En las últimas seis décadas, las potencias occidentales y las organizaciones internacionales han recurrido cada vez más a las sanciones económicas. A principios de la década de 1960, menos del 4% de los países eran objeto de sanciones impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea o las Naciones Unidas; en la actualidad, ese porcentaje ha aumentado hasta el 27%. Las magnitudes son similares cuando consideramos su impacto en la economía mundial: la parte del PIB mundial producida en los países sancionados pasó de menos del 4 por ciento al 29 por
Comentarios
Antaño cuando alguien aplicaba un asedio, sitio o cerco a su enemigo, no habia duda que se trataba de una accion hostil de caracter belico o militar. Sin embargo, hoy en dia, en el mundo moderno, se aplican sanciones, o bloqueos economicos, con el mismo fin: asfixiar al "enemigo" con animo de que adapte su comportamiento a lo demandado.
Cuando se aplican sanciones, al igual que cuando se efectua un asedios, muere gente.
Curiosamente nadie ve estas sanciones, o bloqueos como acciones belicas (que es lo que realmente son).
En "occidente" somos una panda de hipocritas y unos cinicosx
#2 Sin acciones criminales y sus consecuencias sólo las sufren los más débiles y dentro de estos los niños y los enfermos. Que sin considerados como daños colaterales. ¡Que mundo más ruin!
Esto no está completo sin mencionar el embargo salvaje a Irak tras la guerra del 91. Las estimaciones más optimistas cifran las muertes en cientos de miles:
https://en.wikipedia.org/wiki/Sanctions_against_Iraq
Cuando aplicas sanciones con el dólar como moneda de cambio en El mundo, entonces es el mundo el que cambia.
Poco a poco. Se tardará una década. Pero el.dolar dejará de ser la moneda que pueda aplicar sanciones. Dejará de ser relevante.
Y con él, occidente. Vienen curvas.
Se llama totalitarismo, conmigo o contra mí. Y por supuesto no es exclusivo de occidente. Digamos que es cómo funciona la humanidad en líneas generales, desde siempre.
Eso sí, al menos otros no van presentándose ante el resto del mundo como el referente moral y defensor de los derechos humanos universales. Occidente, en este sentido, es especialmente demagógico.