Hace 8 años | Por --24865-- a es.noticias.yahoo.com
Publicado hace 8 años por --24865-- a es.noticias.yahoo.com

Dos equipos de investigadores asestaron un duro golpe a la credibilidad de una gran cantidad de estudios médicos, que según ellos suelen carecer de los datos y la transparencia necesarias para verificar los resultados o reproducirlos independientemente.Ambos análisis fueron publicados el lunes en la revista científica estadounidense PLOS Biology.

Comentarios

D

[...] Los científicos buscaron determinar los datos clave provistos en tales estudios para poder evaluar y reproducir sus resultados. También analizaron el acceso a los protocolos de estos trabajos y la frecuencia con la que otros investigadores podían reproducir sus conclusiones.

Los autores se sorprendieron al constatar que sólo uno de estos 441 estudios publicaba su metodología completa y ninguno puso a disposición todos los datos recopilados.

Además, la mayoría de los estudios no precisaba sus fuentes de financiamiento ni si los autores tenían o no conflicto de intereses.
[...]

El segundo análisis, dirigido por Ulrich Dirnagl, investigador del hospital universitario de Berlín Charité-Universitätsmedizin, pasó revista a cientos de estudios preclínicos realizados sobre ratones y ratas y centrados en el cáncer y accidentes cerebrovasculares.

Su conclusión fue que la gran mayoría de los estudios analizados no contenían suficiente información sobre la cantidad de animales utilizados.

En muchos de estos estudios, los animales "desaparecieron" sin explicación durante el transcurso de la investigación.

Valiéndose de un modelo informático, los científicos alemanes pudieron simular los efectos que causa la pérdida de estos animales de laboratorio en la validez de los resultados de los experimentos.

- Miles de millones desperdiciados -


Y ahora es cuando viene el enésimo todólogo a contarme que en el laboratorio de su cuñao se utilizan perros y ratas porque hacen investigaciones muy serias que van a Curar El Cáncer ® y que los animalitos son necesarios para probar la efectividad de estos revolucionarios tratamientos que nos van a salvar la vida a todos. Como ya me ha pasado tantas veces aquí mismo, en el Menéame.

Estudios con animales que rara vez llegan a cualquier sitio, que en la inmensa mayoría de casos luego resulta que no son extrapolables a humanos, que no aportan nada más que gastar dinero en departamentos de las universidades y cuya relevancia científica es NULA, ahora además estos investigadores demuestran que ni siquiera los artículos derivados de cientos de dichos experimentos aportan pruebas o información que corrobore lo que dicen.

Por otro lado, todo cosas muy normales en lo que se llama ahora "lo biotech", con "estudios" para "curar el cáncer" y "fármacos revolucionarios" que siempre están más interesados en captar inversores y salir a Bolsa que en hacer investigación de una forma seria, o ya simplemente siguiendo el Método Científico, que algunos ni eso.

Relacionada Olvida la burbuja tecnológica. Es de la burbuja de la biotecnología de la que te tienes que preocupar [ENG]

Hace 9 años | Por --423339-- a qz.com

D

¿Qué veracidad tendrá este estudio sobre los estudios biomédicos?

neotobarra2

La ciencia es una cosa y los científicos otra muy diferente. Yo confío en la primera, no tanto en los segundos. Y más a día de hoy, con todo el mundillo de la investigación y el desarrollo tan prostituido a los intereses de empresas y estados... Porque esto no siempre fue así, y ya lo he puesto antes pero creo que conviene tenerlo presente:

El final del siglo XX fue testigo de una «fiebre del oro» científica de asombrosas proporciones: la urgencia precipitada y frenética por comercializar ingeniería genética. Esta empresa avanzó con tanta rapidez, con tanto dinero, con tan pocos comentarios externos, que apenas si se llegan a comprender sus dimensiones y consecuencias.

La biotecnología promete la revolución más grande de la historia humana. Para fines de esta década habrá dejado muy atrás la energía atómica y los ordenadores en cuanto al efecto que habrá de ejercer sobre nuestra vida cotidiana. Como lo expresó un observador, «la biotecnología va a trasformar todos los aspectos de la vida humana: nuestros servicios médicos, nuestra alimentación, nuestra salud, nuestras diversiones, nuestro cuerpo mismo. Nada volverá a ser igual. Literalmente, va a cambiar la faz del planeta».

Pero la revolución biotecnológica difiere de las trasformaciones científicas anteriores en tres aspectos importantes:

* Primero, está muy difundida. Norteamérica entró en la Era Atómica a través del trabajo de una sola institución investigadora, en Los Álamos. Entró en la Era de los Ordenadores a través de los esfuerzos de alrededor de una docena de compañías. Pero hoy las investigaciones biotecnológicas se llevan a cabo en más de dos mil laboratorios sólo en Norteamérica. Quinientas compañías de gran importancia gastan cinco mil millones anuales en esta tecnología.

* Segundo, muchas de las investigaciones son irreflexivas o frívolas. Los esfuerzos por producir truchas más pálidas para que sean más visibles en el río, árboles cuadrados para que sea más fácil cortarlos en tablones y células aromáticas inyectables para que una persona tenga siempre el olor de su perfume favorito pueden parecer una broma, pero no lo son. En verdad, el hecho de que se pueda aplicar la biotecnología a las industrias tradicionalmente sujetas a los vaivenes de la moda, como las de los cosméticos y el tiempo libre, hace que crezca la preocupación por el uso caprichoso de esta poderosa tecnología nueva.

