absolutamente SIEMPRE, ya sea con alguien que trabaja contigo o con un cliente, te vas a encontrar a UN JEFE INTERVENCIONISTA.

Generalmente mediocre, el jefe intervencionista es incapaz de delegar y precisa dar/imponer su opinión. Esa pulsión intervencionista suele aparecer, además, cuando el proyecto marcha viento en popa. A veces es una sola palabra, otras veces es un volantazo de 180º. Sea lo que sea, es un palo en la rueda que logra hundir todo el proyecto, la tormenta de mierda perfecta, un puto agujero negro que con efecto ventosa se traga todo lo que merecía la pena y expulsa megatoneladas de mediocridad.

En serio, es casi un milagro de la naturaleza comprobar como una persona tan desprovista de talento es capaz de, con un pequeño gesto, con una sola palabra, derrumbar un puto Tah Mahal. Diría que es casi BELLO, si no fuese tan DOLOROSO.

Necesita sentir que hace algo, que las cosas ocurren PORQUE EL QUIERE, cuando realmente, todo lo bueno que ha ocurrido en su empresa ha sido A PESAR DE ÉL.

El jefe intervencionista no solo carece de cualquier tipo de talento (por eso es jefe) sino que, además, sufre un selecto pero profundo Asperger, que le ayuda a ser el único en percibir, lo que es una ridícula y antológica metida de remo, como un consejo transgresor, vanguardista, brillante.

La última característica del jefe intervencionista es, probablemente, la más importante y es la que le permite dormir tranquilo por las noches. Consiste en que cuando el proyecto fracasa estrepitosamente (99,9% de los casos), incapaz de sobreponerse a los devastadores efectos de su puto intervencionismo, el líder retromongolo saca a relucir un delirante arsenal de tóxicas justificaciones infantiloides que logran focalizar la culpa sobre todos los que trataron de salvar el proyecto de la insufrible mediocridad de sus "sugerencias" (aka IMPOSICIONES).

El jefe intervencionista no solo está en las empresas. Está en aquellos lugares en los que se decide tu vida, tu cultura, la educación, tu futuro y el de tus hijos y tus nietos. Su función es esencial: proponer estrategias que provoquen incendios descomunales, desastres que ayudan a incentivar el talento de todos aquellos que tienen que vivir con las consecuencias de sus desatinos.

Que sí, que es cierto que el mundo entero está lleno de jefes intervencionistas, pero si hay un país que destaca por su cantera, ese es el nuestro. Y mientras otros países y empresas crecen a través del I+D+i y de la formación, aquí, en España, un gran porcentaje del crecimiento proviene de resolver las cagadas de los que dirigen compañías, bancos y ayuntamientos.

Ya lo dijo Jose Luis Cuerda: "Aquí, si eres imbécil, solo tienes dos salidas antagónicas: la más absoluta de las intrascendencias o dirigir, y comprenderá usted que hasta un imbécil sabe que es mejor un buen sueldo que vivir en la calle"

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Compañeros de terraza en diciembre

Diciembre, y también enero y febrero, son los peores meses, en el hemisferio norte, para observar bichos pequeños. Aún con estos inviernos suaves que ultimamente estamos teniendo, insectos, arácnidos y otros bichos de pequeño tamaño prefieren un tiempo más benigno para salir a pasear. A pesar de todo, y en una ciudad tan densamente poblada y contaminada como Barcelona, si te paras un rato a observar los acabas encontrando. Ayuda que en tu terraza o balcón tengas plantas, y ayuda también que alguna todavía esté florecida. Aunque la flor ya esté mustia y de retirada, si es lo único que encuentran los insectos que liban acabarán por venir. Mejor eso que nada.

A ésta primera la tenía lozalizada desde hace días, es más, había intentando fotografiarla anteriormente pero las condiciones de viento y luz no me lo habían permitido. Al fotografiar con un móvil, necesito que se conjunten muchos milagros para que salga una toma aceptable y más, de una arañita que se encuentra suspendida sobre su hilo en medio de la nada porque me cuesta horrores que el móvil entienda donde quiero que se enfoque. Al fín hoy he podido tomar una fotografía válida inaturalist-open-data.s3.amazonaws.com/photos/248081819/large.jpeg . Se trata de una Zilla Diodia, no es que yo sepa de arañas, ni realmente de nada, es que la ia de inaturalist me ayuda con la identificación y además luego se suman a corroborar otras personas de la comunidad que sí saben de arañas. La zilla diodia adulta mide de 2 a 3 milímetros, es realmente chiquita, y pertenece a la superfamilia de las arañas tejedoras, no todas las arañas tejen telas. Ésta, además, es la única del género Zilla que puedes encontrar en la península ibérica así que, si la llegas a identificar hasta género puedes apostar que si está en la península se trata de una Diodia. Fue identificada por primera vez en 1802 por Walkenaer. Habita en toda Europa continental, aquí su mapa www.inaturalist.org/taxa/486472-Zilla-diodia y es cazadora, espera pacientemente que alguna presa quede enredada en su tela. Hay otras tres especies de Zilla, pero esta, es la más común de observar.

Hace un par de días me di cuenta que habían eclosianado huevos de caracol en mi terraza porque vi varios caracolillos diminutos, también de 2 o 3 milímetros préndidos por las paredes. Pude hacerme con dos o tres, los pobres caracoles no son demasiado ágiles en la esquiva y me los llevé dentro de casa a la espera de que uno de ellos decidiera salir de la cáscara para hacer más facil la identificación. Al fin, uno de ellos, salió a explorar y pude fotografiarlo con el móvil desde una posición cómoda. Aquí está inaturalist-open-data.s3.amazonaws.com/photos/247216680/large.jpeg . Le puse una judia verde que tenía para que se sintiera más acompañado. Aquí una foto para ver su tamaño real inaturalist-open-data.s3.amazonaws.com/photos/247216710/large.jpeg . Seguramente se trata de una cria de cornu aspersum el vulgar caracol europeo de jardín. Caracoles y babosas son los únicos moluscos que se aventuraron a cambiar el mar por la tierra firme. Es originario de Europa pero a día de hoy puedes encontrarlo en todos los continentes, fuera de Europa se considera plaga. Este tipo de caracol es hermafrodita, tiene órganos sexuales masculinos y femeninos, pero necesitan a un compañero con quien aparearse. Cuando lo hacen se fecundan el uno al otro. Los humanos nos comemos este tipo de caracol y desde tiempo de los romanos se ha criado también en cautividad. Dentro de su género, los Cornu, encontramos otras tres especies, siendo las otras tres mucho más esquivas que ésta.

Y ya dentro de los insectos, decir que tengo una palma infectada de cochinillas. Si los anteriores bichejos eran pequeños estos ya son diminutos y mi mejor foto creo que es ésta inaturalist-open-data.s3.amazonaws.com/photos/247964091/large.jpeg , no llega ni al milímetro así que me doy con un canto en los dientes por haber logrado sacarla. Sólo me he atrevido a identificarla como un miembro de la superfamila de los insectos escama (las Coccoidea), hay hasta 8000 especies diferentes de cochinillas y no tengo ni repajolera idea sobre cual es la mía. En todo caso me están comiendo la planta entera y toca eliminarla.

Estos tres últimos días también se han acercado y he podido fotografiar a tres voladores. La primera de ellas inaturalist-open-data.s3.amazonaws.com/photos/247963980/large.jpeg me atrevo a decir que se trata de una Ancitrocerus gacella, una de las especies dentro de la subfamilia de las avispas alfareras y albañiles. Dentro de su género, el de las Ancitrocerus, hay más de 50 especies, pero creo que se trata de una gacella, que es una de las más comunes. Se distribuye por toda europa y parte de norte américa. Se trata de una avispa alfarera porque construye su nido con barro. los machos no pican, no todas las avispas pican, y la picadura de las hembras no es dolorosa.

La segunda es una mosca, concretamente una mosca de las flores inaturalist-open-data.s3.amazonaws.com/photos/247963858/large.jpeg Las moscas de las flores, a diferencia de sus parientes más conocidas, son realmente bonitas. Esta preciosidad es una Eupeodes corollae y se trata de un ejemplar macho. No es la única mosca que se camufla de abeja/avispa , lo hace para que la dejen tranquila pero es totalmente inofensiva.

Y por último otra mosca, la espectacular Eristalinus taeniops, aka mosca tigre inaturalist-open-data.s3.amazonaws.com/photos/247984402/large.jpeg . También es una mosca de las flores. Sus ojos rallados son los que la hacen así de espectacular. La encuentra prácticamente en todos los continentes. Es también inofensiva y se alimenta del nectar de las flores, como la anterior. Normalmente una manera de distinguir las moscas de abejas y avispas son sus ojos, los de las moscas acostumbran a ser de mayor tamaño y a ocupar prácticamente toda la cabeza del insecto.

Este artículo tiene su origen en este otro www.meneame.net/story/cazar-pokemons-inaturalist y, su finalidad es promover la curiosidad y las ganas de observar a tu alrededor entre los meneantes. Me he convertido en un inaturalista totalmente iluminado y, como es habitual, a uno les gusta compartir aquellas aficiones con las que disfruta.

* Níngún animal, salvo las putas cochinillas, ha sufrido daño alguno a la hora de elaborar este artículo.

