El marxismo no se opone a que una persona posea bienes de consumo, como un teléfono, ropa o un coche. Lo que cuestiona es la acumulación de medios de producción y riqueza que permiten a una clase explotar a otra. Un comunista puede tener un iPhone comprado con el fruto de su trabajo, porque no se trata de un medio de producción que explote la fuerza de trabajo ajena. El problema no es que alguien tenga un teléfono, sino que un grupo de capitalistas posea las fábricas donde se producen esos teléfonos y se enriquezca explotando a los trabajadores