Hace 9 años | Por Artagnan a eldiario.es
Publicado hace 9 años por Artagnan a eldiario.es

El prisionero de guerra no pertenece a nuestra tribu, es el otro y, por eso, durante siglos, lo hemos podido encerrar, torturar, esclavizar y matar, es decir, nuestra sociedad, “en nombre de los bajos costes, trata a los animales que comemos con una crueldad tan extrema que sería ilegal si se aplicara a un perro”. En suma, “es una guerra nueva y tiene un nombre: granjas industriales”. A partir de este planteamiento, cabe preguntarse: si el psicópata es aquel que carece de empatía, ¿no será eso lo que caracteriza el comportamiento humano respect

Comentarios

Artagnan

#3 Entiendo, pues el lugar de procedencia lógicamente condiciona las costumbres, el sistema creencias y valores e incluso la moral del individuo. Consecuentemente para alguien acostumbrado al hecho que nos atañe le resultará más fácil aceptarlo o incluso llevarlo a cabo.

Mister_Lala

No es falta de empatía, es simplemente que no pertenecen a nuestra monosfera.
¿Qué es la monosfera?

Hace 9 años | Por stygyan a eltraductorintrusista.es

Artagnan

#1 Conocía esa patología de la percepción que padecemos las personas, aunque no por ese nombre dado (monosfera), de cómo lo que le ocurre a un individuo cercano o no tan cercano puede causar la activación de nuestra empatía si algo malo le ocurre, mientras que por el contrario, cuando se habla de lo que le ocurre a un grupo muy grande de individuos tendemos a despersonalizarlos y considerarlos simplemente como a meros números. Exactamente lo que ocurre, volviendo a la naturaleza del articulo, con las granjas industriales.

Dicho sea esto ¿Cuántos de nosotros seríamos capaces de acuchillar y matar por nuestra propia cuenta a una vaca o a un cerdo por ejemplo, despellejarlos, descuartizarlos y luego comérnoslos? O incluso si viéramos a alguien hacerlo delante de nuestra propias narices ¿Acaso no nos parecería en la mayoría de casos terrible y desagradable? Resulta curioso que por otro lado no nos resulte incomodo ir al supermercado y comprar un “bistec” (Vocablo que despersonifica y en realidad no es más que un eufemismo), aunque este sea la parte del cuerpo de esa vaca o cerdo que no estaríamos dispuestos a matar y consecuentemente descuartizar por nuestra propia cuenta.

Concluyendo, además de la cuestión de la “monosfera”, yo le añadiría otro asunto de también destacada importancia, el conocido como “disonancia cognitiva”. En el caso particular que se trata en el artículo que nos encabeza, concretamente a este tipo de disonancia http://vegan.cl/carnismo-y-opresion/bloguistas/

Saludos

Mister_Lala

#2 Tu pregunta es interesante. Yo soy de pueblo, y prácticamente hasta que me fui a la universidad, ayudaba a mi madre a matar las gallinas y los conejos que criaba. No me parecía horrible ni nada parecido. Estaba acostumbrado a hacerlo.

Hoy en día, 20 años más tarde, si me regalan un gallo, un conejo o un pavo, pediría que me lo diesen muerto, porque yo no tendría estómago para matarlo (aunque sí para desplumarlo o quitarle las vísceras).