Hace 3 años | Por painpast a rafaelpoch.com
Publicado hace 3 años por painpast a rafaelpoch.com

¿Perdió Aleksandr Lukashenko las elecciones presidenciales del 9 de agosto? Mi impresión es que incluso sin mediar amaños podría haberlas ganado, aunque desde luego no por un 80% del voto. Esa impresión es compartida hasta en el ministerio de exteriores alemán en Berlín, pero no cambia lo esencial: el resultado ha indignado en su país y desencadenado un potente movimiento popular. Parece que el vaso se ha colmado en Bielorrusia. Pero ¿cómo se ha llegado hasta aquí y qué horizonte se perfila tras una caída del caudillo?

Comentarios

cosmonauta

Hay Rafael Poch, hay meneo.

sr_pil

"Eso quiere decir que el conocido y contradictorio escenario de tantas sociedades del Este de Europa y la ex URSS de los últimos treinta años de un aparente “avance cívico-democrático” con retroceso en los derechos sociolaborales y en la soberanía nacional, podría estar servido"
El click.

D

Resumen:

¿Es Lukashenko un dictador?

Sí, pero de los nuestros.

Que se publique esto en Ctxt debería ser suficiente para desconfiar de su valor en cuanto a defensa de la libertad y democracia.

Al baúl del fascismo encubierto, junto a los artículos "Franco, XL años de paz" y "Mussolini, el hombre que hacía llegar los trenes a tiempo"

sr_pil

#2 deja de matar al mesajero y lee la noticia... de un tipo lúcido y que reparte bien como Poch. Hasta la verga de palillos en la boca para enfangar comentarios que puedan aportar.

D

#2 Es un poco infantil reducir el artículo a un "buenos" y "malos". Poch de Feliu no es RT, ni tampoco el WSJ; igual quitarse algún filtro mental y leerlo con calma ayudaría... hay referencias históricas, de hemeroteca... Decir "en resumen" para luego soltar una simpleza es un intento de desprecio hacia el autor que solo revela una autosatisfecha ignorancia o una voluntad de trolear a todo quien se considere adversario ideológico

Un fragmento del "fascismo encubierto" del artículo: "En los últimos quince o veinte años la gestión del caudillo bielorruso ha aportado otra cosa a su conservadora y responsable sociedad: la conciencia y el hartazgo por la falta de democracia formal. El mismo Presidente que en los años noventa expresó la soberanía popular bielorrusa ante la impuesta y no deseada disolución de la URSS, ha enseñado a la soberanía popular estos últimos veinte años –¡y bien a su pesar!- otra lección: la carencia de democracia y la ausencia de derechos políticos elementales en una sociedad europea moderna. Ha pasado una generación. Muchos bielorrusos están diciendo basta a todo eso."