Hace 2 años | Por Rayder a eldiario.es
Publicado hace 2 años por Rayder a eldiario.es

Defender la democracia, con todas sus imperfecciones, tiene un precio, pero el coste derivado del conflicto en Ucrania no puede implicar un mayor sacrificio para colectivos que están al límite ni actuar con cobardía frente a las grandes corporaciones. El título de este artículo es prestado y surgió a raíz de los razonamientos de un veterano colega, experto en política internacional, que hace unos días en un almuerzo planteaba esta reflexión. ¿Qué costes estamos dispuestos a asumir?

Comentarios

TonyIniesta

#11 así es

D

#11 A ver, no estamos pagando la extensión de la OTAN hasta la cocina de Rusia, porque ni la OTAN ni ninguno de los países que se ha incorporado a la OTAN forma parte de Rusia, estamos pagando el imperialismo salvaje de Putin, que quiere que los países que rodean a Rusia hagan lo que él quiere, les guste a ellos o no.

Que Putin diga "que estoy mu loco, que como te vayas con ese, te ahostio, que a mí no me deja nadie, tú eres mía y de nadie más" no significa que haya que hacerle caso.

El error que han cometido las mentes brillantes europeas ha sido confiar en que Rusia podía ser un vecino de confianza y asociarse demasiado con ellos, que no es lo mismo. Pero desde 1917 Rusia lleva demostrando que NO es un vecino de confianza (aunque el otro salvaje que tuvimos por aquí le atacase y terminase ahostiado).

Rayder

#2 Yo creo que la mayoría de la sociedad desconoce las consecuencias a largo de plazo de lo que está por venir tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia y dado el nivel de nuestros gobernantes tengo cero confianza en su capacidad para resolver los problemas actuales y futuros.

Yonny

#4

No opino igual. Todos sabemos lo que hay. Y en realidad me da orgullo pensar que no somos tan egoístas y que preferimos algunos sacrificios a permitir según qué cosas.

Mirar para otro lado sería una peor respuesta como sociedad.

Rayder

#5 ¿Crees que la respuesta actual de nuestros políticos a esta crisis es la adecuada?

Yonny

#7

En mi opinión se quedan bastante cortos.

Pero supongo que consensuar entre tantísimos países y posiciones es tarea difícil, así que si, adecuado.

Raziel_2

#8 No sé, puestos a defender la democracia poner como ejemplo a Ucrania, cuya corrupción institucional se sale del mapa y cuya calidad democrática deja mucho que desear, pues no sé muy bien que se defiende ahí.

La injusticia ya está hecha desde luego, el pueblo ucraniano no se merece pasar por esto, por muy corruptos e hijos de puta que sean sus dirigentes.

Y sobre lo de quedarse cortos, bueno, yo aplicaría la misma fórmula que se aplica en las situaciones de emergencia: "Si no puedes socorrer si asegurar tu propia seguridad, no intentes el rescate".

Yonny

#7

Por cierto. Cuál sería la alternativa?
No la hay

z

#4 el problema es que nuestros gobernantes no deciden nada, ya deciden nuestros amos por ello.

Nadie se ha podido oponer al envío de armas a costa de sufrir el acoso internacional e igual ha pasado con las sanciones a Rusia, cuando nuestra relación con ellos era buena.

JackNorte

Cuando se quiere estar en guerra y en paz a la vez ni se soluciona la guerra ni se tiene paz.

Rayder

Siento ser pesimista pero nuestro futuro pinta muy negro

Yonny

#1

Yo creo que la mayoría de la sociedad asume las consecuencias.
Problemas de ricos me parece a mí.

D

#1 el mío, hasta rapea

Mauro_Nacho

No estamos en guerra, estamos en crisis económica, guerras ha habido toda la vida, exceptuando Primera y la Segunda guerra mundial, donde muchos países se vieron envueltos. Esta guerra no puede dar mucho de sí, no puede extenderse porque a nadie le interesa y no vamos a autodestruirnos. aunque sus consecuencias van a ser importantes como entre ellas la fragilidad de las economías porque son dependientes de materias que hay mucha demanda y la oferta no va a aumentar sino todo lo contrario, el petróleo y el gas, y la transformación de las economías para desarrollar las energías renovables es muy lento. Por esa razón la crisis que atravesamos es muy grave y pone en contradicción el sistema capitalista que disfrutamos y también la globalización de las economías.