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Ya gobierna la lista más votada en un Ayuntamiento cuando no hay acuerdo

Ya gobierna la lista más votada en un Ayuntamiento cuando no hay acuerdo

Sorprende la propuesta de Feijóo de que en los ayuntamientos gobierne la lista más votada porque eso ya existe en la normativa española sobre la elección de alcalde. El artículo 196 de la LOREG lo dice bien claro: "Si ninguno de ellos obtiene dicha mayoría es proclamado Alcalde el Concejal que encabece la lista que haya obtenido mayor número de votos populares en el correspondiente municipio. En caso de empate se resolverá por sorteo". En un ayuntamiento nunca puede haber bloqueo en la elección de alcalde, si un candidato no obtiene la mayoría absoluta de los votos de los concejales, es elegido alcalde el concejal que encabece la candidatura más votada. Que gobernase la lista más votada independientemente de que hubiera otro candidato que concitase una mayoría absoluta de votos altenativa, iría contra el más elemental principio democrático.

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Consejos para ir segura

Si no vive un hombre en tu casa, compra unos zapatos masculinos y déjalos en la puerta. También vale una correa o arnés de perro grande. No publiques fotos de tu casa o calle en redes sociales. No contestes a la puerta si estás sola.

No salgas si está oscuro. Si tienes que salir camina alejada de las paredes. Y de los arbustos.

Sé poco interesante: no te vistas demasiado llamativa. Lleva los cascos puestos para no tener que interactuar con nadie.

Deja dicho adónde vas, con quién y cuándo volverás. Si te viene a recoger una cita, manda un wasap a tu familia con la foto del coche, mejor si se ve la matrícula. Incluye su nombre completo si lo conoces. Quédate con la dirección si vais a su casa y mándala también si tienes ocasión.

Sal de casa con una reserva de dinero para coger un bus o un taxi y guárdala aparte. Al volver a casa, pasa de largo y vuelve atrás por si te están siguiendo.

Bien pensado, no lleves los cascos puestos para poder oír si te siguen. Tampoco importa mucho como vistas, la verdad.

Como vistas importa mucho: nunca lleves zapatos que te impidan salir corriendo.

Nunca bebas nada que no te hayas servido tú o que no hayas visto servir a un profesional. Si pierdes de vista tu bebida un segundo, descártala. No seas demasiado simpática, tampoco demasiado antipática. Pasa desapercibida.

No pases desapercibida. Bajar la cabeza te presenta como vulnerable. Camina con la cabeza alta y con seguridad.

Que no te importe parecer loca para llamar la atención. Si hay más gente y pides ayuda, hazlo describiéndolo en voz alta : «este hombre de metro ochenta delgado con perilla, tejanos y jersey verde me está molestando».

Aparca bajo una farola o, si es un párquing, cerca de las salidas y a pie de calle para no tener que usar el ascensor. Si tienes que usarlo quédate cerca del botón de ayuda para que nadie pueda bloquearte el acceso a él. Mira debajo de las escaleras. Acércate al coche en ángulo para ver la mayor parte de sus alrededores y al cogerlo mira debajo. Y en el asiento de atrás. Saca y prepara las llaves antes de llegar al coche o a tu portal. O mucho mejor: lleva siempre el llavero en el puño, con las llaves sobresaliendo entre los dedos; aunque si pasa algo asegúrate de no golpear a medio gas porque empeorarás la situación. Lo mismo con las patadas en los huevos: son solo una distracción, ve a por la nariz y los ojos después.

No luches: un agresor busca resistencia.

Lucha: un agresor busca lo fácil.

No te acerques a alguien que te pregunta algo, que alce la voz.

Lleva moño o córtate el pelo: suelto o en cola de caballo es un agarre demasiado fácil.

Bien pensado, las llaves a lo Lobezno igual es mala idea, porque se te van a clavar en la palma de la mano. Mejor coge la más larga como si fuera un puñal.

Lleva un cuchillo.

Nunca lleves un cuchillo. Hay muchas probabilidades de que empeores la situación. Mejor un spray de pimienta, pero asegúrate de entrenar en su uso y estar preparada para usarlo.

Si ocurre algo, grita «fuego» porque es más probable que alguien acuda que si gritas cualquier otra cosa. Si puedes, méate y cágate encima, y no estaría de más que aprendieses a vomitar a voluntad.

No dejes que te lleven a otro sitio. Dalo todo ahí porque estás muerta igualmente si te llevan a otro sitio.

Si alguien te da mala espina, por algo será.

Pero sobre todo no tengas miedo :)

Inspirado en este hilo.

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MALEMÁTICAS CLIII: ridículo en ABC al confundir un "a" por un "en"

MALEMÁTICAS CLIII: ridículo en ABC al confundir un "a" por un "en"

Cuenta la ínclita Rosalía Sánchez, corresponsal de ABC en Alemania, que el gobierno alemán de Scholz va a reducir el presupuesto en 445.700 millones de euros, ¡nada menos!. En realidad es mentira. Los 445.700 millones de euros no son el recorte sino la previsión de gastos para 2024. Si nos vamos a un medio alemán serio se puede comprobar:

Alguno podría pensar que es sólo un error ortográfico en el titular y que quería poner "a 445.700 millones" y ha puesto "en 445.700 millones". Pero si nos vemos al texto de la noticia, lo deja bien claro, un ahorro de 445.700 millones.

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Qué es el fanatismo. El caso Milei

Los humanos parimos ideas, las cuales mezclamos, cocinamos y aderezamos para crear así unas combinaciones que llamamos ideologías. Más tarde, una vez hemos creado nuestro nutriente intelectual favorito, por resultarnos sabroso o placentero, nos habituamos a consumirlo asiduamente. En el peor de los casos acabamos repitiendo una y otra vez, haciéndonos adictos a nuestro manjar y rechazando cualquier otro. Sin embargo, el camino al fanatismo no se asemeja a una especie de trastorno alimenticio, sino que se trata de algo mucho más complejo, puesto que es una relación de ida y vuelta. 

Creamos nuestros sistemas de ideas y les damos vida. Actúan como un virus en nuestro software social, cuya única misión es sobrevivir, reproduciéndose sin descanso. Nosotros escribimos el libro de hechizos, pero, como en las malas obras de fantasía mágica, el papel cobra vida y empieza a darnos órdenes. Al principio de forma sutil, más tarde de forma directa. Compartimos nuestro descubrimiento y formamos una comunidad. Ahora somos los adoradores del libro y necesitamos un nombre. Creamos nuestra identidad a su alrededor y empezamos a clasificar a la humanidad entre creyentes e infieles. Por fin llega el día y una epifanía se nos revela, pues el libro ya habla de forma clara y recita unos dogmas que, al principio, pueden discutirse, pero pronto se consolidan como la base de nuestra fe. Entonces ocurre la magia final, el milagro. El libro mágico, aquel caldero en el que fuimos echando nuestras ideas y las de otros en distintas proporciones, es un ser completo que nos dicta La Verdad. Ahora él nos crea a nosotros, escribe sobre nuestra piel, nos dice cuáles son las verdades fundamentales y lo equivocados o malvados que son aquellos que las rechazan. Es entonces, justo entonces, cuando ya no necesitamos más ideas porque tenemos ideología. Somos portadores de una llama que permite iluminar al mundo y quemar a los herejes. Y lo más importante: podemos preguntarle a nuestro amigo mágico sobre cualquier cosa. Nos contestará desde su verdad incuestionable y solo necesitaremos acatar sus indicaciones para conducirnos virtuosamente. 

El fanático, pues, no es otra cosa que quien se ha adscrito a una ideología, propia o ajena, hasta implicarse de tal forma que es la ideología la que le dicta a él cómo pensar. Evidentemente, las religiones tienen los ingredientes necesarios para que este fenómeno suceda, pero toda ideología puede actuar como una religión laica. En el caso de las religiones tradicionales, el creyente puede alegar que es la voluntad de una divinidad; en las religiones laicas, trata a la propia ideología como una divinidad, sorteando la evidencia de haber sido creada por los hombres al asignarle una naturaleza que es anterior o superior a su voluntad.

Cualquier tipo de ideología es capaz de adquirir sus propios fanáticos, pero voy a detenerme en señalar el caso de Milei, el personaje de moda, pues sus declaraciones muestran el ejemplo perfecto de lo que intento argumentar. Tomemos solo dos.

En 2022 protagonizó una polémica al votar en contra de un programa de tratamiento de cardiopatías congénitas en bebés. Al ser cuestionado por la razón, le bastó con respaldarse en la ideología: “Bueno, lo votamos en función del ideario liberal”. Un buen fanático no necesita más explicaciones. Si su libro sagrado dice que la intervención del Estado es siempre maligna, la regla se debe seguir pese a quien pese y tenga las consecuencias que tenga. Si algo es un pecado para nuestra fe, el tabú ha de cumplirse sin excepción. Por ello, no cabe entrar en el fondo de las consecuencias, pues nuestra ideología no puede equivocarse y es universalmente válida.

