La decisión del Consejo Europeo de aplazar las medidas sobre energía para reducir la dependencia del gas y el petróleo ruso a raíz de la crisis de Ucrania es una demostración de la débil posición europea en la escena internacional y de las dificultades para desarrollar una política energética común. Los intereses nacionales siguen impidiendo una visión energética supranacional y convierten la seguridad de suministro y los impactos del cambio climático en dos cuellos de botella para el futuro de Europa.
Comentarios
Siempre es un gusto leer a Javier...
Europa no está para hacer el gilipollas sirviendo incondicionalmente a potencias extranjeras, menos aún a potencias extranjeras cuyo poder se resquebraja en la escena internacional.
Mientras seamos la putita de los EEUU, en lugar de una potencia independiente que cuida de sus intereses, estaremos jodidos y supeditados a si en Washington deciden que nuestro proveedor de gas debe ser sancionado o si hay que provocar inestabilidades en sus vecinos para cabrearle y que ellos, los EEUU, consigan más poder.
Menos preocuparse de OTANes y de EEUU y menos propaganda de "fulano y mengano son dictadores y hay que llevar la democracia a chiquitistán y a bananalandia" y más mirar por nuestros propios intereses y por lo que más le conviene a Europa es lo que hace falta en Bruselas. Pero claro, para eso habría que pensar un poco antes de votar a traidores a sueldo de Washington que trabajan 24/7 en contra de sus naciones a cambio de paquetes de acciones, chivatazos financieros y puestos "de consejero" en la banca y las multinacionales.