* Tercero, no hay control sobre las investigaciones. Nadie las supervisa. No hay legislación federal que las regule. No hay una política estatal coherente ni en Norteamérica ni en parte alguna del mundo. Y, dado que los productos de la biotecnología van desde medicinas hasta nieve artificial, pasando por cultivos mejorados, resulta difícil instrumentar una política inteligente.

Pero más perturbador es el hecho de que no se encuentren voces de alerta entre los científicos mismos. Resulta notable que casi todos los que se dedican a la investigación genética también comercian con la biotecnología. No hay observadores imparciales. Todos tienen intereses en juego.

La comercialización de la biología molecular es el acontecimiento ético más pasmoso de la historia de la ciencia, y tuvo lugar con velocidad desconcertante. En el transcurso de los cuatrocientos años que han transcurrido desde Galileo, la ciencia siempre avanzó en forma de investigación libre y abierta del funcionamiento de la Naturaleza. Los científicos siempre pasaron por alto las fronteras de las naciones, manteniéndose por encima de las preocupaciones transitorias de la política e incluso de las guerras. Los científicos siempre se rebelaron contra la imposición del secreto sobre las investigaciones, y hasta fruncieron el ceño ante la idea de patentar sus descubrimientos, al considerarse a sí mismos trabajadores para el beneficio de toda la Humanidad. Y, durante muchas generaciones, los descubrimientos de los científicos gozaron, por cierto, de la cualidad de ser peculiarmente desinteresados.

Cuando, en 1953, dos jóvenes investigadores de Gran Bretaña, James Watson y Francis Crick, descifraron la estructura del ADN, se aclamó su trabajo como un triunfo del espíritu humano, de la búsqueda multisecular para entender el universo de manera científica. Se esperaba, confiadamente, que el descubrimiento de Watson y Crick se brindaría desinteresadamente para mayor beneficio de la Humanidad.

Sin embargo, eso no ocurrió. Treinta años más tarde, casi todos los colegas científicos de Watson y Crick estaban dedicados a otra clase completamente diferente de proyecto: las investigaciones sobre genética molecular se habían convertido en una vasta empresa comercial que entrañaba muchos miles de millones de dólares, y los orígenes de esta empresa se pueden localizar no en 1953, sino en abril de 1976.

Ésa fue la fecha en la que se celebró una, ahora famosa, reunión, en la que Robert Swanson, capitalista de empresas de riesgo, se acercó a Herbet Boyer, bioquímico de la Universidad de California. Los dos hombres acordaron fundar una compañía comercial para explotar las técnicas de fusión de genes desarrolladas por Boyer. La nueva compañía que constituyeron, «Genentech», pronto se convirtió en las más grande de las empresas pioneras de ingeniería genética, y la de mayor éxito.

De repente pareció como si todo el mundo quisiera volverse rico. Compañías nuevas se anunciaban con frecuencia casi semanal, y los científicos salían en tropel para explotar las investigaciones genéticas. Para 1986, por lo menos trescientos sesenta y dos científicos (incluidos sesenta y cuatro pertenecientes a la Academia Nacional de Ciencias) figuraban en las juntas de asesoramiento de las empresas dedicadas a la biotecnología. La cantidad de los que gozaban de participación en acciones, o que estaban a cargo de oficinas consultoras, era varias veces mayor.

Es necesario hacer hincapié en cuán importante era, realmente, este cambio de actitud: en el pasado los científicos dedicados a la investigación pura adoptaban un punto de vista esnob en cuanto a la aplicación comercial; consideraban la búsqueda de dinero carente de interés en el aspecto intelectual y sólo apta para tenderos. Y realizar investigaciones para la industria, aun en los prestigiosos laboratorios de la «Bell» o de «IBM», era nada más para aquellos científicos que no habían podido conseguir el nombramiento como profesores en una Universidad. De esta manera, la actitud de los científicos que hacían investigación pura era fundamentalmente crítica ante el trabajo de los colegas que hacían investigación aplicada, y ante la industria en general. Su prolongado antagonismo mantuvo a los científicos universitarios libres de lazos contaminantes con la industria y, cada vez que surgía el debate sobre cuestiones tecnológicas, se contaba con científicos imparciales que discutían los temas al más alto nivel.

Pero eso ya no es verdad. Hay muy pocos biólogos moleculares y muy pocas instituciones de investigación que estén exentos de vínculos comerciales. Los días de antaño acabaron. Las investigaciones genéticas prosiguen, y con un ritmo más furibundo que nunca. Pero en secreto, con prisa y para obtener lucro.


Michael Crichton, año 1990

SalsaDeTomate

Yahoo = Titular sensacionalista
Por otro lado, el examen realizado se refiere a estudios en animales, donde dicen que no hay un seguimiento de la totalidad de los individuos.

gustavocarra

#2 http://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.1002333

http://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.1002331

No hay ningún sensacionalismo en este caso. La noticia sumariza muy bien las conclusiones de estos dos estudios.

El asunto es bastante grave. De todas formas, siempre he insistido que se deben de leer todos los apartados de los papers, en especial el material y los métodos.