El segundo ejemplo refuerza lo expuesto. En el reciente foro de Davos se permitió afirmar, ante el estupor de los presentes, que “el fallo del mercado no existe”. Creer lo contrario es, por tanto, una herejía, y a los enemigos de la verdadera fe solo queda combatirlos. No merecen ningún tipo de argumento más. La deidad a la que adoramos no puede equivocarse. A partir de este axioma, puede interpretarse la realidad. Puede y debe. Si nuestra ideología-religión dice que el mercado debe regularlo todo y ello implica la muerte de bebés con problemas de salud, debemos aceptarlo. Olvidemos el detalle de que somos nosotros quienes creamos a los dioses, aceptemos gustosamente sacrificarnos a su voluntad. Olvidemos que fuimos nosotros quienes les dotamos de ella, quienes los imaginamos en nuestra fantasía y les supusimos la infalibilidad.

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MALEMÁTICAS CCVI: no te puedes fiar ni de las fuentes académicas

MALEMÁTICAS CCVI: no te puedes fiar ni de las fuentes académicas

Leo en The Objective una noticia sobre Muface donde se asegura que su supresión aumentaría un 266%% la lista de espera de consultas y un 115% la quirúrgica. Como tengo por costumbre comprobar todo incremento porcentual que supere 100, se ve claramente que en ambos casos se ha realizado de forma errónea: en el primer caso el incremento es de 167% (227,6/85,4=2,67); y en el segundo, del 15% (19,6/17,1=1,15). Que un medio como The Objective cometa estos errores es habitual, pero resulta que en este caso la fuente es el informe "El mutualismo administrativo: modelo predictivo sobre la elección de los mutualistas y escenarios futuros" de la Universidad Complutense de Madrid, y, lo más sorprendente, en el figura el mismo error.

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7291 Ancianos. Alguien podía haberme avisado

7291 Ancianos. Alguien podía haberme avisado

Buenas a todos.

Para quien ni les suene mi nombre, soy Perogrullo, viejo usuario de esta red social.

Como algunos usuarios saben, últimamente he estado jugando bastante con la IA que genera música, empecé con Suno, pero me he pasado a Udio porque he descubierto la manera de realizar imitaciones sorprendentemente verosímiles de grupos existentes. Concretamente me he especializado estas tres últimas semanas en imitar al grupo La Polla Records.

¿Por qué? Pues porque debido a mi edad, es un grupo que para mi representa perfectamente un sentimiento de rabia y de asco contra ciertos aspectos de nuestra sociedad, y porque siempre me han parecido capaces de realizar una crítica social de aspecto ligero pero de bastante profundidad dentro de las posibilidades que ofrece el punk.

Tras hacer unos cuantos temas que he ido enviando a la cola de pendientes, la semana pasada hice el que creo que es mi mejor tema, 7291 Ancianos, dedicado a Isabel Díaz Ayuso, consideré que valía la pena arriesgarme a votos de spam a cambio de compartirlo, recibir algo de feedback y expresarme un poco en voz alta.

El tema fue suficientemente potente como para que fugazmente llegase a portada, y luego fuese tumbado en un ataque coordinado que le metió una docena de negativos en muy pocos minutos.

Hoy me he enterado de que a través de los artículos podía haber enviado contenido propio y haberme evitado los votos de spam, que si, que llevo aquí 13 años y sigo a por uvas, pero me siento un poco bobo después de 3 semanas enviando mis cosas.

Con todo, considero que dentro de mis posibilidades, el tema es un auténtico éxito, superando con mucho mis expectativas. En cinco días tiene

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-Se me ha unido un centenar de suscriptores, casi integramente desde meneame.

Para los estándares de internet es algo insignificante, pero para mi un éxito rotundo.

Ahora algunas reflexiones analizando las estadísticas una semana después:

  • El público es un 96% masculino. Esperaba un porcentaje mayoritariamente masculino, pero no a ese nivel.
  • El 50% del tráfico proviene de Meneame, pero un nada desdeñable 20% proviene de Facebook, red social a la que yo consideraba muerta y veo que me equivocaba.
  • El rango de edad es 35-55 años.
  • Soy un tuitero lamentable, después de que me tumbasen la noticia me fastidió un poco y me propuse mover mi tema por Twitter. Después de 5 días tan solo un usuario ha interactuado conmigo, y es porque me conocía de Meneame, de hecho se ha dirigido a mi como Perogrullo cuando en esa red no utilizo ese nombre, ha sido un facepalm en toda regla. Me auguro poco futuro en esa red social, y si alguien se desenvuelve y se presta a ayudar a mover algo por ahí pues oye, muy agradecido.
  • En Reddit también soy un patán. Sin comentarios. Meneame es mi zona de confort y de aquí ya no me muevo.

Sin mas quedo a vuestra disposición para cualquier comentario, y aprovecho para dejar el enlace del tema en cuestión, ya que siendo sincero, me produce cierto orgullo. Para mi es como haber conseguido un superpoder el tener la capacidad de hacer temas que suenen a La Polla Records y más aún que uno me parezca que suena bien.

Aprovecho para agradecer a muchos de los meneantes que habeis ido dando vuestro apoyo.

Un saludo a todos.

youtu.be/UbUDfCrNCFw?si=ey4G3gcQvV8fqNcJ

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Los ucranianos invanden Rusia. ¿Pero para qué?

Los ucranianos invanden Rusia. ¿Pero para qué?

La noticia de estos días de la Guerra de Ucrania es que los ucranianos han ocupado unos 400 kilómetros cuadrados de territorio ruso, aprovechando la debilidad de las defensas en ese sector. Los combates prosiguen, y el área invadida podría aumentar aún un poco, aunque parece que la situación se estabiliza poco a poco. Todo muy épico, es cierto.

Sin embargo, con vuestro permiso, me pregunto yo una cosa: ¿qué más da si los ucranianos avanzan 30 o 50 kilómetros? ¿Qué pretenden? No hay objetivo estratégico alguno en esta operación, fuera de alimentar a la propaganda de los que pagan.

Con las tropas de que disponen, ¿a dónde piensan llegar y qué área pueden cubrir de manera efectiva? Porque al menos, los alemanes, en lás Árdenas de 1945, tenían la idea de empujar a los americanos contra el mar, aunque sabían de sobra que sólo una inmensa chiripa les permitiría conseguirlo. ¿Pero esta gente? ¿Qué idea tiene en la cabeza? ¿Tomar la central nuclear de Kursk? Me parece casi imposible lograrlo, pero aún así, supongamos que lo logran. ¿La van a volar? Eso ya pueden hacerlo ahora con un misil americano, y saben el coste que tendría.

Los alemanes pretendían llegar a Amberes y cortar el suministro americano. Era una idea descabellada, pero era una idea. Cosas más gordas les habían salido bien, como la conquista de Holanda en 1940. Estaban jodidos y había que intentarlo. De perdidos, pues al río. Vale. ¿Pero estos? ¿Qué plan tienen? ¿Abrir un nuevo frente para que no se lo abran? ¿Elegir el sitio?

A estas alturas ya parece más que claro que la estrategia rusa es de desgaste, y los ucranianos van y lanzan un buen puñado de tropas experimentadas a un frente que nadie sabe qué finalidad estratégica puede tener. Porque seguro que no están pensando en llegar a Moscú, ni en conquistar nada que no sean unas cuantas aldeas.

Puede que las razones sean políticas, o de algún otro tipo que me escape, pero a nivel militar la cosa no tiene sentido. Como cuando cruzaron el Dniéper y crearon una cabeza de puente al oto lado. Igual.

O como me decía el otro día un amigo: si tu fueses un soldado ucraniano y te mandasen invadir Rusia, ¿qué coño pensarías?

Pues eso.

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MALEMÁTICAS CCLVII: tremendo, se han duplicado al pasar de 1 a 2

MALEMÁTICAS CCLVII: tremendo, se han duplicado al pasar de 1 a 2

Hay veces que para obtener un titular sensacionalista sobre datos no hace falta mentir, basta con dar las cifras de forma creativa. Leemos en El Debate que las fugas de presos en los traslados se han duplicado desde 2012; una variación tremenda podría pensar cualquiera, ante la que urge tomar medidas. Pero que en el artículo no aparezcan por ningún lado cual es el número de fugar que ha habido en 2023 ya induce a pensar que hay gato encerrado. Si nos vamos a este artículo de 20 Minutos que está basado en las mismas cifras de Interior suministradas a la AUGC, podemos leer que en 2023 hubo exactamente dos fugas de presos en los traslados, luego en 2012 habría una.

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27S Huelga general por Palestina

Nunca he escrito un artículo en menéame. Nunca he tenido motivos de tanto peso: un genocidio. Mañana 27 de septiembre hay convocada una huelga general en España. Se solicitan medidas de presión contra Israel para intentar parar la masacre del pueblo Palestino.

La convocatoria ha sido un desastre. Las organizaciones convocantes tienen poco peso. La publicidad ha sido casi nula. Parece difícil que haya, ya no un seguimiento masivo, sino siquiera suficiente para evitar la sonrisa taimada de los exhortados.

Aún así, yo voy a hacer huelga. Voy a palmar pasta. Voy a hacer el ridículo ante mis compañeros pues sospecho que nadie más la secundará. Voy a molestar a mi empresa en contra de la cual no tengo nada. Luego iré a la manifestación convocada a exponerme a las miradas condescendientes de los transeúntes ocupados en asuntos más importantes.

Pero es que es de las pocas cosas que en casi un año de masacre voy a poder hacer para intentar pararla. Si no hago la huelga me sentiré cómplice silencioso de los asesinos. Si no escribo esto y os pido que os unáis, también.

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Las cuentas electorales. Lo que genera adhesión y lo que genera rechazo

No, de verdad: la gente no se ha hecho fascista de pronto. Es otra cosa.

