De repente, entre los disparos empezó a sonar un grito por la radio. “¡Real!, ¡real, ¡real!, ¡Alto el fuego!”. La cosa se había tornado seria. Fue en el campo de maniobras Chinchilla (en Albacete). Desde hacía unos días, varios soldados de la Legión estaban realizando un ejercicio de fuego real, pero hubo que detener todo porque una bala había alcanzado al legionario Joaquín Hipólito.
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