El periodista y politólogo Michael Neudecker ha tenido el acierto de recuperar en su blog los debates que sobre “la cuestión democrática”, protagonizó el gran jurista marxista y socialista italiano, Norberto Bobbio. Como bien nos recuerda Neudecker, “no nos representan” fue el grito más popular del movimiento 15-M, expresión de la crisis social e institucional que sufre el país.
Por lo menos hay opciones terriblemente sencillas para que su representación sea más proporcional.
Por ejemplo. Que el voto de los parlamentarios tenga un valor equivalente al de los votos que ha recibido, con un ratio corrector. Si tienes 1 millón de votos, tu voto en el parlamento cuenta 10 veces más que si has recibido 100000 votos.
De esta manera podría haber menos parlamentarios por partido y podrían entrar más partidos con el mismo número total de parlamentarios.
Es más, se podrían mantener las circunscripciones (si se quisiese) porque no penalizaría a los partidos pequeños en las provincias pequeñas.
De esta manera no existiría el voto útil. Cada voto contaría independientemente de que sea a un partido minoritario o uno mayoritario.
Los dos problemas fundamentales que encuentran las clases políticas dominantes para evitar cualquier representación de los electores son:
- En cualquier caso, no tener que representarles en absoluto y resultar impunes.
- A pesar de la condición anterior, seguir contando con la coartada numérica de la participación de los no representados.
Y luego vienen los debates de si se les representa mejor así o asá, que forman parte del engaño necesario para la segunda condición.
- Que el programa sea obligatorio cumplirlo. Que no se pueda hacer lo contrario sin que suponga una expulsión del parlamento o elecciones anticipadas automáticas.
- Que las decisiones de relevancia que no se hayan contemplado en el programa electoral vayan a referendum
El problema de la democracia directa es que está muy bien, si realmente puedes consagrar tu vida a leerte proyectos de ley y asistir a asambleas. Si resulta que tienes que trabajar, tener una familia y demás, pues no te queda demasiado tiempo como para hacerlo. De hecho, es un poco lo que pasó en el 15M: al principio se apuntó todo el mundo pero, conforme pasaban los días, la gente que tenía obligaciones se fue yendo, y al final quedaron los de siempre: gente joven, sin hijos ni ataduras, en muchos casos estudiantes o gente sin trabajo que podía dedicar tiempo al tema.
De ahí que la democracia representativa tenga muchas ventajas. Te permite hacer el esfuerzo de concentración sólo una vez cada ciertos años, y a partir de ahí delegar el "trabajo duro" en personas en las que confíes. El problema es que se ha demostrado que hacen falta muchísima más transparencia y controles. Pero, como sistema, no es malo, y probablemente sea el mejor compromiso entre lo ideal y lo práctico.
Comentarios
Sí, ciudades estado.
En principio es representativa porque somos demasiados para ser directa. Aunque con las nuevas tecnologías es más fácil, aún lo veo complicado.
Por lo menos hay opciones terriblemente sencillas para que su representación sea más proporcional.
Por ejemplo. Que el voto de los parlamentarios tenga un valor equivalente al de los votos que ha recibido, con un ratio corrector. Si tienes 1 millón de votos, tu voto en el parlamento cuenta 10 veces más que si has recibido 100000 votos.
De esta manera podría haber menos parlamentarios por partido y podrían entrar más partidos con el mismo número total de parlamentarios.
Es más, se podrían mantener las circunscripciones (si se quisiese) porque no penalizaría a los partidos pequeños en las provincias pequeñas.
De esta manera no existiría el voto útil. Cada voto contaría independientemente de que sea a un partido minoritario o uno mayoritario.
Los dos problemas fundamentales que encuentran las clases políticas dominantes para evitar cualquier representación de los electores son:
- En cualquier caso, no tener que representarles en absoluto y resultar impunes.
- A pesar de la condición anterior, seguir contando con la coartada numérica de la participación de los no representados.
Y luego vienen los debates de si se les representa mejor así o asá, que forman parte del engaño necesario para la segunda condición.
- Que el programa sea obligatorio cumplirlo. Que no se pueda hacer lo contrario sin que suponga una expulsión del parlamento o elecciones anticipadas automáticas.
- Que las decisiones de relevancia que no se hayan contemplado en el programa electoral vayan a referendum
1°Sabemos quienes no nos deberian gobernar
2°Sabemos en mayor o menor medida quienes son los mas preparados en cada campo.
Etc etc
El problema de la democracia directa es que está muy bien, si realmente puedes consagrar tu vida a leerte proyectos de ley y asistir a asambleas. Si resulta que tienes que trabajar, tener una familia y demás, pues no te queda demasiado tiempo como para hacerlo. De hecho, es un poco lo que pasó en el 15M: al principio se apuntó todo el mundo pero, conforme pasaban los días, la gente que tenía obligaciones se fue yendo, y al final quedaron los de siempre: gente joven, sin hijos ni ataduras, en muchos casos estudiantes o gente sin trabajo que podía dedicar tiempo al tema.
De ahí que la democracia representativa tenga muchas ventajas. Te permite hacer el esfuerzo de concentración sólo una vez cada ciertos años, y a partir de ahí delegar el "trabajo duro" en personas en las que confíes. El problema es que se ha demostrado que hacen falta muchísima más transparencia y controles. Pero, como sistema, no es malo, y probablemente sea el mejor compromiso entre lo ideal y lo práctico.