Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Yo esto lo recitaba todas las mañanas. Y es legal en España.
#2 A mí me tocaba el "Jesusito de mi vida, eres niño como yo..."
Y todavía recuerdo aquellas clases de sociales en las que teníamos que repetir la lección de memoria. Aquellas lecciones hablaban de lo bien que nos iría con la unión europea, el "ECU" y lo genial de tener un gobierno europeo.
También me acuerdo de aquellas charlas sobre lo bueno que era el rey y la falta que nos hacía.
Solo lo llaman adoctrinamiento cuando el que lo hace no cuenta lo que a ellos les interesa.
Los franceses no son los más indicados para hablar. Mi ex es profesora de secundaria en un pueblecito del norte y lo que les hacen enseñar es vomitivo. Se trata de algo que ellos llaman "los valores de la República" y que en realidad consiste en odiar a todo aquel que sea diferente. "Hay que suprimir la diferencia", decía en sus apuntes del máster. "Los alumnos deben ser uniformes y compartir los valores oficiales". Cuando aprobó las oposiciones lo primero que recibió fue el vídeo del ministro de educación con un discurso en tono militar que comenzaba "Vous êtes fonctionnaire de la République!" (Eres un funcionario de la República) en el que se insistia en la necesidad de obligar a los alumnos a abandonar cualquier rasgo cultural o forma de pensar distintos de los oficiales. La educación francesa, en teoría, se basa en la autoridad, aunque hasta para eso son pésimos. Este odio a lo diferente (porque es odio puro) fue sin duda lo que más pesó a la hora de decidir abandonar el país. Mi ex se quedó única y exclusivamente por el salario (después de años de penurias, era como maná) y se adapta perfectamente a las costumbres locales (ya piensan que es francesa), pero se siente mal porque tampoco tolera la cultura del odio y a veces se siente una pieza más de ese sistema.
Comentarios
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.
Yo esto lo recitaba todas las mañanas. Y es legal en España.
#2 A mí me tocaba el "Jesusito de mi vida, eres niño como yo..."
Y todavía recuerdo aquellas clases de sociales en las que teníamos que repetir la lección de memoria. Aquellas lecciones hablaban de lo bien que nos iría con la unión europea, el "ECU" y lo genial de tener un gobierno europeo.
También me acuerdo de aquellas charlas sobre lo bueno que era el rey y la falta que nos hacía.
Solo lo llaman adoctrinamiento cuando el que lo hace no cuenta lo que a ellos les interesa.
Por lo menos el Che existió.
A mi me "educaron" en la escuela mientras las monjas de mi familia me "adoctrinaron" en casa
Que si dios es el pecado original y tropecientas mil otras gilipolleces, y aquí estoy, el azote de los obispos pedófilos.
Están pariendo opositores... ¡Y LO SABEN!
Que raro, un vídeo que usa el efecto de ojo de pez y no tiene que ver con alturas de vértigo o tetas.
Los franceses no son los más indicados para hablar. Mi ex es profesora de secundaria en un pueblecito del norte y lo que les hacen enseñar es vomitivo. Se trata de algo que ellos llaman "los valores de la República" y que en realidad consiste en odiar a todo aquel que sea diferente. "Hay que suprimir la diferencia", decía en sus apuntes del máster. "Los alumnos deben ser uniformes y compartir los valores oficiales". Cuando aprobó las oposiciones lo primero que recibió fue el vídeo del ministro de educación con un discurso en tono militar que comenzaba "Vous êtes fonctionnaire de la République!" (Eres un funcionario de la República) en el que se insistia en la necesidad de obligar a los alumnos a abandonar cualquier rasgo cultural o forma de pensar distintos de los oficiales. La educación francesa, en teoría, se basa en la autoridad, aunque hasta para eso son pésimos. Este odio a lo diferente (porque es odio puro) fue sin duda lo que más pesó a la hora de decidir abandonar el país. Mi ex se quedó única y exclusivamente por el salario (después de años de penurias, era como maná) y se adapta perfectamente a las costumbres locales (ya piensan que es francesa), pero se siente mal porque tampoco tolera la cultura del odio y a veces se siente una pieza más de ese sistema.
http://www.hola.com/realeza/casa_espanola/2015111182058/rey-felipe-vi-ninos/