Frases y fragmentos de libros
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Cita de Friedrich Nietzsche

Cita de Friedrich Nietzsche

“Pido pues a mi orgullo que siempre vaya del brazo con mi cordura. Y cuando me abandone mi cordura, pues le gusta alzar el vuelo, que mi orgullo vuele siquiera del brazo con mi locura”.

Friedrich Nietzsche



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La bohemia no es otra cosa que...

«La bohemia no es otra cosa que la miseria disimulada con cierta belleza, el hambre sobrellevada con humorismo»

Antonio Espina. (1891- 1972).

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Manuel Rivas - El lápiz del carpintero -

Manuel Rivas - El lápiz del carpintero -

Lo único bueno que tienen las fronteras son los pasos clandestinos.

"El lápiz del carpintero" (1998).



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Callen las mujeres

No está permitido que una mujer hable en la Iglesia, ni le está permitido enseñar, ni bautizar, ni ofrecer la eucaristía, ni reclamar para sí una participación en las funciones masculinas y mucho menos en el sacerdocio.

Tertuliano, padre de la iglesia.

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Margaret Atwood

Men are afraid that women will laugh at them. Women are afraid that men will kill them.

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Cita - "La orden del temple"

"Es muy fácil echar la culpa a los políticos y a la ambición, de todos los conflictos que ha habido a lo largo de la historia -dijo-, y naturalmente, han tenido parte del protagonismo, pero la religión ha sido siempre el fuego que ha mantenido encendida la hoguera de la intolerancia y el odio, y que nos ha impedido avanzar y lograr cosas mejores, pero, sobre todo, nos ha impedido aceptar en qué nos hemos convertido realmente, aprovechar todo lo que la ciencia nos ha enseñado y todavía nos enseña, y obligarnos a ser responsables de nuestros actos."

Raymond Khoury, "La orden del temple" (2005)

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Cita - El odio

“Cuando nuestro odio es demasiado profundo, sin duda nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos”.

Francisco de La Rochefoucauld (1613-1680)

Biografía

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Cuento - El Amor y el Tiempo

Había una vez una isla muy linda y de naturaleza indescriptible, en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre: El Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría… como también, todos los demás, incluso el Amor.

Un día se anunció a los sentimientos que la isla estaba por hundirse.

Entonces todos prepararon sus barcos y partieron. Únicamente el Amor quedó esperando solo, pacientemente, hasta el último momento.

Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el Amor decidió pedir ayuda.

La riqueza pasó cerca del Amor en una barca lujosísima y el Amor le dijo: «Riqueza… ¿me puedes llevar contigo?»

– No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti, lo siento, Amor…

Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnifica barca. «Orgullo te ruego… ¿puedes llevarme contigo?

– No puedo llevarte Amor… respondió el Orgullo – Aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca y, ¿cómo quedaría mi reputación?

Entonces el Amor dijo a la Tristeza que se estaba acercando: «Tristeza te lo pido, déjame ir contigo».

– No Amor… respondió la Tristeza. – Estoy tan triste que necesito estar sola.

Luego el Buen Humor pasó frente al Amor, pero estaba tan contento que no sintió que lo estaban llamando.

De repente una voz dijo: «Ven Amor te llevo conmigo».

El Amor miró a ver quién le hablaba y vio a un viejo.

El Amor se sintió tan contento y lleno de gozo que se olvidó de preguntar el nombre del viejo.

Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue. El Amor se dio cuenta de cuanto le debía y le pregunto al Saber: «Saber, ¿puedes decirme quien era éste que me ayudó?»

– Ha sido el Tiempo», respondió el Saber, con voz serena.

–¿El Tiempo?… se preguntó el Amor. ¿Por qué será que el tiempo me ha ayudado?

– Porque solo el Tiempo es capaz de comprender cuán importante es el amor en la vida.

 Fuente

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Creencias irracionales - George Lakoff

"La idea de que la gente abandonará sus creencias irracionales ante la solidez de la evidencia presentada ante ella es en sí misma una creencia irracional, no apoyada por la evidencia".

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Cita Pafmanica

"No por mucho amanecer se madruga con más ganas"

Claudio Pafmantonio Alcarriano

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Cita - "Gris de campaña"

Cita - "Gris de campaña"

"No me gustan los delincuentes que quebrantan las leyes -dije.

