La pregonera no es la pregonera de la alcaldesa sino la pregonera del pueblo, de las fiestas grandes del pueblo, y nadie tiene más libertad que el ciudadano al que encargan que se dirija a otros ciudadanos. Este mensaje: “Somos ciudad, foro, asamblea, hogar, a pesar de que falten aceras, profesores en los colegios, médicos en los hospitales o casas de juventud”, solo puede molestar a un sectario. Porque esas cosas, haya muchas o haya pocas, siempre faltan, no hay que tomárselo a la tremenda.