Alejandra no es una adolescente común. A sus 15 años está a punto de dar el salto a la universidad —una edad que para la mayoría marca apenas el inicio del último curso de la ESO—, y su historia es el resultado de una conjunción única de talento, ambiente familiar extraordinario y un sistema educativo alternativo que ha sabido tolerar, potenciar y acompañar toda su diversidad de intereses.
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