Se puede despreciar muchas cosas, pero cuando la desconsideración es hacia el sufrimiento extremo de alguien, cuando la indiferencia se adereza con altanería, convirtiéndose en menosprecio, tanto en las palabras como en los actos, para con la vida de un ser tan capaz de sentir, padecer, agonizar y morir describe con exactitud la catadura moral de esa persona. Al hilo de ciertas despectivas declaraciones de Enrique Ponce, el autor analiza las falacias en las que los matadores de toros y cuantos apoyan la tauromaquia basan su sanguinario egoísmo.
Comentarios
Excelente artículo que desmonta todos los sofismas de estos trogloditas.
¿El diario? Lo siento erronea mientras no arreglen su problema con el opera mini. Las votare erronras
¿Qué va a decir el mal carnicero? 120.000 euros cada día y de dinero público se lleva.