- ¿De qué otra clase puede haberlos?

-De los que hacen las leyes."

Philip Kerr, "Gris de campaña" (2010)

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Cita de José Luis Sampedro

“Hay culturas periféricas donde el ser algo es más importante que el tener algo. Mientras que aquí no se es más que lo que se tiene y el que no tiene, no es”.

José Luis Sampedro

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Cuento - "Increíble"

Una pareja que acababa de tener un niño decidió ponerle el nombre de Increíble, pues tenía la certeza de que a lo largo de su vida iba a hacer cosas realmente extraordinarias.

El caso es que el niño fue creciendo hasta convertirse en un adulto, pero al contrario de lo que habían pensado sus padres, su vida no se había caracterizado por hacer nada fuera de lo común.

Cuando acabó los estudios se casó con su novia de siempre, a los pocos años tuvieron dos hijos: un niño y una niña. Mantuvo durante toda su vida el mismo trabajo y siempre estuvo con los mismos amigos, pero el tiempo pasaba y no ocurría nada que pudiera ser calificado de increíble.

De hecho, muchos de sus compañeros y amigos, de vez en cuando, le hacían bromas en relación a su nombre, pues no coincidía con el estilo de vida que llevaba.

Pero lo peor de todo era cuando, por alguna razón, le tocaba decir su nombre y la gente le preguntaba por el significado del mismo. Él no sabía qué contestar, pues en realidad, haciendo un repaso a su vida no había conseguido nada digno de calificarlo como increíble.

Poco a poco fue pasando el tiempo y sus hijos se hicieron mayores y, a la vez, tuvieron también hijos, por lo que Increíble se convirtió en un amable abuelo.

-Abuelo, ¿y a ti por qué te llaman Increíble? -le preguntaban sus nietos muchas veces.

-Pues la verdad es que no lo sé -respondía él resignado.

Los años fueron pasando hasta que finalmente se jubiló de su trabajo de toda la vida.

Dedicó todo su tiempo libre a sus nietos, a sus hijos, a su mujer... pero se dio cuenta de que cada vez se hacía más mayor y de que, al final, no había conseguido hacer nada increíble.

Por esa razón le pidió a su esposa un favor: que el día que muriera no pusiera su nombre en la lápida, pues no quería ser objeto de burlas ni risas de nadie. Le dijo que, en lugar de eso, pusiera alguna frase, cualquier cosa que ella quisiera.

Al tiempo, Increíble, ya muy mayor, murió, y su mujer hizo lo que le había prometido: en lugar de poner su nombre en la lápida, escribió lo siguiente:

“Aquí yace un hombre que le fue fiel a su esposa durante toda su vida, que cuidó a su familia en todo momento, que nunca traicionó a ningún amigo y que trabajó duramente más de 40 años para que a sus seres queridos nunca les faltase nada”.

Y ocurrió que cuando la gente pasaba por el cementerio y leían la placa decían: ¡Increíble!

Cuento recogido en “Cuentos para entender el mundo”, Autor desconocido

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Cita atribuida a George R.R. Martin

"Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive solo una"

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Fragmento - "El arte de amargarse la vida"

Fragmento - "El arte de amargarse la vida"

«Un hombre quiere colgar un cuadro. El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. El vecino tiene uno. Así, pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizá tenía prisa. Pero quizá la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como este le amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo. Esto ya es el colmo.

Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir: “Buenos días”, nuestro hombre le grita furioso: “¡Quédese usted con su martillo!”.»

Paul Watzlawick, "El arte de amargarse la vida" (1983)

Biografía

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Cita pasional

" Cuando el corazón está embargado de pasión, están cerrados los oídos al consejo, y en tal tiempo las palabras sensatas, en lugar de amansar, acrecientan la saña"

Fernando de Rojas, La Celestina

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Fragmento - Hacia rutas salvajes

“Son demasiadas las personas que se sienten infelices y que no toman la iniciativa de cambiar su situación porque se las ha condicionado para que acepten una vida basada en la estabilidad, las convenciones y el conformismo.” 

