Hace 8 años | Por Josu_el_porquer... a communia.es
Publicado hace 8 años por Josu_el_porquero a communia.es

Es curioso observar cómo el ejercicio del culto a la personalidad opera como una especie de fachada compensatoria que pretende cubrir nuestras principales carencias. Cuando ponemos la efigie o el retrato de un personaje ilustre como avatar de nuestras cuentas de Twitter confiamos compensar con sus reputados méritos nuestras propias limitaciones. Por eso es fundamental al discutir con estos grouppies dilucidar por qué idolatran a tan insignes prohombres. En el caso de los anarcocapitalistas, por ejemplo, el objeto de devoción suelen ser los inte

Comentarios

Josu_el_porquero

Magistral artículo en el que Carles Sirera nos cuenta quienes son los héroes neoliberales de Mont Pellerin que han forjado la narrativa que condiciona nuestras vidas. A mucho no les va a gustar, pero es difícil negar la evidencia.

ogrydc

Tras la desaparición del Imperio Austrohúngaro, Hayek y Mises perdieron su nación, su comunidad, su identidad. Ellos pertenecían a la aristocrática intelectualidad vienesa, a la capital del Imperio, al igual que nuestros tecnócratas de Bruselas defienden los intereses de la Unión Europea y no de sus países de origen.

Buenísimo y muy esclarecedor.

p

..., sino que ha hecho del exiliado, del apátrida, el nuevo superhombre capaz de comprarse su propia moral, su propia cultura, su propio idioma y su propia familia en el mundo repleto de libertad de elección individual que le espera.

Dedicado a todos esos que hablan de "los problemas reales de los ciudadanos"

DexterMorgan

El gran dilema al que se enfrentaron los burócratas imperiales tras las revoluciones de 1848 era cómo unir a pueblos enfrentados histórica y culturalmente bajo el mando de los austriacos. Cómo convencerles de que su pertenencia al Imperio era la mejor opción para ellos, la garantía de sociedades prosperas, eficientes y ordenadas y, al mismo tiempo, justas por estar abiertas al mérito y al talento individual.
En esa búsqueda de crear sociedades modernas unidas por nuevos lazos capaces de superar el pasado, la religión y otros rasgos culturales asociados con la barbarie y el atraso, la economía de mercado se transformó en el gran instrumento de disciplinización social que iba a lograr, gracias a la especialización que producía la división del trabajo, una unión voluntaria e interesada de los distintos pueblos que conformaban el Imperio.

Por esa razón, el liberalismo en su vertiente más autoritaria arraigó en un Imperio que necesitaba de su capacidad uniformizadora e igualadora mediante los precios (en una sociedad regida por mercados perfectamente competitivos el precio es igual para todos. A nuestros familiares les cobramos lo mismo que al resto). De igual modo, mediante la competencia la producción aumentaría y los súbditos tendrían mejores vidas.
Había un interés egoísta en seguir colaborando con la autoridad imperial y, en consecuencia, el mercado creaba un espacio común que terminaría conformando una nación que usaría como lengua común el alemán. Puede parecer un disparate, pero este es el antecedente de la Unión Europea.


A día de hoy, con las dinámicas en las que está envuelta la UE, y oyendo hablar a estos fans de lo que ellos llaman racionalidad, la política científica (que luego nunca acaba de funcionar, vaya por dios) y el reformismo moderado y sensato, este fragmento es muy pertinente.

p

Genial artículo. A tener en cuenta por toda esa banda de gilipollas que se declaran ciudadanos del mundo... o Ciutadans a secas. Hasta que el ser humano no transcienda su propia especie y se libere del lóbulo límbico, no somo somos sino un mamífero gregario que habla y que precisa de su rebaño para sobrevivir.

Sabaoth

Brutal...