Lo acabamos de ver en Estados Unidos y en otras convocatorias electorales por medio mundo. El panorama político parece haberse girado hacia la derecha y da la impresión de que lo va a hacer más aún, y creo que buena parte de la culpa de este fenómeno está en que los estrategas y asesores políticos de los movimientos progresistas no han hecho bien las cuentas.

Hablemos con seriedad: todos los partidos tiebnen su equipo buscando el modo de arañar votos aquí y allá, para conseguir eso que llos llaman ponposamente "ampliar la base social". En el caso de EEUU, por ejemplo, alguien pensó que una candidata como Kamala Harris era una verdadera oportunidad: mujer, de color, y de origen inmigrante. Un combo perfecto.

¿Y qué pasó en la práctica? Que el feminismo radical actual genera más rechazo en los hombres que adhesión en las mujeres, el racismo subyacente del país genera más rechazo en los blancos que adhesión en las personas de color, y hay más gente en contra de la inmigración, incluso entre los propios inmigrantes latinos, que gente a favor. Y se estamparon a lo grande. Pero a lo bestia, porque parece que Trump, además de ganar la presidencia, va a controlar el Congreso y el Senado. Un combo perfecto, sí, pero del contrario.

¿Nunca vamos a darnos cuenta de esto? ¿Seguiremos con la gilipollez de que la gente es idiota, les comen la cabeza los medios y se han vuelto fachas a base de navegar por internet?

Cuando le dices a la gente que es culpable de todo, desde le cambio climático al hambre en el mundo, la gente se cabrea y te vuelve la esopalda.

Cuando dices que los animales tiene los mismos derechos que las personas, o poco menos, lagente que no los ve como fuente de cariño, sino como fuente proteínas, se cabrea y te vuelve la espalda.

Cuando dices que todos los hombres son violadores en potencia, los hombres se cabrean y te vuelven la espalda. Y muchas mujeres, que son madres de chavales que ellos encuentran estupendos, y no odian a sus maridos, se cabrean también. Así que has atraído a un 20% de la smujeres, y has alejado a un 85% d elso hombres y un 70% de las mujeres, por poner cifras aproximadas.

Cuando dices que los inmigrantes no son un problema, porque el problema es tu raxismo, y la gente se encuentra con determinados problemas de convivencia en la calle, te toma por majadero, se cabrea y te vuelve la espalda.

Al final, resulta que con esa clase de programas, atraes a una parte cada vez menor de la sociedad, y por muy ético que te sientas, y por mucha superioridad moral que percibas en tus postulados, el caso es que los votos se cuentan, y no se pesan.

Y te jodes. Y de paso nos jodes a todos, por la clase de gente que vamos a tener que aguantar. Pero la artimética electoral funciona así, nos guste o no.

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Y por todo esto estoy hasta las mismas...

-Científicos se llevan una sorpresa al analizar el ADN del pelo del gato de Arquímedes… Las pruebas genéticas revelaron algo inesperado y muy personal…

-Un químico de la Universidad de Friburgo de Brisgovia explica la diferencia entre lavar a mano o lavar a máquina en un lavado corto… La respuesta no es fácil…

-Soy psicólogo y este es el truco perfecto para elegir la ropa. Un psicólogo de la Universidad de Jamón-York ha escrito sobre la mejor manera de elegir ropa. La realidad no siempre es nuestra aliada...

 -Tu ‘mind feeling’ es real, la conexión entre tu salud mental diaria y lo que sientes al levantarte…

 -Por fin sabemos cuál es el truco para mantener tus bebidas calientes más tiempo y no es lo sospechas…

-Tres cafeterías de Cimborrio de Lucarno se han puesto de moda este otoño por su original variedad de tostadas sin aceite ni mantequilla…

 -Un científico afirma que un haz de muones de baja energía podría conectarnos por fin con la estrella de Barnard por su misteriosa configuración espectral… el doctor Hans Fishcado-Plancha afirma que…

(Noticias inventadas pero adaptadas de noticias reales.) Hasta las mismas partes internas y personales estoy...

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Tú no eres una buena persona

Un individuo normal no pondría a su hija a la venta en una habitación por horas. Tampoco debería poner su moral desnuda y atada a una cama para ser violada por intereses mezquinos propios. Mucho menos ajenos.

No se puede apoyar a los inmorales. Nunca hay justificación para apoyar a un asesino, a un violador, a un pederasta, a un torturador de ancianos. Hubo y hay quienes justifican al régimen nazi, o las purgas estalinistas, o a Pol Pot, o a Pinochet, o a ETA, o a la red Gladio. Siempre en aras de un supuesto principio mayor. No se puede porque -da vergüenza tener que explicarlo- la vida de quienes murieron en condiciones atroces era más importante que esas ideologías inquebrantables que el tiempo demostró inútiles, absurdas, perniciosas y hasta ridículas. La vida de tu hija o de tu padre valen más que cualquier ley o ideología vomitada por un hombre cualquiera.

 

Hay quienes jalean a Israel, y no se conmueven al ver a un niño llorando entre los escombros, muerto de miedo y hambre. No se conmueven tampoco cuando leen las cifras de miles de niños asesinados.

No se conmueven por más de 7000 ancianos ahogados en sus camas, abandonados, y tampoco por 200 muertos también ahogados.

Hay quienes gritan entusiasmados “¡Presidente, presidente!” cuando aparece el responsable de no haber puesto en marcha un plan de emergencia urgente cuando todavía era posible evitar muchos muertos.

Hay quienes no son capaces de salir por un momento de su confortable barril de ceguera y mirar con sinceridad que no se puede, nunca, con ninguna excusa, ponerse del lado de quienes sí tienen el cinismo de decirnos a la cara que les da igual que un niño muera. Esa gente tampoco se conmovería si el aniquilado fueras tú, tu hija, o tu padre. Sus intereses están por encima de los demás. Son monstruos peligrosos y todos somos sus potenciales víctimas. Hoy serán estos, mañana los tuyos.

 

Pero puede que no me des la razón. Puede que te sientas reconfortado con tus justificaciones, o incluso que te encuentres bendecido porque crees que tu Dios te perdona, o que te habla y te ordena ser como eres.

En este caso tú no eres una buena persona. Ni siquiera una persona. Desengáñate, eres un monstruo también, de los muchos que hay en el mundo. Vive como un monstruo, pero no nos soliviantes con tus argumentos inmorales. Eres un monstruo y se lo debes decir a tu hija y a tu padre. Que no esperen nada de ti, deben saber que mañana podrías venderlos como perros, atarlos a una cama, hacerlos morir de hambre, si con ello ganan los otros monstruos a los que tú apoyas.

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Días tristes

Son días tristes para cualquier demócrata, son días tristes para cualquiera que piense que unidos somos más fuertes que separados.

Lo ocurrido ayer en Cataluña es vergonzoso, es vergonzoso como país y como ciudadanos del mismo. Por un lado tenemos a un gobierno independentista con la máxima "cuanto peor, mejor", es decir, cuanto peor sea la situación, cuanto más se fracture España, cuanto más se fractura Cataluña y más tensión social exista, ellos estarán más cerca de su objetivo. Por el otro lado tenemos un gobierno central que en los últimos seis años ha estado ignorando el problema y riéndose de los catalanes, un gobierno, que como un mal estudiante lo ha hecho todo a última hora y fatal.

Es triste el talante político actual.

El gobierno catalán no busca lo mejor para los catalanes, busca mantenerse en el poder a toda costa. La continua mayor ansia del mismo, la crisis y la corrupción interna le han hecho tomar este camino hacia la nada.

El gobierno español no es para nada diferente, para él, tratar así a Cataluña es bueno. Existe una España en la que encontrará votos con estas actuaciones, por lo que no quiere buscar una solución. Esto también tapa su corrupción y su desastre laboral, educativo y social.

Pero lo peor es que no existe alternativa. Un PSOE que su única preocupación en todos estos años es que la situación le salpique lo menos posible. Un Podemos que no se ha enterado que la campaña electoral de las elecciones de diciembre de 2015 hace tiempo que pasaron y siguen en su "sí, pero no | no, pero sí" intentando contentar a todos en su ambigüedad continua. Un Ciudadanos que, llegado al poder, haría lo mismo que el PP.

A lo largo de los siguientes días Rajoy pondrá fin al independentismo, pero a cambio mandará a España (entiéndase como todo su modelo actual) a la tumba. Sí, le pondrá fin, eso es innegable, que nadie piense que la independencia tiene la menor posibilidad. Aun queda el cartucho más grande, el ya famoso artículo 155. Podrá haber movilizaciones que duren semanas, pero durante esas mismas semanas la estructura independentista estará debilitándose al no contar con un gobierno que la financie.

Desde luego Rajoy no matará el independentismo para siempre, una vez más y como es habitual en él, solo retrasará el problema para que le reviente al de la siguiente legislatura (posiblemente cercana) que tendrá que rediseñar el modelo territorial, de financiación y competencias. Algo que será muy difícil y generará nuevos problemas. Cosa que su partido criticará de forma cómoda desde la oposición, esperando que esto les permita volver al poder en cuatro años.

Los únicos que perdemos de todo este circo, el pueblo. Y todo, por las calenturas de unos burgueses.