Jon Krakauer, “Hacia rutas salvajes” (1996)

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Cita de "Alegría"

Cita de "Alegría"

"Al capitalismo hay que robarle siempre, porque por mucho que le robes jamás podrás robarle tanto como él te roba a ti, pues te roba la alegría, y la alegría tiene un precio incalculable".

Manuel Vilas, “Alegría” (2019)



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Cita de José Luis Sampedro

“Yo no puedo decir si hay Dios o no. Creo que no, pero no tengo seguridad. Ahora, tengo la seguridad de que el Dios que nos vende el Vaticano es falso, y lo compruebo leyendo la Biblia con la razón y no con la fe. Cuando creemos lo que no vemos, acabamos por no ver lo que tenemos delante.“

José Luis Sampedro 

Fuente

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Cuento - "El anillo del equilibrio"

Existía, en un país muy lejano, un rey que no era capaz de mantener el equilibrio entre la alegría y la tristeza. Cuando algo bueno le sucedía, no cabía en sí de gozo, lo celebraba por todo lo alto y de forma incluso desmedida; pero, en cambio, cuando algo malo ocurría, se deprimía tanto que podía pasar varios días en cama.

Harto de esta situación, prometió mil monedas de oro a aquella persona capaz de fabricar un anillo que le ayudara a tolerar mejor las malas situaciones y a no celebrar de forma tan exagerada las buenas. Un anillo para encontrar el equilibrio en sus emociones.

Durante semanas fueron pasando por palacio todo tipo de personas: famosos joyeros, magos, hechiceros, artesanos… Todos ellos le trajeron centenares de anillos distintos: fundidos en oro, en plata, con piedras preciosas, de distintas formas y colores… pero ninguno de ellos era capaz de proporcionar al rey el equilibrio que necesitaba.

Cuando habían pasado ya casi dos meses y todos se habían dado por vencidos, llegó al reino un viajero que solicitó audiencia.

—¿Qué deseáis? —le preguntaron los guardias.

—Quiero ver a su majestad, pues tengo el anillo que ha estado buscando durante todo este tiempo.

Extrañados, le comunicaron la noticia al rey y este finalmente aceptó.

Aquel viajero entró en palacio ante la mirada de todos los cortesanos. Avanzó lentamente hasta el trono, y, con una voz suave, dijo:

—Majestad, tengo aquí el anillo que necesita. A mí me ha servido desde hace años para mantener el equilibrio en todo momento. Cada vez que me encontraba muy triste o muy alegre, lo observaba durante unos minutos.

Lentamente se lo quitó para dárselo al rey.

Este, nada más cogerlo, se dio cuenta de que era un simple anillo de bronce, sin ningún valor económico aparente y sin ninguna característica especial hasta que, de pronto, se quedó mirando las tres palabras que había escritas en su superficie. Las leyó, sonrió y se lo puso.

—Gracias, viajero, este es justo el anillo que necesito.

Y dirigiéndose a todos los cortesanos exclamó:

—Este hombre ha traído el anillo que tanto tiempo he estado buscando. Un simple anillo de bronce, un anillo que tiene tres palabras escritas, las mismas tres palabras que quiero que a partir de ahora se incluyan en mi escudo real: «Esto también pasará».

Adaptación de Eloy Moreno de cuento sufí.

(Dedicado a un buen usuario y mejor persona que nos lee y nos acompaña en silencio.)

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Cita de John Wesley

Cita de John Wesley

“La pasión y el prejuicio gobiernan el mundo, pero bajo el nombre de la razón”.

Atribuida a John Wesley

Biografía

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Cómo tratar a los herejes

Matadlos a todos, Dios ya reconocerá a los suyos.

Arnaud Amaury, monje cisterciense, legado personal del papa Inocencio III para la cruzada contra los herejes cátaros.

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Cita de "El último deseo"

“Comprendí que el orgullo y la arrogancia, aunque son una defensa para ser diferente, son una lamentable defensa.”

Andrzej Sapkowski, “El último deseo” (1992)

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Cuento sobre el amor, “La leyenda de Carlomagno”

“El emperador Carlomagno se enamoró, siendo ya viejo, de una muchacha alemana. Los nobles de la corte estaban muy preocupados porque el soberano, poseído de ardor amoroso, y olvidado de la dignidad real, descuidaba los asuntos del Imperio.

