Tengo amigos juristas que se han leído la sentencia del Pleno de la Sala de lo Civil sobre las tarjetas “revolving”. A fondo. Y están escandalizados. “Es un monstruo jurídico”, dicen uno. “Es un pollo sin cabeza”, afirma otro. “Confunden el tocino con la velocidad; han errado el tiro”, remacha un tercero. “Han creado una alarma innecesaria en el sector y han fallado en contra de todo rigor jurídico y de lógica al confundir los controles“, coinciden los tres.
Comentarios
Pues había entrado en el artículo para echar pestes, pero después de leerlo coincido en lo esencial. Tal y como dice:
“Lo lógico habría sido limitar estos préstamos al consumo a través del control abusividad y de transparencia, en línea con la Directiva Europea. Lo que, sin duda, favorece a los consumidores“.
Me parece que efectivamente es un error centrarse en el tipo de interés usurario (que yo creo que no lo es tanto o que en algunas sí y en otras no) y no centrarse en el mecanismo de funcionamiento de estas tarjetas y en la falta de trasnparencia con la que se venden, que es donde está el demonio y es loque genera la bola de deuda impagable.
#1 Una vez mi ayuntamiento me cobró un recargo del 29% por no haber pagado a tiempo un nuevo impuesto que no tenía domiciliado y que no sabía ni que existía.Según ellos me lo había comunicado vía carta.
Eso sí que era usura.