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El reto de los 30 cuentos. 8.- Gnomo lesten

“Los gnomos, cuando van al baño no cierran la puerta. Prefieren que quede bien claro que la estancia está ocupada. No lo hacen por molestar a sus familiares, pero para ellos es un momento especial y sagrado, y detestan que les interrumpan llamando a la puerta. No soportan las distracciones cuando están creando. Y es que dentro de los baños de los gnomos es donde nacen las canciones, la poesía y la magia”.

Leí lo que acababa de escribir. Apenas cinco líneas en lo alto del folio insertado en mi vieja y pesada Olivetti. Vaya mierda. Gnomos en el retrete cagando mierda de colores, eso era lo que había escrito. Menuda mariconada. No sé quién me mandó a mí meterme a escribir sobre gnomos. Bueno, sí que lo sé, vaya si lo sé. El cabrón de Salva, por supuesto, porque no hay nadie mejor que un buen amigo para meterte en los mayores líos. Pero ¿qué podía hacer yo ante un anticipo de 3000 euros y la promesa de otros 3000 a cambio de escribir un libro de fantasía para su nueva editorial? A Salva le sobraba la pasta y, por lo tanto, todos los negocios que emprendían funcionaban de puta madre. Estaba claro que su editorial de libros de magia y fantasía no iba a ser una excepción. Aunque lo de apostar por mí para su lanzamiento estrella no me parecía una buena apuesta. A mí me iba muy bien escribiendo porno de terror. Me había especializado en el género y no me iba mal con mis recopilaciones de relatos en los que vampiresas ninfómanas dejaban completamente secos a cuanto adolescente se cruzaba en su camino. O esas historias en las que hombres lobo practicaban el bestialismo con jóvenes doncellas a la luz de la luna llena.

Sí, lo sé. Basura. Pero es mi basura y se me da bien. Paga las facturas y algunos extras, no demasiados. Incluso hay un proyecto para hacer una película basada en una de mis historias, una cosa con zombies, fantasmas y animadoras. Sí, claro, pensada para el mercado americano. Me gustaría que la dirigiera Robert Rodríguez o incluso Guillermo del Toro. O, si están muy liados, algún director jovencillo también valdría. Sería una buena forma de entrar en Hollywood. Y entonces todo cambiaría. No tendría que comprometerme nunca más a escribir mierda por encargo.

Mierda sobre… gnomos. Volví a mirar lo que había escrito. No había mejorado en absoluto, por supuesto. Seguía siendo un pastel empalagoso, un pastel hecho a base de caca de colores, cagada por enanitos barbudos que llevaban gorros puntiagudos ¿Quién iba a tragarse semejante basura? Yo no, desde luego. Y ahí estaba el problema. En que no me lo creía. A ver si me explico: yo no creo que existan los hombres lobo ni las mujeres vampiro y, por supuesto, no creo que se pasen el día buscando humanos para montarse increíbles orgías con ellos, orgías en las que las capacidades sexuales de los participantes se ven multiplicadas hasta más allá de lo soñado merced a los poderes sobrenaturales de, al menos, la mitad de los participantes. No, por supuesto que no me lo creo. Pero se trata de una cuestión de verosimilitud. Puedo escribir cuentos porno de terror porque puedo encontrar en ellos cosas creíbles. El truco, en realidad, está en inspirarse en gente que uno conoce y ponerla a hacer cosas raras. Una vez que empiezas, el cuento se escribe solo. Las vampiresas, los hombres lobo, los zombies y cualquier otro personaje de los que aparece en mis relatos no son más que humanos con ciertas… manías, por así decir. Pero no dejan de ser humanos.

Sin embargo, no conozco a nadie que se parezca a un gnomo. La persona más bajita que conozco es mi amigo, y ahora editor, Salva. Pero no me lo imagino con un gorrito puntiagudo componiendo canciones en el retrete con la puerta abierta. Bueno, sí, sí me lo imagino. Eso es lo malo. Me lo imagino y me doy cuenta de que no puedo escribir sobre eso. Si sigo intentando escribir sobre gnomos solo voy a producir un montón de papel manchado que irá directo a la papelera. Lo dicho, no me lo creo. No creo en los gnomos.

- ¡Gilipollas!

Espera… ¿qué ha sido eso? Aquí no hay nadie más. ¿Me he dejado la radio puesta? ¿Habrá sido alguien en la calle? ¿Le pasa algo raro al móvil? Esto no tiene sentido. Es raro, me pareció oír una voz. Una voz cascada, grave y estridente a un tiempo, que parecía decir…

- ¡Gilipollas!

Esta vez estaba atento y en seguida moví la cabeza en dirección al origen de la voz. Mala idea. El insulto había venido de una estantería que estaba a mi derecha, sobre la mesa de trabajo. Bueno, no había venido de la estantería. Las estanterías no hablan. Ojalá hubiera hablado la estantería. No, esto era mucho peor. La voz venía de un hombre pequeño, muy pequeño, que estaba sentado al borde de la estantería, con los pies colgando cerca de mi cabeza. Un hombre vestido de verde, con un cinturón de cuero y botas negras. Un hombrecillo de mejillas sonrosadas, mirada pícara y sombrero puntiagudo. Un. Puto. Gnomo.

- ¿Quién eres tú?, pregunté.

- Yo soy Segismundo -dijo el gnomo-. Y tú eres un gilipollas.

Vale. Tranquilidad. Los gnomos no existen. Me he obsesionado porque el anticipo ha sido muy gordo, el plazo se acaba y no soy capaz de escribir más que chorradas pensando en gnomos, pero los gnomos no existen. Lo único que necesito es tranquilizarme y centrarme. Tengo oficio suficiente como para salir del apuro. Si me relajo y me concentro

- ¡Ay! ¿Qué haces?

- Te he tirado un libro a la cabeza ¿Es que tengo que explicártelo todo? Mira que eres gilipollas.

En un momento dado puedo aceptar que me insulten. Al fin y al cabo, no tengo la autoestima de un columnista de El País, así que soy consciente de mis limitaciones como ser humano. Yo mismo me las puedo tomar a broma de vez en cuando. Pero que alguien parezca pensar que mi nombre de pila es “gilipollas” me resulta un poco excesivo. Sobre todo si ese alguien es un ser que no llega al medio metro de altura, contando el gorrito puntiagudo, y que, además, no existe.

- Vale, así que te llamas Segismundo…

- ¡SOY Segismundo! Y tú eres un gilipollas.

- Estupendo. Soy un gilipollas. Lo has dicho tantas veces en tan poco tiempo que empiezo a pensar que tienes razón. ¿Qué quieres?

- Quiero que dejes de escribir historias de gnomos. No tienes ni puta idea y da vergüenza lo que estás haciendo con mi gente.

- Bueno, en realidad todavía no he escrito ninguna historia de gnomos. Llevo apenas cinco líneas y no creo que…

- No, en efecto. No crees que. Y yo tampoco “creo que”. Y nadie cree que. Así que mejor lo dejas ¿vale?

Si hay algo que no me gusta es que me amenacen. Y las palabras del minúsculo, su tono y, sobre todo, su actitud, ahora que se había puesto de pie al borde de la estantería y gesticulaba amenazador por encima de mi cabeza, como si fuera más alto que yo, todo eso, no me predisponía en absoluto para aceptar sus órdenes acerca de lo que podía o no podía escribir.

- No. No vale. Perdona, enanito inexistente, pero escribiré sobre lo que me dé la gana. Hay mucho dinero en juego y no voy a dejarlo pasar porque venga una alucinación a decirme lo que tengo que hacer.

La situación era ridícula, sin duda, pero yo ya estaba convencido a estas alturas de que todo era fruto del agotamiento mental. Había trabajado mucho durante las últimas semanas, para llegar a escribir esas cinco tristes líneas acerca de enanos en el váter cagando poemas. Habían sido cinco semanas de improductiva frustración y mi cerebro estaba a punto de fundirse. La visión del gnomo lanzándome libros a la cabeza no era más que la manera que tenía mi subconsciente de presentar su rendición, no había duda. Una rendición que no iba a aceptar. Significaría renunciar a los 3000 euros que tenía pendientes de cobro y, algo mucho peor, supondría tener que devolver los 3000 euros del anticipo que ya había gastado. Ni hablar de rendirse. Además, en todo esto podía haber el principio de una historia…

- ¡Ay! Deja de tirarme libros.

- Pues tú deja de pensar siquiera en escribir sobre gnomos. Gilipollas.

- Pero es que tengo que hacerlo. Tengo que. No puedo evitarlo.

- ¿Por qué tienes que hacerlo?

- Es un problema de dinero.

- ¿Qué es dinero?

Puto gnomo. Viene a mi casa dando órdenes y con aires de superioridad y ni siquiera sabe lo que es el dinero. Para ser un producto de mi imaginación me ha salido bastante tonto, la verdad. Espera, claro, es un gnomo. Hay que hablarle de otra forma.

- Es una cuestión de oro, Segismundo.

Los ojos del gnomo brillaron.

- ¡Oro! ¿Por qué no lo has dicho antes? Los gnomos somos expertos en oro. Somos grandes mineros ¿no lo sabías? ¿No habrá también involucradas algunas piedras preciosas? ¿Esmeraldas? ¿Topacios? ¿Diamantes?

