El hombre había dejado de tomar alimento alguno y pasó su último año de vida a base de bebidas alcohólicas. En total, solo en la habitación del hombre había más de 100 botellines vacíos colocados cuidadosamente en el suelo, sin dejar espacio más allá de para poder salir de la habitación. Lo más llamativo es que el hombre no sufría ninguna enfermedad y aunque su hijo le preparase comida, él decidido dejar de alimentarse y solo bebía. Y es que se acaba de divorciar y esta fue la manera de evitar sus problemas.
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