Una familia compuesta por un hombre de 58 años y sus seis hijos han residido durante los últimos nueve años en el sótano de una granja de un pueblo del norte de Holanda «esperando el fin del mundo» , tal como confirmó la Policía holandesa y recoge Efe.
Tendrían que haberlos dejado en paz. ¿Para qué obligarlos a salir a presenciarlo? Es cruel e innecesario. Podrían haberlos dejado en su guarida para que se ahorraran toda la demencia que recorre el mundo actualmente, la desesperanza y la podredumbre y la inacción. Observar todo esto, junto con la estupidez que lo niega, sólo genera impotencia y, con el tiempo, ciertas dosis de cinismo para sobrellevarlo. Haberlos dejado ahí, en su mundo pequeñito. También les habría llegado el final, pero en la intimidad, algo así como en casa, abrazados entre sí y alejados de este tumulto de gente que , diariamente, devoramos el mundo sin inmutarnos.
Comentarios
#0, es dupe.
La policía encuentra a una familia de adultos escondida durante nueve años en el sótano de una granja [EN]
La policía encuentra a una familia de adultos esco...
dutchnews.nl#0 ---> #4
Previsores.
"La familia no tuvo ningún contacto con el exterior durante nueve años y algunos no sabían que existían más personas viviendo en este planeta".
Esta frase separada del texto, casi que como invita a generalizar en millones de familias mundanales de este nuestro mundo...
Que se esperen un poco mas, ya queda poco... Impacientes!
¿y sucedió?
Tendrían que haberlos dejado en paz. ¿Para qué obligarlos a salir a presenciarlo? Es cruel e innecesario. Podrían haberlos dejado en su guarida para que se ahorraran toda la demencia que recorre el mundo actualmente, la desesperanza y la podredumbre y la inacción. Observar todo esto, junto con la estupidez que lo niega, sólo genera impotencia y, con el tiempo, ciertas dosis de cinismo para sobrellevarlo. Haberlos dejado ahí, en su mundo pequeñito. También les habría llegado el final, pero en la intimidad, algo así como en casa, abrazados entre sí y alejados de este tumulto de gente que , diariamente, devoramos el mundo sin inmutarnos.