La actitud del gnomo había cambiado por completo. Su agresividad anterior había dado paso a una codiciosa simpatía. La actitud de su cuerpo ya no era desafiante sino casi (pero solo casi) servil. De pronto parecía que quería ayudarme.

- ¡Oye! Tengo una idea -le dije-. Está claro que si alguien aquí sabe todo lo que hay que saber sobre gnomos, ese eres tú.

- No lo dudes -respondió-. Además, no soy un gnomo cualquiera. Puedo asegurarte que entre los míos soy muy respetado y que por mis conocimientos acerca de la cultura y la historia de los gnomos se podría decir que…

- Vale, vale. Perdona que te interrumpa, pero no puedo perder mucho tiempo. Mañana tengo que entregar algo a mi editor. Una historia, como mínimo, o un boceto de historia o un plan. Algo, algo con sustancia, porque si no va a hacer que le devuelva el din… el oro.

- ¡Ah, no! De eso nada. El oro no se devuelve -el gnomo parecía sorprendido hasta el borde de la furia por esta idea. Además -continuó- si te ayudo tendrás que darme la mitad de tu oro, por lo menos.

Con que se trataba de eso. A esta visión no le bastaba con venir a molestarme justo en la víspera de la fecha de entrega sino que, además, pretendía quedarse con el 50% del beneficio. Porque era una alucinación ¿verdad? Tenía que serlo. Los gnomos no existen. Y si existían, no podían ser tan molestos como este enano faltón.

- Te decía que tengo una idea -continué-. Tú puedes contarme historias de gnomos y yo puedo escribirlas. Así mis historias no serán ridículas, el honor de tu pueblo estará a salvo y yo podré ganar el oro.

- Y darme la mitad.

- Y darte la mitad -concedí, pensado que ya encontraría la forma de resolver ese problema más adelante.

- Me parece una excelente idea -dijo Segismundo. Me parece una idea tan buena que está claro que ha sido mi idea, porque un gilipollas como tú no podría tener una idea como esa.

Conté mentalmente hasta mil. Varias veces. Muy deprisa. No pasa nada. Los gnomos no existen, me dije una vez más. Esto no es más que un truco de tu cerebro para sacarte del apuro. Ahora te vas a poner delante de la máquina de escribir y vas a copiar todo lo que te diga el enanito. No serás el primer escritor de la historia al que un enano subido al hombro le dicte los cuentos. Cosas peores se han visto.

Bajó de la estantería de un salto y se tumbó sobre la mesa, recostado sobre la máquina de escribir. Y empezó a hablar. Y continuó hablando. Al principio, yo copiaba todo lo que decía, prácticamente sin pensar en lo que estaba escribiendo. La cosa marchaba. Pero al cabo de un rato, me di cuenta de que lo que el gnomo me estaba contando no tenía el menor interés. Sus historias sobre “el gran pequeño pueblo” como él lo llamaba, no eran más que cotilleos sin trascendencia. Que si Sisebuto se había enamorado de Romualda, la hija de Valeriano; que si qué risas el día que Eustaquio se había caído en una mierda de vaca; que si Crescencia no se hablaba con Ataulfa, a pesar de ser primas, porque en el baile de primavera, una de ellas, no recuerdo cuál, le había dicho a la otra que Ramiro la prefería a ella…

Era horroroso. Al cabo de una hora copiando las banalidades que salían por la boca del gnomo ya no podía más. Era como estar hablando con uno de esos parientes que vivían en el pueblo y que cuando los llamabas por teléfono, una vez al año, como mucho, continuaban con la conversación en el mismo punto en el que la habían dejado la última vez, porque la hija del primo del cuñado del alcalde había sido vista con el cuñado de la prima del hijo del farmacéutico. Era eso, era exactamente eso. El gnomo era mi tía del pueblo. Tenía que hacer algo.

- Para un momento -le dije, cuando parecía que iba a contar una nueva historia acerca del día que un grupo de amigos fue a cortar hierbas al borde del arroyo-. Creo que necesito un descanso.

- ¡Menos mal! Creía que no lo dirías nunca -respondió Segismundo-. Estoy agotado y tengo la boca seca. No me vendría mal beber algo… ¿sabes?

- ¿Vino? -aventuré.

- ¡Vino! ¡Excelente idea!

El gnomo estaba de pronto de un humor desbordante. Ya me parecía a mí que el color de sus mejillas no era producido solo por la calefacción de mi casa. Le serví pan y embutido que devoró con fruición, y saqué una botella de vino de la que dio cuenta como si fuera agua y él acabara de cruzar el desierto. Desde luego, para lo pequeño que era, comía y bebía como una persona mayor.

- Bueno, esto es otra cosa – dijo, eructando y limpiándose la boca con la manga. Ahora me vendría bien dormir un poco.

- Espera, creo que podría hacerte una cama aquí mismo, encima de la mesa. Si aparto la máquina de escribir -le dije, mientras la levantaba

- Así está bien. Los gnomos podemos dormir en cualquier sitio. Solo tengo que tumbarme aquí…

No sé qué me pasó. No sé si fue el verlo tumbado, tan pequeño e indefenso, cerrando ya sus ojos rodeados de arrugas y apretando los puñitos bajo la barba. No sé si fue el recuerdo de los insultos que me había dirigido horas antes o la idea de tener que compartir con ese ser antipático la mitad de mis ingresos. Aunque en realidad creo que hubo dos cosas que pesaron en mi actuación de forma decisiva: el hecho de que seguía sin creer del todo que fuera real y, sobre todo que, real o no, contaba unas historias de mierda.

Bueno, y que me había quedado sujetando la máquina de escribir en el aire mientras veía cómo ese ser se quedaba dormido al instante y se me estaban cansando los brazos.

Un solo golpe fue suficiente. La verdad es que reventó como si fuera real, salvo por el hecho de que tenía la sangre verde. Sangre verde, quién va a creerse algo así. Pero lo dejó todo perdido, desde luego.

Lo eché en una bolsa de basura, que reforcé con otra, porque pesaba más que un perro muerto. Lo tiré al contenedor justo un momento antes de que pasara el camión y volví a mi casa. Me serví un generoso chorro de whisky y puse un folio en la máquina de escribir. Ahora sí que tenía una historia sobre gnomos por contar.

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El reto de los 30 cuentos. 9.- Así llegaba San Martín

Le odié desde el primer instante, cuando entró por la puerta de mi habitación en este hospital al que he venido a morir, con su sonrisa de seminarista laico; el gesto estúpido de la mano, como si saludara a un niño pequeño o a un deficiente mental; la leve inclinación de la espalda, mientras sujetaba una carpeta entre sus manos, a la altura de la entrepierna como si ahí hubiera algo que proteger; la ropa informal pero no demasiado, la barbita arreglada, el corte de pelo de estilo moderno; y su voz, ese tono de voz cantarín, melifluo y empalagoso con el que dijo buenos días ¿cómo estamos hoy?

El plural. Ese puto plural.

- Usted, no sé. Yo estoy muriéndome. -respondí.

La risita falsa. Todo era falso en él. Los dos pasos, como de baile, con los que se acercó a la cama, el gesto entrenado con el que acercó el sillón al costado del lecho y me cogió una mano. Sus palabras de ánimo, como si yo no fuera a morirme en pocos días, como si el diagnóstico no estuviera claro, como si hubiera esperanza (puta esperanza) para mí. Como si yo no estuviera allí tan solo porque estaba sola en el mundo y no quería morir en casa y pudrirme hasta que los vecinos detectaran el olor. Y porque podía pagarme los cuidados paliativos en este carísimo hospital privado. Lo que no sabía era que alguien me había incluido en el programa de “ángeles de la guarda” (sin comentarios) para estar acompañada por este imbécil durante mis últimos días de vida. Estaba claro que alguien había decidido que yo no iba a dejar este mundo sin agonizar.

Me llamó por mi nombre propio, con ese tonillo. Ese tono de voz entre melaza y pimienta con el que los profesores de secundaria intentan, en vano, estimular a los alumnos que tienen más dificultades. Al niño gordo y un poco lento que nunca llegará a nada en la vida y que lo descubre ya en el colegio, a medida que ve como toda posibilidad de futuro se aleja de él cada vez más deprisa mientras se pregunta qué hizo mal.

Me hablaba con ese tono de voz y me llamaba por mi nombre. Como si me conociera. Como si yo fuera su hijo tonto o un perrillo al que estaba adiestrando.

Se llama Martín y a mí qué coño me importa. Pero no le digo nada. Escucho. No dice más que estupideces, banalidades, lugares comunes acerca del sentido de la vida, la ilusión de levantarse cada mañana, la satisfacción de una existencia completa, el ciclo en el que todos estamos.

Mierda, mierda y más mierda. Basura laica. Casi preferiría que me hubiera tocado un cura o una monja de cualquier religión. Es más fácil cagarse en los dioses que en este pobre humano, mezquino en su derroche de buena voluntad, que el destino ha puesto en mi habitación para amargar los últimos momentos de mi existencia. Aunque seguro que detrás de este pobre imbécil hay alguna oenegé que se está llevando un buen dinero a cuenta del tiempo y las buenas intenciones de Martín y a mí qué coño me importa.

