“No hay que rendirse nunca, ¡como el Barcelona!”, brama la voz que surge del altavoz que Francisco Luzón utiliza para comunicarse, y que repite lo que el conquense escribe en su 'smartphone'. Puede que no las emitan sus cuerdas vocales, pero sus palabras y la sonrisa de su rostro son inconfundibles. Es su respuesta a nuestra pregunta de cómo debería enfrentarse alguien que, como le ocurrió a él hace más de tres años, haya sido diagnosticado con ELA, apenas unas horas después de la hazaña culé.
Comentarios
Votadlo negativo, este es rico.
Yo diría que lo más comunista que hay...
A unos los trata mejor que otros. Mirad a Stephen Hawking.