En su definición tradicional, la diferencia entre los conceptos, por otra parte hoy tan manidos, de “conservador” y “progresista” estriba en la caracterización de sus formas de relacionarse con el tiempo: resistencia al cambio vs. avance hacia el futuro, en lo primero la derecha y, en lo segundo la izquierda. Sus máximas expresiones serían la reacción contra la revolución. El presente libro analiza como dicho reparto se ha dislocado y además es poco operativo para entender el nuevo conservadurismo.
Comentarios
Basta una translación sutil pero continua del eje de coordenadas… ahora soy el centro, ahora extremo centro, ahora…
Pienso que ha sido un gran error seguirles el juego a los reaccionarios de derechas y llamarlos "liberales" o "neoliberales". Su pensamiento tiene poco que ver con el liberalismo y mucho que ver con el conservadurismo. El liberalismo defiende la dignididad del individuo y que no sea sometido por poderes ajenos; ya sean estatales o corporativos o empresariales. Ésa es la libertad ilustrada; no la libertad de explotar a otros que defienden los conservadores. El conservadurismo quiere conservar en todo lo posible las instituciones opresivas que fueron parcialmente derrotadas por movimientos modernos como la Ilustración y la Revolución de 1789. Quieren retornar a una sociedad en la que prima la jerarquía, la tradición, el autoritarismo, la religión.
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