Consuelo, dice. Qué consuelo vas a darme tú, niñato, que me tratas como a una vieja chocha. Nací en 1943, vale, por lo tanto soy vieja. Pero si te hubieras molestado en saber algo más de mí antes de entrar por esa puerta enarbolando tu sonrisa reflectante como si fuera la espada flamígera del arcángel Gabriel. Si te hubieras parado a pensar un poco, si tuvieras las mínimas nociones de cálculo y de historia contemporánea, te habrías dado cuenta antes de abrir la boca de que ibas a hacer el ridículo si desplegabas la absurda panoplia de recursos de asistente social que habías enarbolado al traspasar el umbral de mi habitación y que fueron como si un negro izara una bandera blanca en el umbral de su casa en Virginia en 1967 mientras los miembros del capítulo local del KKK plantaban una cruz en su jardín y encendían las antorchas: una estúpida forma de suicidio.

Si hubieras pensado un poco habrías sabido que yo estaba en esa casa en Virginia en 1967, aunque no te diré de qué lado. Y que en mayo del 68 estaba en París, follándome a lo mejor de la intelectualidad francesa entre barricadas y adoquines. A los que no eran maricones, claro. Y es una lástima, porque los más listos eran casi todos maricones. Aún así, hubo un montón de maoístas reprimidos a los que enseñé unas cuántas cosas. Y que en los setenta pasé mi tiempo entre Roma y Berlín, con los chicos de las Brigadas Rojas y con mis buenos amigos Ulrike y Andreas. Que luego pasé largas temporadas en Irlanda y el País Vasco, y que por todas partes fui dejando mi huella.

Pero si te contara todo esto, pobre Martín, estoy segura de que harías una lectura política de mi vida. Es decir, seguirías sin tener ni puta idea de por dónde te da el viento, porque hay gente como tú en el mundo, Martín, mucha más de la que imaginas, que estáis aquí solo porque la naturaleza no pudo evitarlo. Pequeños y mezquinos seres, apenas humanos, empeñados en que la vida puede ser mejor solo si te empeñas lo suficiente en ello; que predicáis la bondad y el amor al prójimo como si eso fuera verdad, como si fuera posible en esta jungla de sangre y vísceras que siempre ha sido la existencia humana. La jungla de vidrio y metal y fuego, la gran máquina de picar carne que siempre ha estado ahí, para beneficio de unos pocos, mientras todos los Martines del mundo cantaban alabanzas a Yahvé, a Mahoma, a Khrisna, a John Lennon, a Obama o al menú de promoción este mes en McDonalds. Y en tu mundo, Martín, todo eso parece tener sentido, porque tú crees que no crees en dioses, ni siquiera en los comerciales. Y crees que estás al margen porque trabajas en tu puta oenegé que negocia con la miseria ajena y, por lo tanto, contribuye a su mantenimiento. Pero también trabajas como funcionario en el departamento de acción social de tu ayuntamiento, o del gobierno regional o de cualquiera de esas putas estructuras del Capital destinadas a hacer que la rueda siga girando. La eterna rueda erizada de cristal y puñales en la que todos dais vueltas sin cesar como ratas empapadas en anfetamina o azúcar de colores, tanto da.

Oh, sí, Martín. El buen Martín pecador que entró en mi habitación pensado que yo estaba ya lista para la matanza. Pobre Martín. No sabía dónde estaba entrando. No supo con quién trataba. Aunque lo hubiera sabido habría dado igual. Nunca tuvo ninguna oportunidad conmigo. Lo odié desde el primer instante. Además, una tiene sus costumbres y es difícil cambiar de hábitos en los últimos momentos de la existencia.

Moriré pronto, Martín, pero tú no estarás aquí para verlo. Las enfermeras y el personal del hospital, que están deseando que me muera porque soy una vieja insoportable, pensarán que si no volviste a verme fue por mi culpa, porque soy odiosa, porque maltrato a la gente, porque me gusta decirle a la gente cosas que no quieren oír. Pero estarán equivocados ¿verdad, Martín? Porque entre nosotros solo has hablado tú desde que entraste en mi habitación. Yo me he limitado a escuchar. A escuchar y a pensar, dos cosas que tú deberías haber aprendido en el colegio, en vez de maltratar a aquel niño gordo con el resto de tus compañeros, porque estoy segura de que lo hiciste. Eras listo y necesitabas aceptación, Martín. Si hubieras escuchado, Martín, si te hubieras parado al menos un momento a pensar, tal vez te habrías dado cuenta de que no tenías delante de ti a la clase de ancianita desvalida que creías. Pero ahora es tarde, Martín. Tú no lo sabes, pero apenas te quedan unos minutos de vida.

Y es cierto que yo moriré sola, tal vez mañana o dentro de una semana, no lo sé. Pero es mucho más cierto que hasta que yo no muera no descubrirán tu cadáver, Martín. Tu cadáver pudriéndose en el armario de mi habitación del que solo yo tengo la llave. Porque, es cierto que soy vieja, Martín; es cierto que estoy muriéndome. Pero lo que también es cierto y tú no has sabido ver, es que siempre he sido una hija de puta muy peligrosa. Y no voy a cambiar a estas alturas de mi muerte.

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Derechos Humanos, separación de poderes y el efecto bola de nieve

Cuando me preguntan si creo en lo sagrado, siempre respondo que todos deberíamos hacerlo. Y cuando me preguntan qué es sagrado, siempre respondo que los Derechos Humanos y la separación de poderes deben serlo para cualquier individuo independientemente de su ideología. Por dos motivos:

El primero es que cualquier sujeto que no sea un psicópata ve reflejada la dignidad más intrínseca del individuo en los Derechos Humanos, y no existe nada más valioso en este mundo que esa dignidad. Por tanto, nada hay más merecedor de protección. Y como un derecho no vale nada sin las herramientas precisas para protegerlo, la separación de poderes es clave, siendo preciso un Poder Judicial que proteja al ciudadano sin pensar en los intereses de quienes mandan.

El segundo es que sin Derechos Humanos esto es la selva, y desde una perspectiva egoísta no nos conviene que lo sea (al menos al 95% de la población, es decir, a los menos poderosos). Si se establecen excepciones al respeto hacia los Derechos Humanos, y se justifica que en ocasiones puntuales no se apliquen (porque hay hombres tan malvados que no se lo merecen), quienes cortan el bacalao irán sacando paulatinamente nuevas excepciones y satanizando a nuevos colectivos para que, al final, todo aquel que les moleste quede fuera de su amparo.

Por eso, la única forma de asegurarnos una protección efectiva para cada uno de nosotros, es asumir estos derechos como algo sagrado, algo que bajo ninguna circunstancia se puede relativizar o inaplicar. O nos sucederá aquello que reflejó magistralmente Bertol Bretch:

Primero se llevaron a los comunistas,

pero a mí no me importó porque yo no lo era; 

enseguida se llevaron a unos obreros,

pero  a mí  no me importo por que yo tampoco lo era;  

después detuvieron a los sindicalistas, 

pero a mí  no me importó porque yo no soy sindicalista;

luego apresaron a unos curas,   

pero como yo no soy religioso,   

tampoco me importó; 

ahora me llevan  a mí, pero ya es demasiado tarde.

Por eso me preocupa lo que está pasando en Cataluña. Intentos obscenos de impedir candidaturas a President sin que la ley lo ampare (hasta el punto de que el Consejo de Estado acaba de declararlo), imputaciones de delitos inexistentes (rebelión sin violencia), prisiones provisionales sin que haya riesgo de fuga o destrucción de pruebas (hasta el punto de no dejar acudir a los presos a la sesión constitutiva del Parlament, cosa que sí dejaban a los etarras electos que se encontraban en prisión provisional). Y órdenes de detención que se activan o se retiran según conviene políticamente (hasta el punto de que el propio magistrado lo reconoce, véase www.meneame.net/m/Artículos/como-magistrado-reconoce-sin-sonrojarse-s ).

¿De verdad pensáis que los poderes que representa Rajoy no llevarán a cabo los mismos atropellos contra cualquiera que suponga una verdadera molestia para sus intereses? ¿De verdad pensáis que no se sentirán más libres para hacerlo si aplaudimos sus actuales abusos contra los independentistas? Pensad en todo esto y en antecedentes como la Ley Mordaza. Pensad que toda persona, por mucho que rechacemos sus ideas, tiene idéntica dignidad y los mismos derechos. Pensad en Bertol Bretch y en el efecto bola de nieve.

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Lo que significa ser rico

Estaba leyendo los comentarios de este artículo, y me ha parecido que sería interesante centrarnos en lo que de veras significa ser rico, sin entrar en la eterna y estéril pelea de qué cifra marca la frontera.

La riqueza es una cuestión subjetiva que pasa por factores personales y geográficos, y si no se tienen en cuenta esos factores, estamos profundizando en la injusticia que decimos combatir.

La riqueza se mide por la renta disponible, no por la renta neta. Eso es lo primero que nos tenemos que meter en la cabeza. Un minusválido que gana 45.000 € netos al año está bastante lejos de ser rico, si con eso tiene que pagar también a un cuidador, por ejemplo. La misma renta, para una mujer soltera y de 25 años, la convierten casi en la reina de Saba si vive en Burgos, y en una chica de clase alta si vive en Barcelona. ¿O no?

El sueldo de un Guardia Civil es bastante bueno en Astorga, peor le obliga casi al pluriempleo en Madrid. Un matrimonio con dos sueldos medianos es clase media o incluso alta, dependiendo del lugar, o dos pobres, si se separan.

