Hace 5 años | Por --456958-- a ara.cat
Publicado hace 5 años por --456958-- a ara.cat

Habría sido como si una persona entra en una fiesta para detenerla justo en el momento más animado y con todo el mundo a punto de emborracharse. Artículo de opinión de David Fernández (CUP).

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Traducción :
"Habría sido como si una persona entra en una fiesta para detenerla justo cuando se encuentra en el momento más animado y todo el mundo está a punto de coger una borrachera"
Era tarde, noche y quería llover en un país donde la lluvia no sabe llover todavía. Pero sonó el teléfono. En la pantalla táctil se leía sólo una V. La V de Vinader, claro. Y sí, era Xavier, hoy más añorado que ayer pero mucho menos que mañana. Me apresuro a dejar lo que estaba haciendo y pasar por casa urgentemente, estaba en medio de una crisis que dejaba al descubierto todas las impunidades de las vergüenzas bancarias. Rodeado de miles de libros, con aquel dejo clandestino que nunca lo abandonó, me dio un sobre: "Para vosotros, para mañana, contra la indecencia". Como en una novela oscura y griega de Márkaris, lo abrí allí mismo. Y sí: era el contrato blindado, de sueldo subido en medio del agujero, de Adolf Todó y otros listos. Y el acta del consejo de administración de CatalunyaCaixa del 26 de marzo de 2008 con los votos de los representantes de CiU, PSC, ICV, sindicatos y municipios- en que se aprobaba sin ninguna oposición. Habíamos removido cielo y tierra buscándolo. Y no había manera. Las leyes del silencio ya operan así.

Era en julio de 2013 y al día siguiente Todó debía comparecer en la comisión de investigación por la desaparición del sistema catalán de cajas. Lo negó todo - "¿Tiene el contrato, usted?", Dijo desafiant- hasta que se lo mostramos. Huesca y rictus en el rostro, añadió: "Me extraña que tenga este contrato". Dicen-dicen-dicen que durante mucho tiempo se ha estado pidiendo de donde carajo salió. Ahora ya lo sabe. De Xavier Vinader, de quién si no. Nuevo homenaje a quien nos enseñó a aprender a preguntar siempre tres veces -Preguntar, repreguntar, contrapreguntar- y a no desfallecer ni callar jamás. Por el pasillo silban también que las defensas de los presuntos banqueros han urdido un ingente esfuerzo influencias 'por las altas esferas del poder -mail personales incluidos, y los he visto- para probar una discretísima ley del silencio sobre los juicios que se están celebrando. Las togas de oro son expertas en pasar página discretamente. Es decir, impunemente.

Ahora bien, en pura lógica vinaderiana contra la torpe teoría general del olvido, no sé como explicaremos a nuestros hijos que un rescate público de 12.000 millones de euros va camino de la más sórdida y estricta impunidad. Nada ni nadie será responsable, porque si es el poder que la hace, se ve que nunca la paga. Y es lo peor que nos puede pasar: que no acabe pasando nada de nada. Profecía y advertencia, lo alertaba la acusación popular de la CUP el lejano febrero de 2015 - "Si no nos damos prisa habrán prescrito todos los delitos" - y hoy todavía se hace difícil de entender el papel del FROB y de la misma fiscalía. ¿De verdad que un agujero de 12.000 millones de euros, el mayor fraude de la historia financiera catalana, quedará impune y sin más consecuencias? Letanía y ritual, que ya lo dijo Rajoy, "El rescate no costará un euro", y luego él mismo certificó el macrorobatori, dando por perdidos irreversiblemente 51.000 millones de euros. Y sí, no me hagan decir, por obvio, que se puede hacer con esta cifra -escuelas, hospitales, pensiones o ley de dependencia-. Me ahorro decir que Borrell no dimite por el caso Abengoa, que Cotino presenta un libro sobre ética en sede policial y que la bolsa baja cuando suben los derechos ciudadanos. Qué rápido se mueve el Supremo y rectifica cuando quien protesta son los bancos. Ni 24 horas ha durado la decisión que les imputa los impuestos sobre hipotecas. Así es este mundo.

