Las partes las conocemos todos.
Presentación del conflicto. Desarrollo del conflicto. Resolución del conflicto.
Esta división en tres bloques es una constante en casi todas las actividades creativas. Si alguien piensa que es un concepto occidental, o europeo... en la cultura japonesa existe el concepto “Jo-ha-kyū” (lo he copiado de la wiki porque no me acordaba del nombre exacto), una idea que no sólo habla de toda la obra, de la obra al completo, sino de cada escena. Una mala traducción sería algo como: "preparación, desarrollo y estallido", que según esa cultura se aplica a casi todo lo artístico: Música, teatro, cine, literatura, etc., como algo inherente al ser humano y a la tradición de contar historias alrededor del fuego de los ancestros humanos. La tradición oral.
Así pues, “inicio, medio y final”, “presentación del conflicto, conflicto y resolución”, “exposición, nudo y desenlace”, “preparación, desarrollo y estallido” guardan bastantes paralelismos y también ligeras diferencias de concepto, pero parece que es algo universal en los humanos, en cómo nos gusta leer una historia o que nos cuenten una historia.
Cojamos un ejemplo chorra inventado sobre la marcha. “Un musulmán y un protestante son compañeros de celda en un centro de reclusión, esperando su expulsión para ser juzgados en sus países de origen. Tras varios conflictos y pese a sus diferentes culturas y creencias, se hacen amigos. Por un descuido de los vigilantes, consiguen los dos escapar. Camino de la ciudad, huyendo, vuelven las diferencias, se pelean, se separan y vuelven a ser detenidos.”
Presentación del conflicto: Diferencias culturales en un entorno cerrado (carcelario).
Desarrollo: Parece que la amistad puede surgir en situaciones de mucha presión, como estar encarcelados.
Resolución del conflicto: Hay diferencias que son muy difíciles de sobrellevar.
Recordemos que el ETHOS está presente siempre que escribimos algo, y este es el que es, el que ha salido escribiendo sin pensar demasiado. ¿Hay que reflexionar por si la idea no se ajusta a lo que uno quiere contar? Siempre.
Volviendo a la cosa del conflicto. ¿Es más conflicto que estén encarcelados por ser delincuentes? ¿Es más conflicto que los pongan en la misma celda siendo de dos culturas diferentes? ¿La privación de libertad ayuda a crear falsas amistades?
Cuando se habla de conflicto CASI siempre es “A quiere algo” y “B se lo impide”. B puede ser otro personaje o personajes o la naturaleza o... Mil cosas.
Ejemplos simples.
“A” quiere llegar a Alaska para ver osos. No tiene dinero y quiere ahorrar, pero su padre enferma y debe pagar una cuidadora. La lucha entre lo ahorrado y el cuidado de su padre es un gran conflicto. Al final, decide que... (poned el final que os apetezca.)
“B” puede ser cualquier cosa o personaje que obstaculiza a “A” en conseguir lo que quiere. Depende del deseo o las obligaciones del personaje, el conflicto debe estar en armonía con él, a su nivel. Es muy complicado que el conflicto de un multimillonario sea no poder conseguir el juguete Hache para regalar esas navidades a su nieto. Aunque como todo, puede ser un punto interesante a estudiar (ETHOS, yo te invoco). Lo importante de poner barreras (conflictos) es que alguien desea algo o tiene que conseguir algo y no lo obtiene o no puede obtenerlo, hasta que termina la historia donde puede conseguirlo o no.
Siempre es lo mismo. Vladimir Propp lo explicó perfectamente en su libro “Morfología del cuento” (recomiendo su lectura). Una obra que atesoro en casa y que repaso de vez en cuando. Y me diréis, pero eso es teoría del cuento, no es lo mismo una historia de Raymond Chandler... pues, amigo, es BÁSICAMENTE lo mismo. Seguimos escribiendo cuentos, con otras palabras, pero cuentos.
Aunque no hay una regla exacta en cuánto debe durar cada una de estas partes, aproximadamente podría ser algo así.
I------I------------------------I------I
Primer tramo: Presentación. Segundo tramo: Desarrollo. Tercer tramo: Resolución.
Insisto en que esto no es, ni puede ser, una regla grabada a fuego. Pero sí que hay que tener en cuenta captar la atención del lector lo antes posible con la presentación del conflicto. El desarrollo puede durar tanto como nuestra imaginación nos permita siempre sin desviarnos del camino que nos hemos marcado. No es lo mismo un novelón de 400 páginas que un relato corto de 25 páginas. Pero la proporción debería ser más o menos la misma.
En el texto de @Feindesland hablaba del narrador, un tema peliagudo y entrar en muchas honduras en esa área es complicado y creo que no viene al caso. Así, muy por encima, hay varios tipos de narradores. El equiescente, el deficiente, etc. El más habitual es el omnisciente, en el que el narrador sabe todo de todos los personajes, dirige el tiempo y el espacio narrativo puede “saltar” al pasado, al presente, al futuro, ir a diferentes ciudades, lugares, cambiar de un personaje a otro a conveniencia, lo puede todo, vaya. Puede ser intervencionista o neutral. El primero juzga, opina, se burla, critica acciones, personajes, situaciones, etc. Y el omnisciente neutral, no opina, no juzga, se calla sus opiniones, intenta mostrarse aséptico y distante, dentro de lo humanamente posible, claro.
El narrador siempre se posiciona, quiera o no.