Y todo esto viene de la renta disponible. Si vives en la casa que heredaste de tu abuela, 1000€ al mes, está muy bien. Si tienes que pagar alquiler o hipoteca, las pasas putas.

La renta disponible lo es todo. Lo que te queda, cuando restas los gastos básicos ineludibles. Lo que te queda después de pagar vivienda, comida, ropa, energía y transporte hasta tu lugar de trabajo, como mínimo. ¿Añadimos el teléfono e internet? Como queráis. Los componentes de las necesidades mínimas son discutibles, pero la renta disponible lo es todo en este concepto.

Por eso,una bajad de sueldo de 100€ sobre un sueldo de 1000 no supone una pérdida del 10%. Supone mucho más. Para alguien que gasta 450 en vivienda y 350 en el resto, y que tenía 200€ de renta disponible, esa rebaja de 100 € le supone un hachazo del 50%.

Por si os apetecen otros indicadores, también se pueden utilizar otras maneras de determinar quién es rico:

-Rico es el que no necesita mirar el saldo de su cuenta cuando le vence el seguro o le llega un impuesto.

-Rico es el que no se preocupa del precio de las marcas alternativas a la que tiene costumbre de consumir.

-Rico es el que se cabrea ante un gasto imprevisto. Los que no son ricos, se asustan primero. El cabreo viene después.

-Rico es el que pierde un trabajo o un cliente y piensa en el daño que eso le ha hecho a su prestigio o su orgullo. Y luego se acuerda de que además ha perdido dinero. Pero más tarde.

Pero también, todo esto, depende de la renta disponible, sea cual sea su procedencia.

Centraos en ese concepto. Si queréis ser un poco justos, vaya... Si no, alegría que son dos días...

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Sobre los problemas de pensar por uno mismo

El filósofo Elijah Millgram, en un artículo incluido en su libro The Great Endarkment (haciendo un juego de palabras con Enlightment = Ilustración) plantea algunos problemas en relación a la famosa máxima que reza que hay que pensar por uno mismo. La tesis viene a ser la siguiente: uno de los efectos secundarios producidos por el paradigma ilustrado ha sido que la cantidad de información ha aumentado tanto y se ha distribuido a lo largo de tantas disciplinas diferentes que sus propios objetivos (los de la Ilustración) pueden verse arruinados. Hoy en día no pueden existir “hombres del renacimiento”; más bien estamos en la época de la “hiperespecialización”.

Para que un argumento sea válido no solamente ha de estar formalmente bien construido, sino que las premisas de las que parte tienen que ser verdaderas. Pero para obtener premisas verdaderas es inevitable acudir a otras disciplinas ajenas a nuestro campo, confiando en el juicio de expertos cuyas disciplinas tardaríamos años en dominar (y en poder juzgar correctamente). Generalmente, esos resultados llegan simplificados, sin los matices propios de los procedimientos y estándares originales, con lo que estamos ciegos ante sus posibles puntos débiles. 

Esto afecta a cuestiones de la plaza pública. Sabemos bien poco acerca de lo que hay más allá del interfaz de usuario de los aparatos que utilizamos (y los problemas de seguridad que se derivan). O de lo que hace con nuestro dinero esa ONG que nos lo pide tan amablemente. O de la ciencia detrás del cambio climático que nos hace inclinarnos, después como votantes, por unas políticas u otras. Tomemos por ejemplo el dilema entre subir el salario mínimo o dejarlo como está: haría falta remitirnos al conocimiento de estudiosos de la economía. Pero de éstos, divididos en escuelas irreconciliables en el fondo, raramente obtenemos conclusiones convergentes. De manera que la actitud habitual suele ser más bien: los expertos que me dan la razón son los "verdaderos expertos", mientras que los otros son o bien ignorantes o bien malintencionados.

A lo dicho hasta ahora podría argüirse: bueno, nada nuevo. División del trabajo implica también división de la evaluación de los resultados de dicho trabajo. No podemos rastrear indefinidamente todos los presupuestos en los que se basan nuestras decisiones, igual que no podemos conocer las propiedades últimas de todos los componentes de una cadena de montaje, por lo que tenemos que confiar en que cada parte haga su trabajo. Eso implicaría matizar lo que entendemos por falacia de apelación a la autoridad, ya que apelar a revistas de prestigio o a teóricos consensos sería una argumentación válida. Cuando, pongamos por caso, un psicólogo heterodoxo nos argumente en contra de una terapia ampliamente reconocida tenemos que decirle “eso discútelo con la comunidad científica y llegad a una conclusión”.

Seguramente sea exagerado decir –como dice Millgram- que estamos en una etapa de transición hacia una nueva era de la superstición. Aunque también es verdad que los errores derivados de no saber evaluar (por no contar con las herramientas) las cuestiones que escapan a nuestro campo sólo se ven a posteriori. Pensar por uno mismo continua siendo necesario, más aún cuando el programa del positivismo lógico fracasó (y no hay ningún criterio definitivo para "calcular" la respuesta correcta). Pero cuando uno intenta ejercer esa autonomía se encuentra con que un pensamiento remite a otro, y a otro, y a otro... Una postura se contrapone a otras y todo es, en definitiva, más complicado de lo que parece.

 

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¿Qué fue de la caravana migratoria que se dirigía a EEUU?

¿Habéis vuelto a oír hablar del tema? ¿Por qué clase de idiotas nos toman?

Seguramente por lo que somos: consumidores de espectáculos también cuando consumimos noticias. Se esperaba un tenso duelo en la frontera entre un grupo de gente hambrienta (todo muy Dickens) y unas autoridades malísimas, estilo Mr Scrooge (Dickens de nuevo) y la cosa se quedó en nada, al menos de momento, porque ya que menciono la Navidad no descarto que el tema se reactive en tiempos de palmada en la espalda y lagrimita fácil.

No se trataba del tema migratorio. Se trataba de las elecciones americanas, y en cuanto estas terminaron, con los demócratas recuperando el Congreso y los republicanos manteniendo el Senado, unos cuantos millares de centroamericanos no le importaron ya a nadie. Sus razones eran insostenibles (que es que somos pobres) y el circo no podía aguantar mucho. Pero ni siquiera yo esperaba que se desmoronase en el olvido con tanta rapidez.

Se trataba de medir las fuerzas del movimiento globalista contra el movimiento soberanista, que es dónde realmente se juega hoy el bacalao: gente que cree que el mundo (y todo lo que hay sobre él) es de todos, contra gente que cree que cada cual tiene derecho a organizarse en lo suyos como le parezca, porque los Estados tienen fronteras. Por un lado la gente de Soros y su Open Society, Open Wold y Open Ass, y por el otro los Trump, los brexiteros y los Bolsonaros.

La cosa pinta fea. Pero los pobres aquellos han agotado completamente su potencial escénico: no le importan a nadie. No pintan nada. No van a tener muchos más minutos, salvo campaña navideña en contra.

Su minuto de gloria pasó. Pero si no nos damos cuenta de cuales son las reglas de este juego, nunca pasará la hora de que dejen de burlarse de nosotros.

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Politécnica de Madrid. Escuela Superior de Arquitectura. Solicitud de collejas

Esta mañana tuvo lugar un episodio en la Escuela Ténica Superior de Arquitectura, en la Universidad Politécnica de Madrid, que daría para una película de risa sino fuera porque lo suyo, lo correcto, sería pedir que rodasen unas cuantas cabezas.

Como no se le ha dado mucha difusión, y tampoco creo que se le dé, por razones obvias, os lo cuento aquí:

En la mañana del 18 de marzo, durante unas obras, apareció una bomba sin estallar de la guerra civil. Desconozco aún la tipología del artefacto.

El caso es que, cumpliendo el protocolo de seguridad, se procedió a activar la alarma para que se desalojase el edificio. Como nunca jamás se habían realizado simulacros al respecto, ni se había informado a nadie sobre el funcionamiento del plan de evacuación, los cientos de estudiantes que entonces asistían a sus clases, se miraron entre ellos y pensaron que era algún tipo de error. Sus profesores tampoco reaccionaron.

Ante esa situación, lo bedeles recorrieron aulas y laboratorios, uno por uno, urgiendo a al gente a desalojar por aviso de bomba. Todo muy prudente, claro, porque la gente salió en tropel, sin orden alguno y por donde les dictó su buen saber y entender.

En ese momento, en el salón de actos, un conocido arquitecto estaba impartiendo una conferencia. En total había ciento y pico personas asistiendo a ella, pero nadie les informó, y allí se quedaron tranquilamente hasta un cuarto de hora después, cuando algún alma caritativa tuvo a bien acordarse de ellos.

La dirección de la Escuela decidió suspender las clases hasta nueva orden, pero avisó de ello a los alumnos del turno de tarde, ni por el tablón electrónico, ni por la plataforma educativa, ni de modo oficial alguno. Simplemente suspendió las clases en Twitter. Y también en Twitter dio la nueva orden de que se reanudaban las clases.

El desbarajuste fue completo. Afortunadamente, la emergencia no se convirtió en peligro real, porque en caso contrario estaríamos hoy apareciendo en las televisiones y blogs de medio mundo. Y no para bien.

¿Se hará alguien responsable de semejante cagada o se considerará un simple suceso desafortunado?

¿Es así como cumplen los protocolos de evacuación y seguridad los encargados de enseñar a diseñarlos? Pues vamos de cráneo, joder.

menéame