Mal cuerpo y peor cara, el espejo refleja una justicia variable y de clase. La gran evasión, finalmente, será doble: los 15.000 millones de euros perdidos, desvanecidos y esfumados que ha costado el derrumbe de todo el sistema catalán de cajas y casi cero responsables. Tres juicios epidérmicos tipo Al Capone por cuestiones menores del chocolate del loro -la codicia de los directivos de Caixa Penedès, un endoso fraudulento de preferentes de la cúpula de Caixa Laietana, la subida de sueldos en Cataluña Caixa- y una causa abierta en el audiencia Nacional -por 32 operaciones inmobiliarias por un valor de 720 millones- que ya veremos cómo acaba. Según Narcís Serra, "acabará bien". Es decir, mal y de la peor manera: con impunidad. Impotencia democrática al por menor y al por mayor.

En aquella comparecencia, Todó reconoció que entró a la fiesta y no la detuvo. Es decir, que se sumó, y la fiesta terminó siendo orgía y aunque la pagamos nosotros. Crónica de Juan Palomo, la comisión de retribuciones estaba integrada por cuatro personas, entre las que dos beneficiarios de las subidas: sí, Narcís Serra y Adolf Todó. Permitido reír por no llorar. Serra también consiguió -algún día que alguien explique cómo y de cuáles la reforma de la ley de cajas que permitía a los presidentes tener salario 175.000. Hasta entonces sólo cobraban dietas y Sierra tampoco se estuvo -¿cómo se gastan 135.707 euros en dietas en un solo año, en 2005? -. Pero desde aquella reforma cobraba ambas cosas. El equipo del banquillo acusa al equipo anterior -un clásico infantil, la culpa siempre es de los otros-. Un equipo precedente, también responsable, que salió con el riñón forrado vía indemnizaciones: 10 millones de euros para Loza; 7,3 para el director financiero Lluís Gasull, y 1,3 para el responsable de riesgos. Hay más, mucho más: el rescate primero de promotores privados en operaciones y sociedades conjuntas y la adquisición continuada de activos tóxicos, la estafa de las preferentes (resuelta con una multeta de 3,1 millones de la CNMV) y el castillo de naipes ficticio del póker inmobiliario. Después vinieron los ERE y una caja nacida en 1926 se la quedó el BBVA a un precio irrisorio mientras la Generalitat se desentendía de recuperarla. Debería de escribir la anatomía entera de un crimen en forma de expolio. Mientras tanto, hemos vuelto a poner al zorro a vigilar las gallinas.

La pregunta -¿Cuántos indolencia estamos dispuestos a aceptar exactamente- durará años, tantos como dure tanta impunidad. Pero los proxenetas del derecho punitivo, la ley y el orden que tan puntualmente funciona contra los pobres y los disidentes, sólo les diría si saben qué son exactamente 12.000 millones de euros. Por lo menos, metáfora poco ignífuga, sería tanto como unos disturbios de los banqueros quemando 15.000.000 de contenedores. Y llegados hasta aquí, sólo queda invocar, una vez más, Sigmund Freud: no se pidan por qué la gente se rebela, sino por qué demonios no lo hacemos.

D

#1 Acojonante, gracias.
Y, ¿por qué no demonios no lo hacemos? Porque somos (nos han vuelto) gilipollas.

D

#2 qué hacemos? Pues tirar noticias como estas aunque el artículo sea muy bueno y solo porque el que lo firma es de las CUP.

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#5 Lo dicho: somos gilipollas

D

Leído me asalta una duda...
Él mismo deja claro que la mierda bancaria que ha pasado en España pasa en su región, que en Cataluña tienen aprovechados y corruptos como en el resto de España... y al final vuelve a pedir la independencia para arreglarlo ?
Cuando van a ver estos españoles bobos que el problema no es horizontal sino vertical ?

D

Dat sheeeeit...