Cuando la muchacha murió repentinamente, los dignatarios respiraron aliviados, pero por poco tiempo, porque el amor de Carlomagno no había muerto con ella.

El Emperador, que había hecho llevar a su aposento el cadáver embalsamado, no quería separarse de él.

El arzobispo Turpín, asustado de esta macabra pasión, sospechó un encantamiento y quiso examinar el cadáver.

Escondido debajo de la lengua muerta encontró un anillo con una piedra preciosa. No bien el anillo estuvo en manos de Turpín, Carlomagno se apresuró a dar sepultura al cadáver y volcó su amor en la persona del arzobispo.

Para escapar de la embarazosa situación, Turpín arrojó el anillo al lago de Constanza.

Carlomagno se enamoró del lago Constanza y no quiso alejarse nunca más de sus orillas.”

Italo Calvino

 

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Cuento - La oveja negra

Había un pueblo donde todos eran ladrones.

A la noche cada habitante salía con la ganzúa y la linterna, e iba a desvalijar la casa de un vecino. Volvía al alba y encontraba su casa desvalijada.

Y así todos vivían en amistad y sin lastimarse, ya que uno robaba al otro, y este a otro hasta que llegaba a un último que robaba al primero. El comercio en aquel pueblo se practicaba solo bajo la forma de estafa por parte de quien vendía y por parte de quien compraba.

El gobierno era una asociación para delinquir para perjuicio de sus súbditos, y los súbditos por su parte, se ocupaban solo en engañar al gobierno. Así la vida se deslizaba sin dificultades y no había ni ricos ni pobres.

No se sabe cómo ocurrió, pero en este pueblo se encontraba un hombre honesto. Por la noche en vez de salir con la bolsa y la linterna se quedaba en su casa a fumar y leer novelas.

Venían los ladrones, veían la luz encendida y no entraban.

Esto duró poco pues hubo que hacerle entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no permitir que los demás lo hicieran. Cada noche que él pasaba en su casa, era una familia que no comía al día siguiente.

Frente a estas razones el hombre honesto no pudo oponerse. Acostumbró también a salir por las noches para volver al alba, pero insistía en no robar. Era honesto y no quedaba nada por hacer. Iba al puente y miraba correr el agua. Volvía a su casa y la encontraba desvalijada.

En menos de una semana el hombre honesto se encontró sin dinero, sin comida y con la casa vacía.

Pero hasta aquí nada malo ocurría porque era su culpa: el problema era que por esta forma de comportarse todo se desajustó. Como él se hacía robar y no robaba a nadie, siempre había alguien que volviendo a su casa, la encontraba intacta, la casa que él hubiera debido desvalijar.

El hecho es que, poco tiempo después, aquellos que no habían sido robados encontraron que eran más ricos, y no quisieron ser robados nuevamente. Por otra parte aquellos que venían a robar a la casa del hombre honesto la encontraban siempre vacía. Y así se volvían más pobres.

Mientras tanto, aquellos que se habían vuelto ricos tomaron la costumbre también ellos, de ir al puente por las noches para mirar el agua que corría bajo el puente. Esto aumentó la confusión porque hubo muchos otros que se volvieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.

Los ricos, mientras tanto, entendieron que ir por la noche al puente los convertía en pobres y pensaron -paguemos a los pobres para que vayan a robar por nosotros-. Se hicieron contratos, se establecieron salarios y porcentajes: naturalmente siempre había ladrones que intentaban engañarse unos a otros. Pero los ricos se volvían más ricos y los pobres más pobres.

Había ricos tan ricos, que no tuvieron necesidad de robar ni de hacer robar para continuar siendo ricos. Pero si dejaban de robar, se volvían pobres, porque los pobres les robaban. Entonces pagaron a aquellos más pobres que los pobres para defender sus posesiones de los otros pobres, y así instituyeron la policía, y constituyeron las cárceles.

De esta manera, pocos años después de la aparición del hombre honesto, no se hablaba más de robar o de ser robados, sino de ricos y pobres. Y sin embargo eran todos ladrones.

Honesto había existido uno y había muerto enseguida, de hambre.

Italo Calvino

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menéame