Hace 5 años | Por mmm_ a hoy.es
Publicado hace 5 años por mmm_ a hoy.es

Hay lugares en los que el ritmo de vida viene impuesto por el claxon de las furgonetas que vienen de fuera. «Yo estaba en la cama y me he vestido rápido cuando he oído la bocina para llegar a comprar», dice Berta, una vecina de Ovejuela mientras espera su turno ante la tienda móvil de Sergio Garrido. La puerta lateral del camión, tras la cual se encuentran dos cámaras refrigeradas con paredes transparentes para que los clientes puedan ver su interior, no está levantada más de media hora en cada parada. A veces es menos tiempo.

Comentarios

Magog

Una de las cosas que me encantan del pueblo en verano es que, a los segundos de escuchar la bocina de la furgoneta del pan, escuchas a los niños "el paaaann!!!!", por si los adultos no nos hemos enterado, es de esos momentos que te sacan una sonrisilla (lo dice uno y luego lo van re anunciando todos los críos en cadena)

D

Y pensar que yo hago la compra casi diariamente... Dirán lo que quieran, pero eso de tener que bajar comprar a golpe de claxon, pillar lo que hay en ese momento y pagar al precio que el vendedor quiera, es un patatal! No me extraña que los del pueblo se vayan yendo a las ciudades.

Cada vez veo más claro la libertad de las ciudades. De poder comprar cuando quieras. De poder comprar donde quieras. De poder comprar lo que quieras. De poder comprar y comparar precios....

Puede que algún día desde esos pueblos se pueda pedir la compra on-line, y un dron de largo alcance la acerque hasta las casas. El futuro no está escrito!

M

Cosas de la España Vaciada.