Doce años después de terminar la guerra, Adnan Pripoljac y Boris Maric se encontraron a las siete de la mañana de un día de principios de octubre en la parada de autobuses de la compañía Zenicatrans para ir a la universidad. Tenían la misma edad, vivían a pocos metros de distancia en Kaonik, un pueblo de 1.200 habitantes al este de Sarajevo, habían ido a la misma escuela secundaria de Busovaca pero habían vivido dos realidades paralelas. Boris, bosnio musulmán, iba por la mañana y Adnan, bosnio croata, en el turno de tarde.
Comentarios
La lengua es todavía un instrumento utilizado por los radicales para fomentar la división, pero es prácticamente la misma. Como el portugués de Brasil y el de Portugal o el español de Argentina y el de España.
Es el mismo idioma señor periodista.
Una pena, estuve el año pasado en Mostar, una maravilla, y en la poca zona de playa que les han dejado, y se ven todavía los efectos de la guerra.
Alla donde los musulmanes son mayoria o una proporcion alta, existen problemas.
Los balcanes, chechenia, china, india...hasta en los paises musulmanes. Cuando se convierte en tonica general, hay que preguntar que tienen en comun
#2 Los musulmanes de Bosnia están muy occidentalizados. Las nuevas generaciones no son tan practicante, y además no tienen problemas en juntarse con los ortodoxos. Pero cuando llegan a casa, sus padres, que han sufrido una calamidad con una guerra muy salvaje (como casi todas, pero aquí con limpieza étnica) pues inflan la cabeza a los chavales.
Tendrá que pasar otros 25 años para que ortodoxos y musulmanes pueden tener una sola realidad.
No obstante el país se está vaciando a marchas forzadas. La gente emigra mucho a Serbia, Croacia y Alemania. Y luego está la fuerte corrupción, una de las razones de esas realidades que hace duplicar muchos puestos de trabajo. Hay universidades e institutos, que por la mañana hay todo un claustro ortodoxo, y a mediodía se cambia todo por otro claustro musulmán. Hay dos directores, dos conserjes, dos profesores por materia, etc... Si se unificase todo, habría que despedir al 50% de ese personal. Y en muchos de esos puestos (y en los de hospitales, comisarias y algunas oficinas públicas) es donde va la gente a la que los partidos deben favores por votos.
Hay pueblos con una fuerte emigración que por la mañana van 8 alumnos a clases de ortodoxos, y por la tarde 10 a las de musulmanes. Cuando podrían ir los 18 juntos y ahorrar costes.
No pensarán ir al mimo sitio a las siete de la mañana?